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En lo que respecta a la limpieza de casa hay cosas que se dan por sentadas y nunca se cuestionan y, sin embargo, no funcionan o, al menos, no lo hacen como deberían. Por eso, se piensa que el baño es el lugar de la casa más sucio y con más gérmenes, aunque el teclado del ordenador o la almohada son dos fuentes de suciedad; que usar guantes es más higiénico, cuando es justo lo contrario; que si huele bien es que está limpio, cuando muchas veces un buen olor solo maquilla, y que no hay nada como el plumero para el polvo, cuando lo que hace es moverlo de sitio. Para poner algo de luz en las tareas del hogar, hemos seleccionado los 12 falsos mitos sobre limpieza que más se repiten por las redes sociales, añadiéndoles el remedio que funciona.

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1. Llenar la lavadora a tope para ahorrar

Lo que vale para el lavavajillas… ¡No vale para la lavadora! Aunque tu primera reacción a la subida continuada de la luz sea llenar la lavadora al máximo para ahorrar agua y electricidad, lo cierto es que, así, solo conseguirás que la ropa no se limpie bien y que salgan, incluso, manchas blancas. Si la ropa no puede moverse y el agua no puede pasar entre ellas, el detergente no se disolverá, las prendas no se lavarán bien y como no podrán aclararse correctamente, el jabón dejará unas marcas blancas, visibles especialmente en las de color. Lo idóneo para ahorrar sin consecuencias es dejar un palmo libre (uno 15 cm) entre la parte superior del tambor y la colada.

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2. Los cristales deben secarse al aire

Si quieres que tus cristales queden impolutos, olvídate de este bulo, porque conseguirás justo lo contrario: un vidrio lleno de gotas y restos de producto. Papel absorbente, un trapo de algodón o de microfibra son tres buenas opciones. Recuerda que hay bayetas especial cristales, que son casi mágicas, ya que solo con agua harán que tus ventanas y espejos brillen.

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3. Usar el mismo agua de la fregona para toda la casa

Y traspasar la grasa de la cocina al baño y los pelos y restos de jabón del baño a la habitación infantil. Si quieres ahorrar y consideras un desperdicio cambiar el agua de la fregona después de limpiar cada estancia, sigue un orden que te ayude a mantenerla limpia desde el principio y hasta el final. Debes empezar por los dormitorios, seguir por el salón, pasillos, entrada, baño y cocina. De todas maneras, revisa que el agua no esté demasiado sucia, ya que si esto ocurre habrá sido una limpieza fallida.

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4. El limpiacristales es lo mejor para las ventanas muy sucias

Aunque somos fan del limpiacristales, usarlo si las ventanas están muy sucias no es una buena opción, ya que, en lugar de limpiarlas, se creará una especie de barro que costará eliminar. Para ello, lo primero que tienes que hacer es quitar con una trapo húmedo esa capa, incluso puede que debas recurrir a agua con un chorrito de amoniaco, y después con una bayeta de microfibra pasar, por fin, el limpiacristales.

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5. Un chorrito de amoniaco… ¡Y suelos resplandecientes!

Aunque estamos ante un poderoso desengrasante, no debemos otorgarle un poder extra. Añadir un chorrito de amoniaco al agua de la fregona es una buena solución cuando vas a limpiar el suelo de la cocina exclusivamente. Sin embargo, puede ser contraproducente en el resto: piensa en tu maravilloso pavimento de madera, mármol...

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6. La lejía lo limpia todo

Es uno de los productos estrella de la limpieza de la casa, pero, aunque tremendamente poderosa no se trata de un limpiador. Es decir, desinfecta, pero no limpia. Por eso, no resulta eficaz para quitar manchas, por ejemplo, e incluso puede estropear algunas superficies. La clave de su éxito está en saber para qué usarla y en qué cantidad.

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7. El vinagre da brillo al parqué

Este es uno de los trucos que más división de opiniones despierta. Sin embargo, los expertos en suelos de madera coinciden que, aunque añadir un chorrito de vinagre al cubo de fregar (recuerda que al parqué no le gusta el agua) elimina la suciedad adherida y realza el brillo, su uso continuado puede provocar que se reduzca la capa protectora del pavimento, haciendo que aparezcan manchas negras y zonas gastadas y sin brillo. ¿El remedio? Lijar y barnizar o aceitar.

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8. Un toque de secador para descongelar rápidamente

En la limpieza de primavera suele ser habitual limpiar a fondo frigorífico y congelador. Aunque lo recomendable es desenchufarlo por la noche para ponerte por la mañana, si te has olvidado, existe la creencia de que se puede usar el secador para ello. Un grave, e incluso peligroso, error, que puede dañar las paredes del aparato. Un buen truco consiste en introducir una olla hirviendo, cerrar y esperar a que el vapor derrita el hielo. Mucho más sencillo y seguro.

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9. El papel de periódico es casi mejor que una bayeta de microfibra

Aunque puede ser una alternativa cuando no tienes una bayeta a mano, lo cierto es que su fama de eficaz no es merecida, ya que, en lugar de dejar tus vidrios y espejos perfectos, al mojarse con el limpiacristales puede mancharlos de tinta e, incluso, rayar los más delicados. No te arriesgues, a menos que no tengas otra opción.

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10. Pasar el aspirador a los sofás de cuero

Son de esos trucos que se ponen de moda y no se sabe de dónde han salido. Sin embargo, salvo que tengas un cepillo especial, y la mayoría no lo tenemos, no debes aspirar tu sofá de cuero si no quieres que sume un nuevo arañazo. Tampoco es recomendable limpiar las manchas con toallitas de bebé, aunque parecen ‘inofensivas’ y funcionan, también eliminan la capa protectora y el brillo. Sin embargo, el truco de nutrirlo con la lata azul de Nivea, sí es un buen remedio casero para no tener que gastar en un producto específico.

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11. Fregar a mano gasta menos agua

¡Nunca! Según un estudio del Canal de Isabel II poner el lavavajillas logra un ahorro de 30,6 litros de agua, aunque eso sí, siempre que no hagas un prelavado y enjuagues los platos antes de meterlos. Lo idóneo es quitar los restos de comida con papel de cocina y al lavaplatos de una vez. Además, el lavavajillas garantiza la máxima desinfección.

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12. La lavadora y el lavavajillas se limpian solos

Si fuera tan sencillo... Como los pones varias veces a la semana, puedes pensar que así se limpian por dentro, pero sintiéndolo mucho esto no funciona así. Para la lavadora, bastará con que añadas un litro de vinagre blanco en el compartimento del detergente y hagas un lavado largo a 60ºC o más, mientras que para el lavavajillas bastará con colocar una taza con vinagre y laves a alta temperatura.

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