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La cineraria (Pericallis x hybrida) es una planta perfecta para cultivar en el interior de casa. Por la forma de sus flores se parece a la margarita, aunque comparten pocas cosas más aparte de su aspecto, ya que mientras que esta es una planta de exterior, sobria y resistente, la cineraria prefiere los interiores y es mucho más exigente a la hora de cultivarla.

Sin embargo, si la proteges del frío y le buscas una ubicación adecuada conseguirás disfrutar de sus bellas flores al llegar la próxima primavera.

 

Belleza y color

Puedes encontrar muchas razones para cultivar la cineraria, pero la más poderosa son su bellas y alegres flores de colores intensos. En realidad se trata de una planta de temporada. Eso implica que, al terminar el verano y con él las temperaturas cálidas, la cineraria va marchitándose hasta morir. Pero si la cultivas dentro de casa y la mimas con las atenciones que requiere, conseguirás que sobreviva y te dure varios años.

La cineraria es originaria de las Islas Canarias. Sus hojas redondeadas son de un color verde intenso y sus flores grandes pueden ser moradas, azules, rosas, blancas o rojas. ¡Todo un espectáculo!

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El lugar perfecto para ella

Para conseguir la mejor ubicación para tu cineraria no basta con meterla dentro de casa. La cuestión es un poco más compleja, puesto que esta planta necesita ciertas condiciones para crecer feliz.

Para empezar ha de estar en un rincón muy luminoso, pero sin sol directo. Los rayos de sol podrían marchitar sus delicadas flores en pocos días. Le gusta más la luz indirecta e, incluso, está a gusto en semisombra.

Además, a la cineraria le van fatal los ambientes demasiado calurosos y recargados. El lugar ideal para cultivar esta planta sería una habitación luminosa, fresca y bien ventilada.

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Protégela del frío

La temperatura es otra de las exigencias que te presentará la cineraria. Le va de maravilla crecer en espacios cálidos, con una temperatura de entre 20 y 23 º C, porque no soporta el frío.

Cuando las temperaturas bajan de 7 ºC la planta comienza a sufrir de forma considerable. No aguanta las heladas ni los descensos bruscos del termómetro, por lo que debes tenerlo en cuenta y trasladarla a un lugar protegido cuando el invierno alcance toda su crudeza.

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El riego, moderado pero constante

Aunque no necesita un riego muy generoso, sino que prefiere un aporte constante de agua, no tolerará la sequía durante mucho tiempo por lo que debes estar vigilante y regar la cineraria cuando lo necesite. Es buena idea mantener el sustrato húmedo, al menos la capa más superficial, y tratar de regarla sin mojar sus hojas.

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Cómo y cuándo plantar la cineraria

Si quieres disfrutar de unas bellas macetas de cinerarias llenas de flores la próxima primavera es ahora cuando tienes que sembrarlas. Para hacerlo debes plantar las semillas, entre finales del verano y principios de otoño, introduciéndolas en un semillero o contenedor con una mezcla de arena y turba.

Colócalas sobre el sustrato, sin enterrarlas apenas, y después compacta un poco la tierra. A continuación riega ligeramente. Si lo haces de esta manera no será difícil que germinen las semillas y dentro de unos 10 días surgirán unas pequeñas plantitas de cineraria. Cuando estas tengan dos o tres hojas ya formadas podrás trasplantarlas a una maceta.

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¿Hay que abonarla?

Como le suele pasar a la mayoría de las plantas de flor, cuando comienza su periodo de floración la cineraria invierte en ella una gran cantidad de recursos y energía. Por eso conviene aportarle un suplemento de nutrientes mientras esté produciendo flores.

En esta época, que coincide con la primavera y que puede alargarse hasta dos meses, deberás añadir al agua de riego un abono líquido para plantas de flor cada quince días aproximadamente.

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El sustrato que mejor le va

Para cultivar la cineraria como planta de interior necesitarás poner en tus macetas sustrato universal y añadir también una buena cantidad de humus. Pero, además, es importante elegir un tipo de tierra que mantenga un buen drenaje para que no se encharquen las raíces, lo que sería muy perjudicial para la planta.

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¿Qué le pasa a mi cineraria?

Si ves que tu ejemplar de cineraria no pasa por su mejor momento y muestra un aspecto decaído y poco saludable, es el momento de tratar de averiguar lo que le ocurre para poner remedio y salvar la planta.

- Hojas que pierden su color verde brillante: cuando las hojas aparecen como apagadas y sin brillo puede ser que tu cineraria haya estado expuesta a bajas temperaturas. Protégela cambiando la maceta de ubicación a un lugar más cálido.

- Hojas marchitas. Es una señal de que estás regando poco tu cineraria. Aumenta la frecuencia y la cantidad de los riegos y vigila para ver si las hojas reviven.

- Hojas amarillentas. Puede ser que le estén afectando corrientes de aire frío y que por eso sus hojas hayan adquirido un matiz amarillento. Aunque le gustan los espacios bien ventilados, si las corrientes son fuertes y muy frecuentes pueden hacer que las hojas se pongan amarillentas.

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Cómo combatir las plagas que pueden afectarle

Uno de los riesgos que corren las plantas de las cinerarias, y que debes vigilar de cerca, es la aparición de plagas. En concreto de pulgones, los insectos más habituales a la hora de atacar esta planta de interior. Este problema suele darse cuando el ambiente es muy seco y hace calor.

La cineraria también se puede ver afectada por la mosca blanca. Sea cual sea la plaga que ataque a nuestra planta, lo mejor es poner remedio en cuanto detectemos los primeros insectos empleando un insecticida adecuado.

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