Después de sorprender a su paso por París Fashion Week y pasar unos días junto a su marido, el príncipe Harry, en Nueva York, Meghan Markle se encuentra estos días en Washington, donde ha protagonizado una ponencia en la cumbre Fortune Most Powerful Women. Para acudir a este exclusivo evento, que reúne a mujeres de alto impacto en el mundo empresarial y líderes en gobierno, filantropía, educación, deportes y arte, la duquesa de Sussex ha continuado haciendo gala de su elegante armario, en el que predominan los tonos neutros y los diseños sencillos.
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Meghan siempre ha sentido una especial predilección por la estética del lujo silencioso, es decir, una imagen discreta y refinada que pone el foco en la calidad, artesanía, materiales y cortes más que en el exhibicionismo de marcas o logos llamativos. Además, ha buscado continuamente acentuarla al apostar por prendas atemporales en colores totalmente neutros. Sin embargo, este minimalismo se ha ido acentuando hasta el punto de que en las últimas semanas no ha habido lugar para las tonalidades vitamina o los juegos de volúmenes que tanto ha lucido años atrás.
Una estrategia muy estudiada
Sus dos looks de Balenciaga en París nos dieron pistas de esta evolución en su vestidor, los de Nueva York la confirmaron y en Washington, como era de esperar, no ha querido romper con lo establecido. Ya sea porque busca ceder protagonismo a los actos a los que asiste (y evitar que la gente critique o comente en exceso su ropa) o porque realmente está en una etapa de su vida en la que le apetece explorar esta sobriedad, ha vuelto a apostar por un estilismo totalmente blanco.
Eso sí, aunque, a primera vista es una elección muy sencilla, si nos fijamos, cuenta con detalles llamativos. Lo que más destaca es su falda, un diseño midi de silueta lápiz en cuero que se asemeja a otros que tiene, pero que se trata de un modelo de estreno. Está firmado por la casa Brochu Walker y bautizado como The Esme Skirt, y se encuentra a la venta por 405 euros en su página web en siete colores. Llama la atención que Meghan se haya decantado por el blanco, puesto que este es un color poco habitual en modelos de piel, pero, gracias a ella, demuestra que este material también puede ser muy elegante.
La ha combinado con una sencilla blusa a tono y unos salones nude de puntera afilada, taconazo de aguja y doble pulsera al tobillo. Además, ha estrenado un anillo triple de oro blanco y diamantes de la joyería Guzema valorado en 3.550 dólares (unos 3.050 euros aproximadamente).
La falda que le falta a la Reina
Doña Letizia tiene varias faldas de cuero similares a la que lleva hoy Meghan, de hecho, ambas han lucido la misma de Hugo Boss en varias ocasiones. Desde el clásico negro hasta el coral, verde botella o granate, es una gran apasionada de este tipo de prendas, que muchas veces combina en looks monocolor como el de la Duquesa.