El desodorante convencional (a base de óxido de zinc) se creó en 1888, pero ya antes se utilizaban aceites perfumandos, inciensos y baños de hierbas para enmascarar los olores. El concepto ha ido evolucionando con el paso del tiempo y hoy este cosmético es un básico en nuestra rutina de cuidado diaria.
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En la primera década del siglo XX se lanzó el primer antitranspirante que contenía sales de aluminio para bloquear las glándulas y, aunque efectivo contra la sudoración, generaba irritaciones y despertaba controversias médicas. Ya en los 60, surgió el desodorante en formato aerosol, que fue una auténtica revolución.
Más tarde, se cuestionó el impacto ambiental de los gases de efecto invernadero (CFC’s); y, ahora, investigaciones recientes sobre disruptores endocrinos y sus posibles efectos en la formación de células tumorales han puesto en entredicho algunas fórmula. A medida que la información fluye, los consumidores se vuelven más críticos. Empieza a aflorar una realidad incómoda: muchos de los productos que utilizamos para "protegernos" del mal olor están diseñados más para enmascarar que para solucionar, y en el camino pueden alterar el equilibrio natural de la piel.
Desodorante, antitranspirante y antiodorante
Para elegir correctamente lo que tienes que conocer 100% es la diferencia que existe entre los desodorantes y los antitranspirantes. También saber qué es un antiodorante.
- El desodorante: actúa sobre el olor, normalmente con perfumes o agentes antimicrobianos que reducen las bacterias que lo provocan.
- El antitranspirante: bloquea la transpiración mediante sales de aluminio u otros compuestos que cierran temporalmente los conductos sudoríparos, reduciendo la humedad que necesitan las bacterias para proliferar.
El problema es que ambas soluciones, aunque efectivas a corto plazo, pueden tener efectos secundarios: irritación, sequedad y desequilibrio del microbioma, por ejemplo. Y aunque no todos los ingredientes son peligrosos, el debate sobre el uso continuado de ciertas sustancias (como el aluminio) está más vivo que nunca. Aquí es donde los antiodorantes marcan la diferencia.
¿Qué es un antiodorante?
A diferencia de los desodorantes y antitranspirantes, trabajan directamente sobre la causa del mal olor sin impedir que la piel transpire. Regulan la microbiota axilar para evitar que las bacterias responsables (principalmente Corynebacterium y Staphylococcus hominis) se reproduzcan en exceso, respetando así el proceso natural de sudoración y manteniendo la piel en equilibrio.
En otras palabras: resuelven el problema desde la raíz, sin enmascarar ni bloquear funciones fisiológicas naturales del cuerpo. Así los antiodorantes representan un cambio de paradigma: no camuflan ni bloquean, sino que regulan las bacterias responsables del mal olor respetando el equilibrio natural de la piel.
Como indican los expertos de Ringana,"los desodorantes no eliminan el olor corporal". Por regla general, el sudor en sí no tiene olor. "El olor desagradable que notamos solo se produce cuando entra en contacto con bacterias", nos cuentan. "Por eso, lo que hay que impedir es que aparezca ese olor durante un tiempo determinado", recalcan. Algunos productos respetuosos que te pueden ayudar son:
El FRESH Deodorant, de Ringana
Es una emulsión de agua en aceite de color blanco crema altamente eficaz con incienso, aceites esenciales y sílice. Protege de estos olores indeseados y favorece la función natural de la piel de regulación del sudor, todo ello sin las peligrosas sales de aluminio. Precio: 26,90 euros.
El antiodorante, de Noodor
Es un producto en crema con una eficacia probada de más de 48 horas que utiliza un ingrediente natural con certificación COSMOS. Contiene tan solo 10 ingredientes aptos para todas las pieles. Inhibe las bacterias que provocan el mal olor, eliminándolo a la vez que protege la zona de irritaciones. Además, actúa sobre la causa del mal olor neutralizándolo, sin frenar el proceso natural y necesario de sudoración. Puede usarlo toda la familia y no contiene perfume. Precio: 14,30 euros.
El desodorante en aerosol orgánico, de Eo
Es uno de los más demandados actualmente en Estados Unidos. Ofrece una manera eficaz y suave de combatir las bacterias que causan el mal olor. No lleva alcohol ni aluminio. Es suave con tu piel, libre de químicos agresivos.
Tiene función desodorizante y antibacteriana: combate las bacterias que causan el mal olor, dejándote con una sensación de frescura inmediata. Además, tiene aroma calmante a lavanda y no lleva in parabenos, ni ftalatos ni fragancias artificiales. Es apto para todo tipo de piel, incluyendo piel sensible. Está disponible en España a través de Fruugo. Precio: 14,95 euros.
