© GTres Sofia Palazuelo

El original joyero de Sofía Palazuelo que podrás imitar

La duquesa de Huéscar apuesta para sus looks más especiales por joyas artesanales y de autor

Destinada a ser duquesa de Alba el día de mañana, Sofía Palazuelo tendrá con toda seguridad a su disposición el magnífico joyero de la abuela de su marido, Fernando Fitz-James Stuart. La añorada Cayetana era dueña de una espléndida colección de joyas, algunas de ellas piezas únicas por su valor histórico (como las esmeraldas imperiales que pertenecieron a Eugenia de Montijo), y otras de alta joyería (el collar egipcio de Bvlgari, por ejemplo), que alternaba con bisutería y abalorios de estética hippie.

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Para su última noche en la ópera, la duquesa de Huescar escogió un original y voluminoso collar realizado con lana

Sin embargo, la duquesa de Huéscar no suele usar las joyas de familia. La aristócrata siempre destaca por sus atuendos únicos, elegantes y con sello propio, y para los acontecimientos especiales apuesta por elevar sus estilismos con accesorios que marcan la diferencia. Al igual que con los bolsos o los tocados, Sofía prefiere las joyas de autor, de factura artesanal y realizadas con materiales nada convencionales.

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Sofía Palazuelo, junto a Fernando Fitz-James Stuart, en la boda de su hermano Jaime y Micaela Rubini, donde llamó la atención su ‘choker’, una pieza artesanal de Jaoquín Blanco, realizada en silicona.

Su última y más sorprendente apuesta la vimos hace unos días, en el estreno de El Abrecartas en el Teatro Real. La duquesa completó su puesta en escena con un llamativo y voluminoso collar, realizado en lana retorcida, de color topo, de Victoria de Talhora. Desde su taller de Altea (Alicante), la diseñadora realiza mantas, chales, foulards y collares que se distinguen por su alta calidad y están confeccionados en lana, cashmere o seda.

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El collar color bronce que la aristócrata llevó en junio en el Teatro Real era también obra del artista de la silicona.

Entre las favoritas de Sofía Palazuelo, figuran también las joyas de Joaquín Blanco, el artista que elabora sorprendentes y favorecedoras piezas de silicona. En su taller, Blanco moldea collares, broches, anillos, pendientes y brazaletes con motivos vegetales o animales que fascinan no solo a aristócratas como a propia Sofía y Pilar González de Gregorio; también Antonio Banderas y Miguel Bosé han lucido en su solapa los vistosos broches de este madrileño que lleva más de tres décadas creando esculturas joya.

La duquesa de Huéscar ya ha impactado con dos de sus piezas más originales: el collar Les Feuilles, que representa una rama de hojas y frutas en color bronce, y llevó en junio del año pasado para un estreno en el Teatro Real, y el choker Helecho Aurora Boreal, con el que sorprendió en la boda de su hermano Jaime con Micaela Rubini, el pasado septiembre en Toledo.

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Arriba, en el bautizo de su hija Rosario. Sofía encargó unos pendientes al mismo diseñador vasco del que hace tres años ya había llevado también joyas en la Feria de Abril (a la izquierda). A la derecha, Sofía, con la pequeña Rosario en brazos, en la boda de Casilda Herrero de Solís-Beaumont, donde llevó una gargantilla de bronce y cuarzo de Jabier Bilbao.

Pero, sin duda, una de las alhajas más especiales del joyero de la nuera del duque de Alba son los pendientes que llevó en el bautizo de su hija, Rosario, en la primavera de 2021 en Sevilla. Largos, con diseño floral, baño de oro y una bolita de coral, son obra Jabier Bilbao, la firma en la que Sofía ya ha confiado en varias ocasiones. Hace tres años, en la Feria de Abril, la joven duquesa llevó también unos llamativos zarcillos procedentes de este taller. “Le gustaron tanto que me pidió unos similares, menos festivos y más sobrios. Son de la misma colección y están hechos a medida para ella”, señaló en declaraciones al diario El Correo, Javier Hernández, el fundador de la firma, sobre la joya que creó para el bautismo de la primogénita de los duques de Huéscar.

La tercera vez que Palazuelo confió en el diseñador vizcaíno fue la pasada Nochevieja. Ese día, asistió a la boda de Casilda Herrero de Solís-Beaumont, prima de su marido, con una gargantilla de bronce dorado con baño de oro de 24 quilates y cuarzos hialinos, que le había regalado por Navidad su buena amiga Blanca Barrera-Cuadra, que además es la madrina de la pequeña Rosario.


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