La reina Letizia con la tiara de Flor de Lis© GTRES

El joyero más valioso

Las 8 joyas de pasar: el legado silencioso que une a las reinas de España

Piezas que solo doña Letizia puede llevar hoy en día y que, posteriormente, pasarán a Leonor


Editora de Moda
8 de agosto de 2025 - 6:00 CEST

A diferencia de Holanda, Inglaterra, Dinamarca o Suecia, el estado español no dispone de las llamadas joyas de la corona, ya que todas ellas son propiedad privada de la Familia Real española. Sin embargo, sí existen las conocidas como 'joyas de pasar', piezas de enorme valor económico e histórico que tienen como titular al Jefe de la Casa Real, por decisión de la reina Victoria Eugenia, quien lo dispuso de tal forma en su testamento: "Desearía, si es posible, se adjudicasen a mi hijo Don Juan, rogando a éste que las transmita a mi nieto Don Juan Carlos. El resto de mis alhajas, que se repartan entre mis dos hijas". Este lote está compuesto por 8 joyas -una tiara, dos broches, tres collares, un set de pulseras, y unos pendientes- que la mujer de Alfonso XIII dejó específicamente señaladas y que llevan desde entonces pasando de reina en reina. Por lo tanto, actualmente pertenecen en usufructo a la reina Letizia y, el día de mañana, pasarán a Leonor. 

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La reina Letizia con la tiara de Flor de Lis© GTRES

Una diadema de brillantes con tres flores de lis

De entre todas las tiaras que le hemos visto lucir a la reina Letizia, esta es, probablemente, la más imponente, y una de sus preferidas, como lo fue de doña Sofía. Conocida como 'la buena', se trata de la única diadema incluida en el lote de pasar, y es obra de la casa madrileña Ansorena. Está confeccionada en platino con 450 diamantes y 10 perlas con charlenas que conforman tres flores de lis, símbolo de los Borbones, unidas por roleos y motivos vegetales. Fue el regalo de pedida de Alfonso XIII a Victoria Eugenia, quien la lució el día de su boda, aunque ha sufrido varias modificaciones desde entonces para adaptarse a las modas y gustos de su portadora, puesto que, inicialmente, contaba con una base más circular.

© Annie Leibovitz

El collar de chatones más grande

El rey Alfonso XIII le regaló a su mujer un collar rivière creciente con motivo de su enlace, un tipo de diseño muy popular a mediados del siglo XIX y que consistían en piezas a las que se les iban añadiendo gemas en celebraciones simbólicas, como cumpleaños o nacimientos. En el caso de Victoria Eugenia, llegó a ser tan largo que decidió dividirlo en dos, uno más largo y otro corto tipo gargantilla. 


© Getty Images

Un par de pendientes con un brillante grueso y brillantes alrededor

Además de dividir el collar en dos diferentes, apartó también dos de los chatones y pidió montarlos en platino y adornarlos con una orla de diamantes para hacer unos espectaculares pendientes que le encantan a la reina Letizia -de hecho, este par es, probablemente, lo que más se pone del lote de pasar-. En la imagen, tomada en 1923, posa con ellos y la anteriormente citada tiara de Flor de Lis.

© Getty Images

Dos pulseras iguales de brillantes 

Conocidas como las pulseras 'gemelas', se crearon para darle una segunda vida a una pequeña corona que Victoria Eugenia encontró algo pasada de moda. Son dos preciosos brazaletes que doña Letizia adora llevar tanto juntos como separados. Junto a los pendientes de chatones, son las joyas de pasar que más ha utilizado desde que es reina de España, y eso que, en su día a día, muy rara vez lleva pulseras.


© Getty Images

Cuatro hilos de perlas grandes

Se trata de un imponente collar de cuatro vueltas de perlas naturales grandes de altísima calidad, perfectamente calibradas, en tono blanco con excelente lustre. Está diseñado de manera escalonada para que caiga en forma de cascada sobre el escote. Como tal, no ha sido lucido ni por la reina Letizia ni por doña Sofía, algo que no sorprende, puesto que se trata de una creación muy llamativa y ostentosa, poco fiel a sus estilos.

© Getty Images

El collar ruso con treinta y siete perlas 

Hasta hace apenas unas semanas, la reina Letizia había lucido solo una vez -en octubre de 2018- este elegantísimo collar realizado a base de 37 perlas naturales, finas y de gran tamaño, una pieza que nunca pasa de moda. En esta segunda ocasión, lo combinó con un sencillo vestido negro de escote palabra de honor, emulando el glamour tradicional de los años 50. Su suegra, la reina Sofía, sí que lo llevó varias veces, especialmente en las décadas de los 70 y 80. Fue un regalo de Alfonso XII a María de las Mercedes y fue adquirido en San Petersburgo en 1877. Pesaba entonces 2.105 gramos y contaba con 41 perlas, cuatro más de las que tiene ahora, ya que la reina Victoria Eugenia prescindió de ellas.

© GTRES

Un broche de perlas

"Una pieza con perla grande gris pálido rodeada de brillantes y del cual cuelga una perla en forma de pera", así es como Victoria Eugenia describía esta joya, que cuenta con una perla de un tono gris valorada por su rareza, una montura en halo de brillantes que enmarca el núcleo de la pieza y otra perla colgante que, sin duda, acapara las miradas. Aunque no le gustan tanto los broches como a la reina Sofía, doña Letizia lo ha llevado en varias ocasiones, casi siempre en actos sobrios en los que se ha reunido con miembros de otras familias reales europeas.

© GTRES

Un broche de brillantes y la perla 'perdida'

"Un broche de brillantes del cual cuelga una perla en forma de pera llamada 'La Peregrina'" escribía la Reina. Esta perla natural de forma de pera es famosa por su tamaño, simetría, color y perfección, y, con 50,56 quilates de peso aproximado, se considera una de las más valiosas jamás encontradas. Fue hallada en el siglo XVI en aguas del Golfo de Panamá, Felipe II la adquirió y desde entonces se convirtió un símbolo de la monarquía española, siendo usada por varias consortes en retratos oficiales y ceremonias.Napoleón Bonaparte se la llevó a Francia durante la invasión (sin el broche), pero regresó a España con Isabel II y finalmente acabó en posesión de la Reina Victoria Eugenia, quien se la cedió a su hijo. Posteriormente, se vendió de forma privada, y, en los años 60, llegó a manos del actor Richard Burton, quien la compró para su adorada Elizabeth Taylor, que la montó en un collar barroco de rubíes y diamantes, como vemos en la imagen.

Tras la muerte de la actriz, se subastó por más de 11 millones de dólares, por lo que, aunque inicialmente formaba parte del lote de pasar, actualmente no es así. Lo mismo ocurre con el broche del que prendía, una joya en forma de lazo que, en lugar de estar en manos de la reina Letizia, pertenece ahora a Simoneta Gómez-Acebo, a quien se la regaló la condesa de Barcelona con motivo de su enlace. 

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