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Hay trastornos que implican comportamientos, sin duda, llamativos. Y uno de ellos es la tricofagia, también conocida como Síndrome de Rapunzel, un comportamiento compulsivo que lleva a quien lo padece a comerse su propio pelo. “Esta problemática tiene una alta comorbilidad con la tricotilomanía, comportamiento compulsivo que lleva a manipular el pelo estirándolo, retorciéndolo e incluso arrancándolo, con la consecuencia pérdida del mismo, ocasionando una apariencia desigual en cuanto a la densidad del cabello. Puede ser pelo de todas partes. Estudios sobre tricotilomanía indican que un porcentaje de casos acaba desarrollando tricofagia”, nos comenta Maribel del Río, de Gabinetes de Psicología PsicoAbreu y miembro de TopDoctors.

 

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¿Cuáles son sus causas?

Una de las preguntas que nos hacemos es qué es lo que lleva a una persona a ingerir su propio pelo. Y la experta apunta a que las causas pueden ser varias. “No obstante, las personas que la padecen suelen presentar problemas de ansiedad, depresión y/o baja autoestima. Esta problemática se caracteriza por un desorden obsesivo compulsivo en que pueden influir factores alimenticios, conductuales, físicos y psicológicos. Además de estas causas, las personas con esta problemática pueden haber sido víctimas de negligencia infantil o pueden tener trastornos intelectuales como, por ejemplo, autismo”, nos comenta.

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Señales de alarma

¿Cómo podemos detectar que alguien padece este problema? Hay señales que nos ayudan en este objetivo, como nos detalla la especialista, que nos las resume:

-La tricofagia puede detectarse percibiendo zonas del cuero cabelludo con escasez de pelo o una apariencia desigual.

-También incluso observando directamente la conducta de la persona, comiéndose su propio pelo.

-Otras conductas indicativas de esta problemática pueden ser tirar o retorcer el pelo con los dedos, sentimiento de alivio o placer cuando realiza la acción, así como sensación de tensión antes de la conducta.

-Episodios de ansiedad o depresión.

-Síntomas de baja autoestima o presentación de otros comportamientos autolesivos.

 

La psicóloga añade que la tricofagia afecta entre el 0,6% y el 1,6% de la población total. “La prevalencia en mujeres es mayor, presentándose frecuentemente en mujeres menores 30 años, con una relación de 4 a 1 respecto a los hombres”, afirma.

 

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¿Posibles consecuencias para la salud?

No hay que perder de vista que es un problema que puede, además, tener consecuencias para nuestra salud. “Si no se interviene en esta problemática puede tener consecuencias graves. El pelo que se ingiere no puede ser digerido por el tracto gastrointestinal, lo que hace que se empiece a acumular en el intestino, formándose bolas de pelo, llamadas tricobezoar. Dichas bolas de pelo pueden obstruir las paredes intestinales, lo que a la vez podría generar dolor de barriga, diarrea, estreñimiento, vómitos, pérdida de apetito, disminución de peso, tensión abdominal, sangrado o perforación intestinal, entre otros”, matiza la especialista, que añade que, a largo plazo, las personas con tricofagia pueden sufrir debilitamiento del pelo e irritaciones en el cuero cabelludo por el constante desgarro del cabello. “Esto puede generar más ansiedad y a la vez, aumentar su conducta”, nos dice.

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¿Cuál es el tratamiento para este problema, tiene solución?

En opinión de Maribel del Río, para tratar la tricotilomanía y la tricofagia se puede emplear la Terapia Cognitivo Conductual con exposición y prevención de respuesta. “Esta terapia tiene el objetivo de identificar y modificar ciertas creencias distorsionadas, gestionar el malestar que se presenta y dotar de técnicas y herramientas para controlar el impulso y modificar la conducta.

En el caso de que la tricofagia sea un comportamiento generado para la gestión emocional de algún trauma, también pueden utilizarse otros tipos de terapias psicológicas como la Terapia EMDR cuyo objetivo es profundizar en el problema hasta solucionar el motivo que lo originó”, concluye.

 

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