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Hay personas con las que tienes más afinidad. Con ellas compartes gustos, opiniones, maneras de vivir. Es lo que algunos expertos, como es el caso de la doctora Marisa Navarro, han dado en llamar 'tribus emocionales', a las que pertenecemos y con las que, sobre todo, hablamos el mismo lenguaje emocional. Hay que tener en cuenta que nuestra predisposición a formar parte de una u otra, viene marcada por cuestiones genéticas y por las vivencias que experimentamos. Así lo asegura la experta que apunta que lo habitual es que los lenguajes emocionales de las distintas tribus sean diferentes, lo que, sin duda, no facilita que se comprendan o entiendan entre sí, por más que se intente. “Por ello a la hora de relacionarnos íntimamente con otras personas de diferente tribu, lo normal es que uno de ellos imponga su lenguaje, y que el otro desee e intente hablarlo, en pro de la relación, haciendo un gran esfuerzo que finalmente acabará en sufrimiento”, advierte.

 

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¿Conviene buscar siempre a los de ‘nuestra tribu’?

Si buscamos una zona de confort, no es extraño que tratemos de rodearnos de personas con las que tenemos más afinidad, lo que significa buscar a los de 'nuestra tribu, e intentar, en la medida de lo posible crear relaciones de intimidad mayoritariamente con ellos. Pero esto no siempre es posible. El mundo es variopinto, hay personas de todo tipo, y afortunadamente, todos somos diferentes. “A pesar de que lo intentemos, vamos a tener que relacionarnos con miembros de tribus diferentes. Muchas veces estos pertenecen a nuestra misma familia, padres, hermanos, hijos, son nuestra pareja, amigos, compañeros de trabajo...”, apunta. Toca trabajar en ello y hacer todo lo que esté en nuestra mano para tener la mejor relación posible y así tratar de evitar conflictos. Y para conseguirlo, la terapeuta nos da algunos consejos útiles.

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No trates de que nadie cambie de tribu

En su opinión, las personas que pertenecen a una tribu emocional suelen seguir fieles a ella durante toda la vida. Por eso, no es buena idea intentar cambiar a nadie. “No intentes que hablen tu lenguaje emocional y respeta el lenguaje que ellos hablan. Tienes que tomar conciencia de que están en la misma situación que tú, no te entienden. Una frase que nos podemos decir y que nos ayuda mucho sería: ‘No pertenece a mi tribu’. Decirnos esto, nos relaja respecto a entender a otras personas, e igualmente nos calma cuando no nos comprenden a nosotros”, afirma.

 

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Huye del conflicto

Por eso, es importante intentar no entrar en peleas, discusiones o conflictos. Enfadarnos con los demás porque no tienen las mismas reacciones que tendríamos nosotros ante una situación no deja de ser un punto infantil de nuestra personalidad. Es importante aceptar el desacuerdo, así como aprender de él, lo que nos hace más empáticos. “El conocimiento de lo diferente requiere un esfuerzo por nuestra parte, y siempre tendemos a la comodidad. Pero cuando nos atrevemos a entender otros puntos de vista, siempre mejoran nuestras relaciones y nuestro universo en general, aunque no lleguemos a pensar, sentir y actuar como ellos”, nos detalla la terapeuta.  

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Es importante aceptar a las personas como son

Volvemos a insistir en la que es la base: el respeto es la clave de cualquier relación. La experta indica que, en general, solemos mirar todo desde nuestro punto de vista, y siempre pensamos que nuestra forma de hacer las cosas, pensar o sentir es la correcta o la mejor. Error. “Así suelen pensar los de nuestra tribu, pero no los de otras tribus, que sienten y hacen otras cosas, y también creen que esa es la forma adecuada de hacerlas. Ahí surgen los conflictos”, añade.

 

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La imprtancia de buscar el entendimiento

Da igual si es en el entorno laboral, familiar, de pareja… Tenemos que hacer lo posible por entendernos con los que no son emocionalmente como nosotros, si necesariamente tenemos que relacionarnos con ellos. Sí, ya sabemos que no compartes sus pensamientos, sentimientos y acciones, pero es fundamental, siempre que estén dentro de las normas sociales, la aceptación y el respeto. “En algunos casos y si tú lo eliges así, esas diferencias emocionales pueden hacerte ver las situaciones desde otras perspectivas, y enriquecerte en muchos sentidos” afirma.

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¿Y qué pasa en los vínculos más íntimos?

En general, para la terapeuta Marisa Navarro, lo más importante es tratar de elegir siempre para tus relaciones más íntimas a personas de tu misma tribu. Cuando hablamos de la familia, por ejemplo, tener una buena relación los miembros que la componen nos sienta bien en general a la mayoría. Y es que son normalmente lo que podríamos llamar nuestro ‘núcleo duro’, pilares de nuestro equilibrio emocional, independientemente de que pertenezcamos a 'tribus' diferentes. A lo largo de la historia, los lazos familiares han demostrado ser básicos para los seres humanos y alejarse de ellos es algo que a nadie a la larga puede sentarle bien, siempre y cuando no hablemos de daños graves de otro de tipo. Ahora bien, si te encuentras con hermanos, tíos, padres, que no hablan tu lenguaje emocional, has de ser inteligente, y procurar, siguiendo la recomendación de la experta, no tratar temas que os separen. Y ten presente que no puedes esperar que comprendan tu idioma.

 

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¿Y en la pareja?

No siempre se encuentra a nuestra media naranja de forma sencilla. No son pocas las veces en las que no elegimos bien a nuestro compañero de vida. Por ello, la doctora Marisa Navarro comenta que tenemos que ser observadores y estar atentos, en la medida de lo posible, a la presencia de signos o señales que nos pueden dar alguna pista de que esa persona no encaja con nuestra forma de pensar, de sentir o de actuar. “Observar que incumple su palabra contigo, o no te respeta, o humilla en algún sentido, no te reconoce o valora, o habla mal de otras personas, te trata mal a ti o a algún miembro de su familia, deben ser señales que enciendan tu alarma interior. Pero puede haber otros signos que no te parezcan tan importantes y si lo son, como observar que es una persona fría, que no expresa sus sentimientos, poco cariñoso y atento, nada generoso o muy controlador”, indica. Llegados a ese punto, conviene echar el freno antes de implicarnos más emocionalmente.  “Puedes tener relaciones de intimidad gratificantes con personas muy diferentes a ti, culturalmente distintas, socialmente, económicamente, con estilos de vida bien dispares. Pero prácticamente siempre sufrirás en una relación íntima con personas de otra tribu emocional. Básicamente sus valores son otros, y no coincidir en valores, agrieta desde el principio una relación afectiva, por mucho respeto y aceptación que uno le quiera poner”, afirma.

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No te cierres

La doctora insiste, eso sí, en que esto no quiere decir que solo podamos relacionarnos con gente similar a nosotros. “Eso no quiere decir que no compartamos, seamos amigos, o nos relacionemos con los de 'tribus emocionales' diferentes. Aprender de las diferencias es de las cosas que más nos enriquecen y nos hacen crecer. Pero cuando hablamos de intimidad, del día a día, de elegir una pareja, o una amistad muy cercana con la que vamos a compartir muchas cosas, pertenecer a la misma 'tribu emocional', saber que vamos a defender los mismos valores en la relación del uno con el otro, es algo casi absolutamente fundamental”, concluye.

 

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