Victoria de Suecia, que este año ha cumplido 48 años, vuelve al trabajo tras el verano y lo hace recordándonos que incluso las royals tienen que enfrentarse a días inesperados: lluvia torrencial, cambios de planes y la eterna búsqueda del equilibrio entre estilo y comodidad. Porque, aunque su agenda esté llena de compromisos, su capacidad de mantener la elegancia intacta sigue siendo un espectáculo por sí mismo.
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La monarca, 15 años después de su polémica boda, ha visitado Gamleby por la celebración del 750º aniversario de la ciudad, con un conjunto en tonos nude que ya ha llevado en otras ocasiones: chaqueta de manga corta con botones y cintdurón de Sandro, falda midi plisada y el bolso Pyramides Taupe de Susan Szatmáry. Todo un ejemplo de cómo el minimalismo real se encuentra en los detalles y en la armonía de la paleta cromática. Pero lo que realmente ha captado la atención de los observadores no ha sido la elegancia de su chaqueta ni la caída perfecta de la falda, sino un giro inesperado: Victoria ha comenzado el día con tacones de salón, pero pronto los ha cambiado por unas zapatillas blancas básicas.
Durante parte de la jornada, la intensa lluvia o quizá la búsqueda de comodidad ha hecho que Victoria de Suecia se cambie de zapatos. La elección de zapatillas recuerda a la tendencia que domina las calles de Estocolmo: los básicos reinventados como piezas de lujo. Victoria combina así la elegancia de la realeza con un guiño a la practicidad moderna, demostrando que incluso bajo la lluvia intensa, el estilo no se sacrifica.
El bolso Pyramides Taupe añade el contrapunto perfecto: estructura clásica y versatilidad absoluta, capaz de mantener el look pulido mientras acompaña la rutina diaria. La falda midi, con su movimiento etéreo, recuerda a las caídas de los vestidos de Dior de los años 50, pero adaptada al armario contemporáneo de una monarca que conoce el equilibrio entre protocolo y comodidad.
Curiosamente, repetir chaquetas y accesorios es un hábito que comparte con otras royals europeas, como Máxima de Holanda o Mary de Dinamarca, y que en Victoria adquiere un aire aún más elegante por su capacidad de combinar básicos de armario con piezas statement.
En definitiva, Victoria de Suecia ha regresado al trabajo con un look que no solo refleja su gusto refinado, sino también su capacidad para adaptar la moda real a la vida diaria: clásico, cómodo y sorprendentemente cercano. Un recordatorio de que la elegancia no necesita sacrificios innecesarios y que, a veces, cambiar los tacones por zapatillas puede ser la mayor declaración de estilo del día.