ADIÓS PROTOCOLO

De Grace Kelly a la reina Letizia: analizamos cómo ha evolucionado el armario 'royal' en cada generación


La estilista Noelia García Gallardo analiza los cambios que han vivido los armarios reales desde que fueran símbolo rígido de sobriedad y elegancia, hasta llegar a ser similares a los más aplaudidos del 'street style' y pasarelas


Paula MartínsColaborada de Moda y Estar Bien
24 de agosto de 2025 - 8:00 CEST

Durante gran parte del siglo XX, el vestidor de las mujeres de la realeza fue un territorio blindado por el protocolo. Cada prenda, cada accesorio, estaba pensado para transmitir jerarquía, discreción y solemnidad. Sin embargo, en las últimas décadas, ese corsé ha empezado a aflojarse. La moda real ha dejado de ser únicamente una cuestión de etiqueta para convertirse en una poderosa herramienta de comunicación: hoy las reinas y princesas se visten no solo para cumplir las normas, sino para conectar, seducir y proyectar un relato propio, en el que tradición y cercanía conviven con estudiada naturalidad.

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La estilista Noelia García Gallardo (@noelia.garciagallardo) distingue dos vertientes que conviven hoy a la hora de vestir siendo una royal: "Hay varios factores que han impulsado los cambios en la manera de vestir de las mujeres de la realeza. Por un lado, están los factores externos, es decir, la moda, la sociedad y los medios de comunicación.  Aquí juegan un papel fundamental los diseñadores, quienes influyen en sus decisiones. Más allá de estos, luego hay unos factores más bien internos que guardan relación con el protocolo”.

© © Getty Images

Hablar de estilo sin detenerse en uno de sus nombres más magnéticos sería casi imposible. Grace Kelly, princesa de Mónaco y mito absoluto del siglo XX, elevó el concepto de elegancia a la categoría de leyenda. Su estilo depurado y atemporal, marcado por tonos suaves, cortes impecables y la alta costura de los años 50, la convirtió en un referente global. Hollywood la había convertido en estrella, pero fue la realeza quien la transformó en símbolo. En una época dominada por la formalidad y las normas férreas, Grace Kelly supo utilizar la moda como una carta de presentación diplomática, encumbrando a los grandes diseñadores que la vestían y situando cada uno de sus looks en la historia del glamour.

Aunque cierto es que hay tendencias que están en alza hoy que Grace Kelly ya lució antaño, Noelia García Gallardo añade un dato clave sobre la relación entre moda y realeza: "La musa de Dior era Grace Kelly. O sea, era el estandarte para Dior”. Como comenta, la princesa encarnaba una era en la que el 90% del armario estaba dictado por el protocolo, y en la que la imagen impecable era sinónimo de estabilidad, previsibilidad y un respeto absoluto por las normas.

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Lady Di: la revolución que trascendió la moda

Si Grace Kelly fue el icono del clasicismo, Diana Spencer, princesa de Gales, encarnó abrió un nuevo camino de la vestimenta real. "Lady Di marcó un antes y un después en la moda a la par que en su vida. Hubo un antes antes de su divorcio y un después que se visualizó en su manera de vestir”, explica Noelia García. Y es que, en sus primeros años como consorte, Diana seguía el patrón marcado: "Colores pasteles, volantes, tejidos fluidos y suaves. Incluso, su corte de pelo era muy juvenil y eso de alguna manera la mantenía en una posición”, señala la diseñadora de vestuario. 

Tras el divorcio con el príncipe Carlos, su armario se democratizó y comenzó a lucir looks más relajados y cercanos. Como comenta Noelia García, fue en ese momento en el que comenzó a coronarse como "la primera gran royal influencer. Comenzó a optar por algo totalmente diferente, su moda fue más cercana, más actual, más accesible para todas. Por eso marcaba tendencia, porque todas podían copiar un estilo. Salía en revistas, y lo que llevaba podrían comprarlo o recrearlo las señoras de ese momento”.

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El punto culminante de esa transformación fue el célebre 'vestido de la venganza' de Christina Stambolian en 1994: "Cuando apareció con aquel diseño negro más corto de lo habitual, enseñando piel, exponiéndose al mundo recién divorciada y diciendo 'esta soy yo y esta voy a ser yo a partir de ahora’”. 

A partir de entonces, e igual que sucedió en esa ocasión, cada uno de sus looks parecía calculado para un propósito: "Desde cuando hacía visitas a países, ayudas a ONG's, hasta eventos super protocolarios. Aunque intentaban no contar con ella, en el fondo sabían que iba a ser un éxito rotundo para la casa real. A través de su imagen y gracias a la moda, Lady Di consiguió llegar a todo el mundo y a todas las mujeres”.

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El protocolo cede ante la moda

Este cambio no es un fenómeno aislado, sino el resultado de la evolución social y mediática. "Antes el protocolo regía el 90% del armario de las royals y había que seguir su dictado. Ahora es al contrario. Por ejemplo, hubo una ocasión en la que Rania de Jordania apareció en una boda de día con un vestido largo, un fenómeno que fue muy criticado, pero con el que ha conseguido cambiar la norma y finalmente coronarse como inspiración de invitada perfecta a una boda”. No solo eso, sino que la hachemita fue incluso un paso más allá, y acudió a otra ceremonia enfundada, también, en color negro. No es todo: asistió a la MET Gala en 2019, al igual que han hecho otras de generaciones más jóvenes en otras ediciones.

Teniendo en cuenta esta evolución, parece claro que hoy, las royals, pueden permitirse rupturas estratégicas: desde los vestidos cut-out que enseñan la cintura hasta estampados que antes parecía imposible imaginar en un vestuario real. Y, en un giro radical, repetir prendas —algo que antes era motivo de críticas— ahora, y sobre todo, desde que la conciencia verde comenzara a hacerse hueco como necesidad, se interpreta como un gesto positivo. Casi todas lo hacen: Kate Middleton, la princesa Eugenia, la reina Letizia o Máxima de Holanda son algunas de las que más titulares acaparan por ello. ¿El propósito? Más allá de responder a las necesidades que pide la sociedad, también "buscar cercanía, transmitir austeridad si estamos en un momento de crisis; factores que antes no sucedían”.

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El armario real ha pasado de seguir normas propias, a ser uno de los más admirados e inspiradores del momento. Si bien antes muchas podrían compartir ropa, lo cierto es que ahora "las royals ahora tienen un estilo muy definido, y al ver una foto de ellas de lejos ya puedes adivinar quiénes son", como señala la experta en moda. "Han hecho marca de su imagen y que sea una imagen mucho más creíble y mucho más cercana”, detalla. Una consecuencia que, sin duda, encuentra causa en las redes sociales, plataformas que han potenciado este efecto: "Consiguen que cuando lleven algo puesto se pueda vender en el mismo momento. Hacen virales todo lo que llevan. Crean imagen y marca”.

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El método Letizia: claves de un estilo real moderno y cercano

La reina Letizia, a ojos de la estilista, representa a la perfección esta transición de moda de los armarios reales. Para ella, la mujer del rey Felipe VI representa, a la perfección, cómo una royal puede mantener el equilibrio entre la solemnidad de su papel y esa cercanía hacia el público que se ha hecho más notoria con el paso de los años. Siguiendo esta estela, Noelia García enumera, una por una, las bases que llevan a la reina Letizia a ser una de las figuras más admiradas en moda, y que, además, evidencian a la perfección el camino que parece seguir el vestuario de las casas reales:

  • "El lenguaje corporal, la postura, la seguridad", comenta la estilista. "A la vez es cercana con gestos, en alguna ocasión se salta el protocolo, pero solamente lo hace cuando hay sentimientos, cuando hay alguna catástrofe, cuando sabe que tiene que romperlo; si no, es de la casa real la más protocolaria con diferencia”, afirma. La imagen, en este caso, no se construye solo con prendas, sino con presencia: “Si nos fijamos, es una persona que en su lenguaje corporal se aprecia muchísimo la seguridad que tiene y además lo ha ido ganando con el tiempo. No es la misma Letizia ahora que cuando empezó".
  • La repetición estratégica. "Repite prendas, peinados, zapatos, y joyas. Lo hace, sobre todo, cuando la fórmula le ha funcionado. Un hecho que demuestra que tanto ella como su estilista tienen perfectamente controlado lo que gusta y le sienta bien”, comenta.
  • Tejidos de calidad adaptados a su físico. "Suele huir mucho de los brillos y de telas muy pesadas y utiliza prendas naturales, tejidos con caídas, sedas, algodón y texturas muy fluidas. Ha aprendido qué es lo que le queda bien”.
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  • La paleta cromática. “Tiene muy claro cuáles son los colores que le funcionan, su colorimetría. Utiliza los colores más intensos cuando quiere mandar un mensaje o para eventos puntuales cuando necesita llamar la atención, pero suele utilizar colores neutros. El blanco, por ejemplo, es su gran aliado, pero en su fondo de armario también domina el negro y el beige. Además, conoce perfectamente qué color elegir según el mensaje que busca transmitir".
  • Estructura impecable. “Utiliza prendas limpias, claras, pantalones rectos, americanas... Se remanga siempre la blusa para estilizar su figura. Tiene una estructura que le favorece perfectamente. Ella sabe que es triángulo invertido y su estilista y ella creo que sacan su mejor partido. Esto se refleja en que también utiliza largos midi y vestidos lápiz".
  • Mix en los accesorios. "Lleva piezas importantes, relevantes, pero nunca accesorios enormes porque sabe que les quitaría protagonismo a ella, a lo que va a decir en un momento determinado, al mensaje que quiere dar. Entonces, los evita”, cuenta la experta.
  • Promoción de la moda nacional. "Consigue dar visibilidad no solamente a grandes diseñadores españoles que ya están asentados y que tienen una trayectoria importantísima en el mundo de la moda en España, sino que además nos sorprende puntualmente dando visibilidad a diseñadores pequeños, a marcas emergentes y sobre todo marcas españolas. Ella es una gran amante de Armani, o Felipe Varela. Sin embargo, también acude a muchos eventos con ropa y joyas más asumibles, como de Zara o Mango, así como también de otras pequeñas tiendas o diseñadores menos conocidos".
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Las 'nuevas royals': estilo propio y ruptura de moldes

Más allá de Letizia, Noelia García traza un diagnóstico general sobre la generación más joven de mujeres reales: "Han cambiado totalmente el estilo, no tienen apenas nada que ver con sus antecesoras. Aquí el protocolo en moda brilla por su ausencia. Ellas dictan el protocolo". Un hecho que queda claro tras verlas desfilar en pasarelas, acudir al front row de las Semanas de la Moda, sumar miles de seguidores (incluso no monárquicos) en redes sociales, protagonizar campañas de sectores como la gastronomía, o ser las modelos de campañas publicitarias de moda. De hecho, algunas, como Pauline Ducruet, atesoran su propia firma.

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Este nuevo modelo mezcla códigos diversos: "Mezclan pasarela con lujo clásico, con un lujo silencioso, con toques de calle, de lo que ven. Son estilos muy fashionistas, cada una tiene un estilo particular. Carlota Casiraghi, por ejemplo, es mucho más un estilo francés de los años 70. Olympia de Grecia sigue mucho las tendencias y remata sus looks con accesorios y complementos, así como también viste mucho con pantalones vaqueros y tejidos más fluidos". 

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Al observar el éxito de cada una de ellas en redes sociales (como sucede con Victoria Federica) queda claro que, haber nacido en un entorno digital, o próximo a él, les ha ayudado a abrir horizontes y no ser tan solo admiradas por su papel de royal, sino también a mostrar sus looks diarios y alzarse como auténticas consultoras de moda. 

Si una figura que se encuentra a medias entre la anterior generación y esta, que haya marcado nuevas pautas a la hora de vestir, según la estilista ella es la hija mayor de Carolina de Mónaco. "La que rompió los moldes y empezó fue Carlota Casiraghi. Ahora hay muchísimas que se atreven con aberturas, con faldas muy cortas, con el estilo urbano o con la ropa más actual. Así consiguen que tenga muchísima visión en la gente joven, y ser mucho más cercanas. Por supuesto, bajo un lujo importante, con un lujo silencioso que no podemos alcanzar el resto, pero sí hacen suyo las prendas de la calle. Y me parece espectacular porque lo hacen además con muchísimo estilo”.

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