Hasta 2003, en el emirato de Catar la figura de la esposa del emir era prácticamente invisible. Pero todo cambió un 3 de julio, cuando se emitió una entrevista al emir Hamad bin Jalifa Al Thani. A su lado, en silencio, se sentaba Moza bint Nasser al-Missned: alta, impecablemente vestida, la segunda de sus tres esposas y, lo sabían ambos, el rostro que marcaría el inicio de una nueva era. Su sola aparición pública, inédita en el mundo árabe, fue un gesto de ruptura política y cultural.
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Licenciada en Sociología y dotada de un olfato político poco común, ha sido descrita como “la princesa Grace Kelluy del mundo árabe”, pero también como una estratega implacable. No es una reina de cuento, sino una mujer que combina diplomacia, cultura y moda como pocos líderes han sabido hacerlo. Amiga cercana de Stéphane Rolland y visitante anual de la Sha Wellness Clinic en Altea (donde llegó a instalarse con 42 baúles de Louis Vuitton y un séquito de 15 asistentes), Mozah entiende que la estética es una forma de política.
En su armario, la Alta Costura no es lujo por capricho, sino un lenguaje visual para situar a Catar en el mapa global. Y en ese lenguaje, sus joyas, turbantes coronados por diamantes y gargantillas de perlas perfectas, o sus broches de dimensiones diplomáticas, no son ornamento, sino declaración. Este lenguaje es común en la realeza, la reina Sofía posee una colección de joyas grandiosa.
Oro, coral y Alta Costura
La jequesa, impecable en joyas de coral y oro de David Webb y un vestido de Alta Costura de Valentino, durante la coronación del rey de los Países Bajos en Ámsterdam, abril de 2013. Esta es una de sus piezas más llamativas.
Flores de diamante para una corona invisible
En una lección de diplomacia joyera, Sheikha Moza se reunió con la reina Isabel II en el Castillo de Windsor luciendo un broche floral de Chatila en oro de 18 quilates, diamantes y rubíes, una pieza cuya delicadeza contrasta con su poder simbólico, capaz de transformar cualquier encuentro oficial en una pasarela.
Su colección predilecta
Entre sus colecciones predilectas figura la icónica Panthère de Cartier. Se dice que este nombre fue un guiño de la diseñadora Jeanne Toussaint, quien en 1933 asumió la dirección de Alta Joyería de la Maison por encargo de Louis Cartier, y que acabaría marcando toda una era estética. La jequesa llevó estos pendientes en París en 2008, reafirmando su afinidad por esta línea legendaria.
La mano de Fátima
En 2021, durante la ceremonia del Fashion Trust Arabia Prize en Doha, la jequesa Moza complementó su conjunto de Valentino con un singular collar de Cartier con la mano de Fátima. Más que un simple adorno, este amuleto encierra un profundo simbolismo ligado a la protección y la defensa frente a las adversidades.
Joyas 'discretas' y un traje de Chanel
Es experta en demostrar que incluso la joyería más discreta puede ser un manifiesto de estilo. Con pendientes de diamantes, oro, platino y rubíes de Buccellati, maestros milaneses de la orfebrería desde 1919, y un traje de Chanel, encarna la unión perfecta entre la tradición artesanal italiana y la elegancia francesa.
La serpiente de Cartier
En 2010, llevó en Londres una versión única del célebre collar Eternity de Cartier: una serpiente de platino diseñada para el 150 aniversario de la maison, originalmente con las dos mayores esmeraldas del mundo y casi 4.000 diamantes, modificada para ella con dos colosales diamantes blancos y una pureza monocromática que transformó la joya en un símbolo de poder.
Un festín de perlas
En la boda real marroquí de 2014, la jequesa lució Le Tavernier, uno de los collares más legendarios de Cartier: 56,07 quilates de diamantes y perlas, coronados por dos históricos diamantes Golconda, tan raros que hoy valdrían más de 10 millones de euros. Una joya única, dedicada al explorador Jean Baptiste Tavernier, que encierra siglos de historia y un valor incalculable.
Una rosa de diamantes
Los broches son joyas recurrentes en el joyero de la ex jequesa. En esta foto tomada en 2007 encontramos uno de sus favoritos: un broche en forma de rosa roja, de la casa de alta joyería Van Cleef & Arpel.