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Las fiestas navideñas ya han llegado a su fin y ahora es el momento de volver a la rutina. Para hacerlo de la mejor manera posible, necesitamos que nuestra casa vuelva a ser ese refugio acogedor en el que somos felices. Y para eso es importante recuperar la limpieza y el orden.

La cocina es uno de los espacios que más sufren en Navidad por lo que debemos invertir un tiempo en devolverla a su estado original prenavideño.

 

La cocina, zona cero

Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo, el día de Reyes… En la época navideña las fiestas se suceden y todas ellas llevan consigo comidas y cenas de celebración, reuniones familiares en torno a la mesa y mucho tiempo invertido a los fogones.

Eso, además de en reuniones entrañables y muy especiales, se traduce en una cocina trabajando a pleno rendimiento. Hemos cocinado mucho estos días y ahora ese espacio, uno de los más importantes de la casa, refleja las consecuencias: suciedad y desorden.

Es el momento de poner en marcha un protocolo de limpieza en profundidad para devolver la cocina a su estado original. Descubre cómo hacerlo de la manera más fácil.

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¿Los más afectados? Los electrodomésticos

Puede que entres en la cocina y te horrorice lo que ves. Las fiestas navideñas han supuesto un tsunami que tiene sus consecuencias en forma de grasa incrustada, manchas y mucho desorden. Pero, sin duda, los elementos más afectados son los electrodomésticos y, en especial, los que llevan el peso en la preparación de los menús festivos: la vitrocerámica y el horno.

Para limpiar la placa de cocción vitrocerámica a fondo puedes limpiar los restos con el producto específico habitual. Si hay manchas que persisten aplica una pasta de bicarbonato y vinagre, deja que actúe unos 10 minutos y rasca con la rasqueta, aclarando después con una bayeta.

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El horno, el gran protagonista

Es el electrodoméstico estrella a la hora de preparar las comidas y cenas navideñas, quizá porque las preparaciones que solemos incluir en los menús festivos suelen cocinarse en el horno. Sea como sea suele llegar a enero en condiciones más que dudosas de limpieza, por lo que necesita un buen repaso.

Si tienes la suerte de contar con un horno con pirólisis, ahora es el momento de programar esta función. Con este programa de limpieza, el horno alcanza una alta temperatura capaz de carbonizar la suciedad y los restos de grasa que después se recogen muy fácilmente, ya convertidos en cenizas.

Si tu horno no incluye pirólisis entre sus funciones, puedes limpiarlo aplicando una mezcla de bicarbonato, agua y vinagre a las paredes. Deja que actúe durante toda la noche y aclara después con una bayeta.

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Limpiar la campana extractora

No solamente la vitrocerámica y el horno sufren las consecuencias de cocinar mucho en Navidad. También se llenan de grasa las superficies de la cocina y otros elementos como la campana extractora.

Esta última, por ejemplo, necesitará una limpieza en profundidad ahora que han pasado las fiestas. Para dejarla perfecta, comienza limpiando el interior, retirando previamente los filtros. Pulveriza el interior de la campana con un producto antigrasa, deja actuar y retira con una bayeta.

Después limpia la parte exterior con agua caliente y jabón. Para limpiar los filtros, lo mejor es meterlos en el lavavajillas, pero si el fabricante de tu campana no lo recomienda, déjalos a remojo en agua con jabón antes de limpiarlos con un estropajo que no los dañe.

Un consejo: puedes hacer tú mismo un producto antigrasa casero que funcionará de maravilla para limpiar la campana. Solo tienes que mezclar agua y amoniaco y añadir un poco de jabón lavavajillas.

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Un repaso a la nevera

La hemos tenido a rebosar, trabajado a tope durante estos días. Ha guardado y conservado alimentos para los diferentes menús y después ha almacenado las sobras hasta que hemos podido darles salida. Y todo ello conlleva de forma inevitable manchas, suciedad y derrames varios.

Ahora es el momento de devolver a tu nevera un poco de amor. Comienza por vaciarla y extraer todos los elementos: baldas, cajones, soportes, etc. Friégalos con agua jabonosa. Después repasa el interior con una bayeta y limpia las gomas de la puerta. ¿Notas todavía algún olor desagradable? Si es así pulveriza con vinagre diluido en agua. Vuelve a colocar los elementos que has sacado y los alimentos, revisándolos para tirar los que estén caducados.

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Las superficies de acero inoxidable

A estas alturas las puertas de la nevera, si son de acero inoxidable, estarán llenas de marcas y huellas de dedos, y lo mismo sucederá con otros elementos de este material. Es muy decorativo pero evidencia claramente la suciedad y las manchas.

Puedes usar para limpiarlo un producto específico para acero inoxidable, o puedes emplear un remedio casero que es muy efectivo: frota la superficie con una mezcla de aceite de oliva y zumo de limón. ¡Quedarán brillantes! El aceite sirve, además, para disimular rayones y arañazos en el acero inoxidable.

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La limpieza de las paredes

Las superficies de azulejos son las más habituales en las paredes de la cocina, precisamente porque se limpian más fácilmente que otros revestimientos como la pintura, por ejemplo.

Para eliminar la grasa adherida a los azulejos comienza por pulverizar una solución de agua, jabón y amoniaco y frota con energía, aclarando después con una bayeta y secando con un paño limpio. Ve trabajando por secciones para facilitar la tarea.

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No te olvides de los muebles

La grasa que se produce al cocinar no respeta ni muebles ni armarios, por lo que será necesario limpiarlos también. Comienza por el interior, después de vaciarlos completamente, con agua y jabón si están lacados, y añadiendo amoniaco si son de melamina. Puedes sustituir el amoniaco por vinagre de limpieza y conseguirás resultados igualmente buenos.

Un consejo: seca muy bien los armarios después de limpiarlos, especialmente la zona de las bisagras.

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Las lámparas, perfectas

Ya se trate de focos empotrados o de modelos colgantes, las lámparas de la cocina se ensucian bastante de grasa y polvo que queda pegado en ellas. Además, no son elementos que se limpien a diario, por lo que necesitarán un repaso a fondo.

Usa un producto desengrasante o una mezcla de agua y amoniaco al 50%. Recuerda que la bayeta ha de estar muy bien escurrida para que no moje las lámparas y seca totalmente después.

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