No hay uno sin dos cuando se trata de Jeff Bezos y Lauren Sánchez. Tres meses después de su fastuosa boda en Venecia —descrita por muchos como “el enlace del siglo”—, la pareja ha aterrizado en París para confirmar que su sincronía ya no es solo emocional, sino también estética. En plena Semana de la Moda, los recién casados se han convertido en el centro de todas las miradas al salir del hotel Ritz con looks perfectamente coordinados en gris: un juego de espejos que ha marcado su entrada oficial en el circuito fashion europeo.
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Lauren Sánchez, de la mano de su estilista Molly Dickson —la misma que viste a Sydney Sweeney o Ariana Greenblatt—, ha recuperado una joya de archivo: un traje de falda y chaqueta de la colección primavera 1995 de John Galliano, una de las piezas más raras del diseñador británico antes de su salto a Dior. El conjunto, rescatado de las profundidades del archivo de Resurrection Vintage en Los Ángeles, está compuesto por una chaqueta estructurada con cintura péplum, solapas flotantes y hombros marcados, combinada con una falda lápiz ajustada. Un look de líneas poderosas, perfectamente alineado con la silueta que Lauren Sánchez ha convertido en su firma: escotes arquitectónicos, curvas ceñidas y dramatismo.
El hallazgo del traje es casi tan interesante como el look en sí. Según contó la estilista en Instagram, fue una búsqueda minuciosa. Quería ofrecerle a Lauren algo “histórico pero con energía moderna”, y Resurrection Vintage —fundada en 1996 por Mark Haddawy y Katy Rodriguez— le abrió sus archivos personales para prestarle esta pieza. En su momento, el look fue presentado por Yasmeen Ghauri en pasarela, con un pequeño birrete de leopardo y cinturón fino del mismo estampado: una combinación de poder y teatralidad que anticipaba el genio escenográfico que Galliano desplegaría más tarde en Dior. Taylor Russell lució este traje en el Festival de Cine de Venecia de 2024 y Jennifer Lawrence un año antes en la presentación del documental Bread & Roses.
Lauren actualizó la propuesta con accesorios negros: salones de punta afilada, bolso Birkin de Hermès y gafas Balenciaga. Su peinado, obra de Rick Henry —miembro habitual de su equipo de belleza—, fue un moño pulido con mechones sueltos que suavizaban la fuerza del conjunto.
A su lado, Jeff Bezos se sumó al juego del “matching couple look” con un conjunto a tono: abrigo gris largo, jersey de punto fino y vaqueros del mismo color. Remató el look con sus inseparables zapatillas blancas, que ya son parte de su uniforme informal de multimillonario. No llevaba Galliano, pero su intención era clara: complementar, no competir. La pareja salió del Ritz tomada de la mano y avanzó entre fotógrafos como si hubieran ensayado cada paso.
Esta no es la primera vez que los Bezos coordinan su vestuario. Ya lo hicieron en Nueva York, durante la fiesta de lanzamiento de la revista 72, donde ella lució un slip dress de satén con blazer de cuero y él, un traje negro brillante a juego. Pero en París, su estilo compartido ha alcanzado una nueva dimensión: del exceso hollywoodiense pasaron a una sobriedad estudiada, con guiños al minimalismo noventero que Galliano reinterpretó en su etapa más experimental.
En una temporada marcada por el regreso del archivo y la moda vintage, Lauren se suma así a una tendencia que ha conquistado a estrellas como Hailey Bieber o Kendall Jenner, que también han recurrido a piezas históricas para sus apariciones en la capital francesa. París se ha convertido en un escaparate donde lo antiguo vuelve a ser símbolo de exclusividad, y Lauren Sánchez lo ha entendido a la perfección: nada comunica más estatus que llevar un Galliano que “nadie quería prestar”.
Horas más tarde, la empresaria cambió el gris por un abrigo-vestido de piel ajustado a la cintura con cinturón ancho y botas de cuero hasta el muslo, look con el que asistió al debut de Pierpaolo Piccioli al frente de Balenciaga. En la primera fila coincidió con Anne Hathaway y Meghan Markle, completando un fin de semana de apariciones que confirman su ascenso como nueva figura del ecosistema fashion.
La alianza con Molly Dickson parece marcar un nuevo rumbo para su estilo. La estilista, conocida por mezclar archivo con piezas de pasarela recién salidas del taller, ha logrado afinar la estética de Lauren Sánchez: trajes estructurados, vestidos con escote arquitectónico y una silueta que equilibra poder y sensualidad. La fórmula, de momento, funciona.