1/10 © Sube Interiorismo

Un murete de obra en el baño marca los ambientes o las zonas. Por eso se dice que zonifican el baño. Con este objetivo se usan en baños medianos y grandes. En los pequeños, aunque también, tienen además el "poder" de conceder privacidad a algunas zonas, ya sea la del inodoro o la de la ducha.

 

Murete a media altura

El murete en el baño puede ser a media altura, que no llega al techo; o hasta arriba, recorriendo toda la distancia entre suelo y techo. Se puede dejar como murete a media altura libre o completar encima con algún elemento (mampara o fijo de cristal, alistonado de madera, estantería a medida…). En este baño proyectado por el estudio Sube Interiorismo se ha jugado con la simetría con un murete a media altura que separa la zona de los lavabos enfrentados del espacio del inodoro en un lado y de la ducha, en el contrario. Sobre el murete del inodoro, también un fijo de cristal.

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2/10 © Pia Capdevila Interiorismo

Murete en vertical para separar lavabo, inodoro y ducha

Este es un ejemplo de baño con murete en vertical, diseñado de suelo a techo. Con él se enmarca el inodoro, que queda más privado en el baño, separado de ducha (al fondo) y lavabo. Es una manera de delimitar sin cerrar en cabina. Con esta solución, desde la puerta, no se ve el inodoro, igual que sucede desde el interior de la ducha, mientras se usa. También con esta distribución, la persona que usa la ducha, aunque cuenta con una mampara de cristal, no queda expuesta a la vista si se encuentra debajo del rociador. Es un baño diseñado por Pia Capdevila Interiorismo.

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3/10 © Raquel González Interiorismo

Muretes de poca altura para delimitar la ducha

La interiorista Raquel González también diseña en este baño dos muretes a media altura. Con ellos cierra o delimita la zona de la ducha y separa ducha de bañera. Sobre ellos se instalan paneles fijos de cristal. Con esta solución, en el caso de la ducha, se puede apoyar el mueble del lavabo en el murete creado, ya que actúa como una pared. En el caso de que se colocara un panel de mampara de vidrio de suelo a techo, convendría dejar un espacio suficiente para limpiar la cara exterior de la mampara.

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4/10 © Taj Howe

El ancho de los muretes en el baño

Aquí no hay límites: lo que pida el diseño del espacio. El murete puede ser estrecho o ancho hasta casi confundirse con un tabique. El fondo mínimo que suele tener un murete es de 40-50 cm. De esta manera ocupa casi el mismo fondo que el mueble del lavabo. No debe quedar más pequeño que el mueble del lavabo. Un inodoro tiene un fondo de 60 cm por lo que el murete de 50 cm al menos lo cubrirá por completo cuando se quiere conceder privacidad a este elemento en un baño compartido. En este baño hay un murete que destaca en color negro que separa la zona de los lavabos de la ducha. Proyecto de Heliotrope Architects.

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5/10 © Luzio Studio

Baño con murete con hornacina en la zona de la ducha

Los muretes también pueden integrarse en otros diseños en el baño o ampliar su grosor (el mínimo son 9 cm) para convertirse en elementos que acojan, por ejemplo, cisternas empotradas u hornacinas huecas para colocar botes. En este baño, Luzio Studio ha diseñado uno que cuenta con una hornacina que apoya la zona de la ducha y se integra con una mampara fija con perfilería metálica en negro. Al mismo tiempo, la mampara aísla la cabina en la que se encuentra el inodoro al otro lado de la ducha.

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6/10 © Molins Design

Zonificar en un baño

Todo revestido en el mismo revestimientos cuadrado en tono grisáceo, Molins Design echa mano de los muretes en el baño para delimitar zonas como la bañera que queda totalmente aislada por uno de ellos. El mismo sirve de mampara para que no se produzcan salpicaduras cuando se usa la grifería como ducha. Y otro murete aísla el inodoro, convirtiendo el espacio en una cabina con una puerta corredera de cristal traslúcido.

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7/10 © Pia Capdevila Interiorismo

El acabado del murete en el baño

Lo más habitual es revestir los muretes del mismo material que el resto de las paredes, para integrarlo y que no destaque; aunque en ocasiones se quiere potenciar ese elemento, sobre todo cuando tiene grandes dimensiones, para convertirlo en protagonista. En este baño, la interiorista Pia Capdevila ha creado un murete de media altura entre la bañera exenta y el inodoro, para que no quede tan expuesto. El inodoro, al final, es el elemento del baño que menos queremos que se vea.

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8/10 © Kinze Studio

Privacidad en una ducha doble

En este otro baño, proyectado por Kinze Studio, se recurre al murete en la zona de la ducha. Dos que se abren en el centro para crear un vano de acceso a la ducha. Sobre cada uno de los muretes a media altura, un fijo de cristal que protege de las salpicaduras, puesto que se trata de una ducha doble con sendas griferías a cada lado.

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9/10 © David Montero

Baño con ducha y murete entre esta y el lavabo

Un murete corta el flujo de la luz natural en el baño, por lo que hay que saber cuándo usarlo. Sin embargo, es una solución necesaria cuando se quiere ganar privacidad. También para no dejar espacio, como hemos mencionado, entre el mueble del lavabo y la mampara de cristal de la ducha cuando quedan juntos. Aquí, Raquel González Interiorismo opta por un murete de suelo a techo para crear la zona de la ducha independizada.

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10/10 © Kinze Studio

Muretes para crear cabinas

También los muretes tienen ese fin, el de crear cabinas en el baño, sumando puertas de cristal o fijos y puertas con los que "rellenar" los vanos de acceso. Las cabinas suelen acoger el inodoro y la ducha. En este baño de Kinze Studio ocurre precisamente este supuesto. Los muretes verticales tienen el ancho de los muebles de lavabo, enfrentados, y a continuación, para dejar pasar la mayor cantidad de luz posible en un baño con ventana, se completan los vanos con fijos y puertas de cristal. Estas tienen una parte traslúcida que aumenta la privacidad interior de manera que se puedan usar las cabinas aunque haya alguien al mismo tiempo en el lavabo.

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