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Vivimos en un mundo acelerado, en el que la palabra más repetida por todos es 'estrés'. La utilizamos tanto que, incluso, hemos llegado a banalizarla, puesto que el estrés mantenido en el tiempo es, frecuentemente, el caldo de cultivo para desarrollar enfermedades, a veces graves, en el futuro. 

Afortunadamente, surgen movimientos que nos animan a parar, a tomar consciencia, a reflexionar y a preguntarnos si no sería conveniente dar un paso atrás, ir más despacio, vivir mejor. Esta es la propuesta del 'downshifting', una invitación a desacelerar, huir del materialismo obsesivo y el consumismo, abrazar una filosofía minimalista, una iniciativa que no solo nos convierte en 'amantes' respetuosos de nosotros mismos, sino también del planeta. Los expertos del Mundopsicólogos nos ayudan a comprender en qué consiste y por qué es bueno que lo apliquemos en nuestras vidas. 

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¿Qué es el 'downshifting'?

Se trata de una propuesta que busca la simplicidad, huyendo del materialismo obsesivo y lo hace proponiendo ralentizar nuestro ritmo de vida, así como observar y reflexionar sobre los valores que imperan en la sociedad. 

"El materialismo ha traído consigo una serie de patologías que ejercen presión sobre el individuo a nivel psicofísico: ansiedad por poseer, ansiedad por ganar para gastar, ansiedad por aparecer, ansiedad por mostrar objetos considerados status symbol, ansiedad por las relaciones sociales", señalan desde Mundopsicólogos.

Todo ello y la obsesión por tener más que por ser trae consecuencias. "Exprimirse a uno mismo y al planeta hasta el límite, disolver la relación profunda entre el hombre y la naturaleza, alejarse de uno mismo y de los seres queridos, y acabar endeudándose y trabajando para pagar lo que ya hemos comprado, impulsados ​​por una cultura que induce necesidades irreales provoca una pérdida de valores". 

Downshifting propone dar un paso atrás y replantear cómo hemos construido nuestras vidas para volver a recuperar la esencia, liberados de todas las superestructuras impuestas por la sociedad.

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Respetar y amarte a ti, a los demás y la tierra que pisas, eso sí son valores

Parece trivial, pero es así. "Todas las cosas importantes y hermosas, aquellas que nos hacen sentir bien y que afectan a nuestro ser en profundidad, ciertamente no son el último modelo de smartphone o un par de zapatos, sino bienes mucho más grandes que no se pueden comprar", nos recuerdan los psicólogos. 

Lo cierto es que para todo esto no se necesita tener muchos ceros en nuestra cuenta bancaria, sino personas con las que compartir momentos especiales y la actitud de valorar aquello que sí es importante: dar paseos por el campo, oler las flores, observar el cielo, leer un buen libro, escuchar buena música, reírse con familiares y amigos... 

"El problema es que muchas veces se nos olvida, porque estamos perdidos en la persecución de esos bienes materiales en los que identificamos erróneamente la clave de nuestro bienestar y nuestra felicidad. Huyamos de la acumulación de bienes innecesarios y centrémonos en el mundo, en los seres queridos y en las relaciones", sugieren desde este movimiento. 

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Replantea tu relación con el dinero 

El dinero es fundamental para vivir bien, para tener una base de seguridad en caso de necesidad. No hay nada malo en ser un ahorrador y querer reservar un fondo para nosotros o nuestra familia. Nuestra sociedad se basa en la compraventa de bienes y servicios, y el dinero es el hilo conductor que rige estos intercambios. En consecuencia, es importante, como parte de esta sociedad, tener dinero para comprar.

Esto no significa ser tacaño, sino simplemente respetar el dinero y no derrochar para fomentar un sistema materialista basado en el consumismo. Aprendamos a reflexionar antes de realizar una compra, a pensar si realmente es necesario o si es una necesidad inducida. Aprendamos a vivir con lo que ganamos, como afirma Tracy Smith en el Manifiesto del downshifting.

Bastará con eliminar las compras compulsivas y el derroche de energía para darnos cuenta de que tenemos más dinero del que imaginamos y, al mismo tiempo, ser los autores de un acto de amor hacia nosotros mismos y el medio ambiente.

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El tiempo es el bien más preciado, no dejes que se escape 

Pongamos el bien más preciado en el centro y recordemos su inmenso valor. El tiempo es un concepto que ha jugado un papel fundamental desde los albores de la historia del pensamiento.

San Agustín dijo: "¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta lo sé, pero si trato de explicárselo a quien me lo pregunta no lo sé". Y llega a la conclusión de que el tiempo no existe, es solo una dimensión del alma. "Si, pues, el presente, para ser tiempo es necesario que pase a ser pretérito, ¿cómo deciros que existe éste, cuya causa o razón de ser está en dejar de ser, de tal modo que no podemos decir con verdad que existe el tiempo sino en cuanto tiende a no ser?".

Este concepto fue retomado por Heidegger, quien se opone al tiempo medible de la ciencia, cronos, un tiempo objetivo y cuantitativo, medible y calculable, tiempo de reloj, cíclico.

El filósofo alemán aprecia la visión agustiniana precisamente porque devuelve el tiempo a una dimensión subjetiva, personal, al sentimiento del individuo, y da un paso adelante. Para él, el tiempo es el tiempo de la existencia, es lo que los griegos llamaban kairos. Un tiempo cualitativo, el momento adecuado para actuar y decidir.

Y es precisamente esta concepción del tiempo lineal, conformada por momentos diferentes entre sí, la que debemos recuperar para encontrar la armonía con el mundo y con nosotros mismos.

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Cómo hacer 'downshifting' y por qué

Cambiar a un estilo de vida minimalista trae muchos beneficios, tanto para el sujeto como para el medio ambiente. Veamos algunos consejos para pasar de la teoría a la práctica y los beneficios relacionados:

  1. Ir a pie o en bicicleta. Se ahorra gasolina y no se contamina.

  2. Utilizar el agua y la energía con cuidado. Se reducen los costes, tanto económicos como medioambientales, y no se contamina.

  3. Evitar el formato desechable si no es necesario. Para ahorrar dinero y evitar producir residuos innecesarios.

  4. Comprar productos a punto de caducar y planificar las compras. Evitamos desperdiciar y tirar alimentos y optimizamos los costes.

  5. Viajar fuera de temporada. Hay menos gente, es más barato y se produce menos estrés para el medio ambiente. Hay lugares donde se crea un hacinamiento que ejerce presión sobre el medio ambiente y no es saludable ni siquiera para el individuo que debería descansar y relajarse.

  6. El trabajo no lo es todo. Preferir un trabajo que nos permita dedicar tiempo a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Porque no hay razón para trabajar más de lo necesario. Encontrar el equilibrio adecuado entre el tiempo para trabajar y el tiempo para uno mismo es fundamental para lograr armonía y libertad.

  7. Reducir la dependencia de las tecnologías. Al mismo tiempo, se reduce la contaminación tecnológica y el estrés para el individuo.

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