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Estamos, según dicen los registros, ante la ola de calor más extrema desde 1975 y una de las más largas y, aunque empieza a remitir, los termómetros parecen no darnos tregua y desde la AEMET temen que desde mañana jueves y hasta el domingo volvamos a las temperaturas que llevaron a 38 provincias a estar en alerta por calor. Como es recomendable no salir en las horas clave del día, te decimos qué errores hacen que tu casa sea más calurosa y cómo solucionarlos para refrescar y bajar los grados, sin tener el aire acondicionado a tope y disparar tu factura de la luz.

 

1. No cerrar las ventanas ni echar las cortinas durante el día

Partiendo de la premisa de que las ventanas nos aíslan, ¿por qué abrirlas cuando el termómetro marca 40ºC? Así, a lo largo día cierra las ventanas y echa las cortinas para evitar que entre el calor. Mientras que, al llegar la noche, cuando baje la temperatura, abre ambos, deja entrar la brisa y renueva, al mismo tiempo, el aire cargado de toda la casa. Esto no significa que no debas ventilar, sino que debes hacerlo a primera hora de la mañana, cuando todavía hace fresco, y solo durante 15 minutos, después a oscuras, creando el ‘efecto cueva’.

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2. No abrir las puertas de paso

No se trata de que estés abriendo y cerrando puertas todo el día, sino de que sepas cuándo debes hacerlo. Así, durante las horas de más calor, es conveniente que las habitaciones estén cerradas, sobre todo aquellas que tienen orientación sur, y actúen a modo de barrera térmica. Mientras que por la noche o al caer la tarde, debes abrirlas de par en par para que el aire (fresco) circule por toda la casa, creando cierta corriente muy agradable.

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3. Mantener las luces encendidas

Es un hecho: las bombillas emiten luz y calor al mismo tiempo. Por eso, en lugar de tener todas las luces generales, lámparas de techo y focos empotrados, encendidas, es mejor apagarlas y recurrir a las puntuales de pie o de sobremesa, para iluminar tus estancias al llegar la noche. ¡Haz la prueba! Estarás más fresquita.

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4. Usar (mucho) ciertos electrodomésticos

Está demostrado, los electrodomésticos grandes emiten calor. No decimos que apagues el frigorífico, pero sí que controles el uso de otros como el lavavajillas y, sobre todo, el horno (una de las principales fuentes de calor) que elevarán los grados de la cocina haciendo que estar allí sea un horror. Además, de paso harás que tu factura energética se reduzca también. Si tienes que ponerlos sí o sí, mejor por la noche.

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5. No abrir las ventanas del ático

Aunque para el resto de las ventanas de la casa, esta es la regla a seguir, en el caso de los áticos y buhardillas no funciona así. De manera que si tienes ventanas de techo, debes abrirlas para que, a medida que aumente el calor, pueda escaparse por allí. Eso sí, siempre con las persianas cerradas, para que no se caliente la habitación.

 

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6. Producir demasiado vapor

No decimos que te tengas que duchar con agua helada y alimentarte a base de ensaladas, lácteos y yogures, sino de que tengas en cuenta que el vapor del baño y la vitrocerámica añaden calor a tu casa. Por eso, si puedes, mejor una ducha  fría o templada y poner una tapa en tus sartenes y cacerolas para mantener el vapor dentro.

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7. Compartir cama

Si compartes cama con tu pareja o con tus hijos, es el momento de tener una para ti, y no solo por los ronquidos, ya que el calor corporal que emitimos hará que los dos os sintáis más calientes y sudéis más. Al llegar el invierno, podrás decidir si definitivamente cambias la cama de matrimonio por dos individuales o prefieres dormir acurrucada y calentita. ¡Es cuestión de gustos!

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8. Dormir en la planta de arriba

Si tienes la suerte de vivir en un ático o tienes un piso o una casa con varias plantas, traslada el dormitorio a la baja, porque resulta mucho más fresca que la superior. Además, suele estar más despejada de cosas y tener un suelo menos caluroso. Recuerda que es más refrescante dormir destapada con los pies fuera, ya que ellos regulan la temperatura corporal.

 

 

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9. Elegir la ropa de cama equivocada

Tanto si eres de las que necesita taparse o de las que duerme encima, la ropa de cama marcará la diferencia. Es conveniente que esta sea de algodón o lino, tejidos que transpiran mejor, regulan la temperatura y hacen que te sientas más fresca. Esta regla también funciona para ti. Así, es recomendable que tus prendas sean de los mismos materiales, holgada y cómoda, ya que la estrecha o apretada causa sensación de agobio.

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10. Abusar de las plantas artificiales

Aunque hemos hablado de sus muchas ventajas y de las posibilidades que ofrecen en la decoración de interiores, no aportan, sin embargo, la frescura de las naturales. Por lo tanto, sustitúyelas y crea tu propio vergel interior, ya que logran reducir hasta cinco grados la temperatura. Entre las especies más ‘refrescantes’ están el ficus, la areca, el espatifilo o la sanseviera. Si te preocupa que tampoco ellas sobrevivan a esta ola de calor, desde COMPO explican que deben regarse por la mañana, ya que “hay menos evaporación de agua y el suelo aguanta con mayor humedad todo el día. Y añadir mantillo, que logra que retenga más agua y nutrientes”.

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11. No encender el ventilador

No decimos que tenga que estar todo el día a tope, pero sí que lo uses en determinados momentos, como en las noches en las que, debido a la ola de calor, las temperaturas mínimas no descienden y parecen máximas. No es lo mismo que el aire acondicionado, tampoco su gasto, pero al mover el aire, reduce la temperatura de la estancia donde lo ubiques. Por cierto, hay empresas como Grover que alquilan ventiladores, para que no tengas que comprarte uno.

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