¿Recordaremos 2019 como el año en que Zara apostó (de verdad) por la diversidad?

La firma emblema del grupo Inditex ha contratado modelos de distintas tallas y etnias en sus últimos catálogos


Contar con modelos de distintas tallas, rasgos y etnias es una decisión casi obligada desde hace temporadas. No queda otra. Hacer la moda más real e inclusiva son las razones principales de que las firmas -tanto de lujo como del mass market- se sumen a esta gran (y necesaria) tendencia. O incluso nazcan a partir de ella, como sucedió con el sello de lencería de Rihanna, Savage x Fenty, cuyo desfile incluyó maniquís con las medidas habituales en pasarela (como Gigi Hadid), pero también modelos bajitas, curvilíneas o embarazadas. Cuando incluso Victoria's Secret ha tenido que dejar de ser la firma abanderada de las medidas ultraperfectas para por fin contratar a modelos curvy, está claro que el lema en la industria es 'adaptarse o morir'. Pero la confirmación de que este movimiento es tan real como global no podía llegar de otro lugar que no fuera Arteixo. Y es que Zara ha multiplicado la diversidad en sus últimos catálogos.

Durante años y al igual que otras muchas firmas de moda, Zara fue criticada por contratar modelos muy delgadas o sin curvas, un estilo que mantuvo a pesar del movimiento de las llamadas "mujeres reales", que, aunque defendía la variedad de tallas y la belleza en todas sus medidas, dejaba bastante de lado otro aspecto fundamental en esta denuncia: la variedad de rasgos físicos, edades, colores de piel y etnias. Pocas son, por ejemplo, las pelirrojas que han conseguido un contrato multimillonario -Alexina Graham sí ha roto la regla- o las chicas de raza negra que, al margen de Naomi Campbell, se coronaron como top models. La diversidad va mucho más allá de los centímetros de altura o los kilos de peso, y Zara actuó al respecto hace ya tiempo, incluyendo, por ejemplo, modelos asiáticas o de raza negra en sus catálogo, o contando con Carmen Kass para, a punto de cumplir los 40, protagonizar su lookbook de Primavera/verano 2018. También los tatuajes, cada vez más habituales, se colaron en sus imágenes.

Pero la firma gallega tenía una tarea pendiente: hacer su ropa accesible a las chicas con tallas fuera de la horquilla S-XL que generalmente delimitaba sus diseños. Y por eso, la pasada primavera, cambiaba el tallaje de ciertas prendas e incorporaba la XXL en otras, una medida natural dado que, según las encuestas, la 42 y la 44 son las medidas más habituales entre las europeas. Sin embargo, las maniquíes de Zara seguían vistiendo la S, con lo cual las posibles clientas de las tallas más grandes poca idea podían hacerse de cómo les sentaría. Hasta la llegada del verano, cuando por fin Zara decidió incorporar una modelo curvy en su catálogo. Ahora, de cara a otoño, vuelve a repetir estrategia, aunque, eso sí, la elegida solo presenta algunos diseños (vestidos midis o largos en su mayoría) en el lookbook de la tienda online y no aparece en las fotos oficiales de la campaña. ¿Por qué no una producción verdaderamente inclusiva como próximo paso?

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