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Bella, exuberante, colorida y muy alegre. Así es la begonia, una planta muy decorativa gracias a su abundante y continuada floración. Si necesitas un toque de color para animar el jardín o la terraza, o para decorar algún rincón del interior, apuesta por ella: te regalará belleza y esplendor a raudales.

 

De tierras lejanas y tropicales

Una planta tan bella y exótica no podría tener otro origen que no fuesen los trópicos, donde crecen ejemplares botánicos de inusitada belleza. Esta planta, concretamente, llega hasta nosotros procedente de las zonas tropicales y subtropicales del centro y el sur de América, y también de Asia y África.

Lleva mucho tiempo en el continente europeo, a cuyo clima se ha adaptado de maravilla. Sin embargo, conserva ciertos rasgos propios de su origen: le gustan los ambientes cálidos y húmedos para vivir y desarrollarse.

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Una floración espectacular

El género Begoniaceae comprende cerca de 1.500 especies diferentes, clasificadas en varios tipos en función de sus raíces: rizomatosas, tuberosas o fasciculadas.

A este último grupo pertenece la especie más habitual en España. Se trata de la begonia de flor o Begonia semperflorens, caracterizada por su bella floración. Si le das los cuidados que necesita podrás disfrutar de sus flores durante todo el año. ¿Quieres saber cómo cultivarla?

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¿La planto en el jardín o en maceta?

Una de las ventajas que presenta la begonia a la hora de cultivarla es que puedes hacerlo en el exterior o en el interior. En ambas ubicaciones se encontrará a gusto. La clave para decidir te la darán los cuidados clave que necesita y también el clima de la zona donde vives.

Ya hemos dicho que, como buena planta tropical, la begonia ama los ambientes cálidos y húmedos. Si en tu zona las temperaturas son suaves puedes plantarla en el jardín para formar arriates, rocallas o macizos de flor.

Un consejo: protégela de las corrientes de aire, que no le gustan nada.

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¡Ojo con las heladas!

La begonia, aunque posee una gran capacidad de adaptación, necesita temperaturas suaves para desarrollarse adecuadamente. No le gustan los extremos, ni el frío intenso ni el calor excesivo.

Por eso, si vives en una zona de inviernos rigurosos, es buena idea plantarla en contenedor, lo que te permitirá trasladarla al interior cuando el termómetro caiga en picado. La begonia es feliz entre 13 y 22 ºC, y no tolera en absoluto las heladas. Cuando la traslades al interior en invierno procura buscarle un hueco en un espacio bien ventilado, lejos de ambientes recargados (aunque a salvo de las corrientes).

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Los cuidados esenciales: la luz y la humedad

Es cierto que la begonia es una planta fuerte y brava, que resistirá bastante bien determinadas circunstancias no adecuadas para ella. Sin embargo, hay ciertos cuidados que no pueden faltarle: el tipo de luz que necesita y la humedad que le es indispensable.

En cuanto a lo primero, la begonia requiere una buena cantidad de luz, aunque siempre indirecta: es más, prefiere la sombra al sol directo que podría quemar sus hojas con facilidad.

Y en lo que a la humedad se refiere, esta ha de ser abundante en el ambiente y en el sustrato: eso sí, es importante no mojar las hojas ni las flores porque se estropearían. Así que guarda el pulverizador para mejor ocasión porque no lo necesitarás con la begonia.

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¿Cómo ha de regarse la begonia?

Que sea una planta que ame la humedad no quiere decir en absoluto que tengas que regarla sin medida. De hecho el encharcamiento de sus raíces es una de las formas más certeras para acabar con ella.

Debes regarla con mimo y moderación, procurando que la tierra esté siempre húmeda, pero no demasiado. En los meses de invierno bastará con un aporte hídrico cada semana o, incluso, cada diez días. Cuando llegue la época de más calor tendrás que regarla aproximadamente cada tres días.

Como ya sabes que no le gusta que se mojen sus hojas y flores, lo mejor es regarla por inmersión, introduciendo la base de la maceta en un recipiente con agua durante unos minutos para que la absorba.

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Ayúdale a crecer y a florecer

Hay determinadas acciones que puedes (y debes) llevar a cabo para lograr que tus begonias estén realmente espectaculares. Además de ayudarlas a crecer más y mejor, conseguirás potenciar al máximo su floración.

En primer lugar debes podar la begonia para eliminar las ramitas dañadas, y quitar las hojas y flores marchitas. Eso le ayuda a concentrar la fuerza en las ramas y flores que quedan y que están en buen estado.

Por otro lado, conviene que la abones de forma adecuada. Tendrás que hacerlo durante la primavera y el verano (es la época de crecimiento de la planta), con un fertilizante específico para ejemplares de flor. Recuerda seguir al pie de la letra las indicaciones del fabricante.

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Las plagas que la ponen en riesgo

¿A que la begonia es una planta que te encanta? Pues lo mismo le sucede a muchos insectos dañinos: que les apasionan los brotes tiernos y las hojas de la begonia. Los más habituales son los pulgones, los trips y los ácaros, que la acechan sin descanso. Aunque también le afectan caracoles y babosas.

La manera de proteger a tus begonias de su ataque es estar vigilante y actuar al primer signo de aparición de estas plagas. Un insecticida ecológico que puedes utilizar es la tierra de diatomeas, ya que no resulta tóxico para las plantas ni para otros animales. En cualquier caso, si las plagas atacan fuerte, tienes diferentes opciones de insecticidas para acabar con ellas.

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Los hongos, otro peligro a vigilar

La aparición de hongos en tus plantas de begonia es otro de los males que le afectan. Aunque le ataca principalmente el oídio, que deja unas manchas blanquecinas en las hojas, también pueden aparecer otras enfermedades como el moho gris o botritis (se detecta porque provoca manchas pardas en las partes más blandas de la planta).

Para proteger a tus begonias de la aparición de hongos, procura eliminar hojas y flores marchitas y no la riegues en exceso. Y si ya han hecho su aparición, recurre a la aplicación de un fungicida adecuado.

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