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Ahora que la primavera ya se ha instalado en nuestras vidas, llega el momento de hacer el cambio de armario. No solo es importante guardar mantas, edredones, colchas y demás elementos textiles de invierno, sino saber cómo hay que hacerlo para que no se estropeen. Aquí tienes unas pautas que te ayudarán.

 

Tu casa, en modo primavera

Cada día hace más calor y, con el ascenso de las temperaturas, necesitamos ropa más ligera y fresca. Y lo mismo sucede en nuestra casa: es el momento de retirar los textiles de invierno, cálidos y abrigados, demasiado pesados para esta época del año.

No se trata de cambiar la decoración de la casa, ni invertir una gran cantidad de dinero para renovar cortinas y tapicerías. La idea es, sencillamente, guardar la ropa de cama de invierno (edredones, mantas, nórdicos, colchas gruesas, etc.), los cojines y plaids de tejidos gruesos y las alfombras, para que el ambiente de nuestra casa resulte más veraniego.

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Los tejidos de invierno

Además de ayudarnos a decorar, los elementos textiles aportan confort y comodidad al salón o al dormitorio. Si están confeccionados con telas gruesas como la lana, el terciopelo, la chenilla o la piel resultan agradables en invierno, ya que aportan la calidez que tanto nos gusta cuando hace frío.

En primavera y verano, por el contrario, necesitamos textiles más frescos, confeccionados con tejidos como el algodón o el lino. Preferimos ahora los colores más claros y luminosos, las telas ligeras de estampado floral que le den un aire diferente al espacio.

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Limpiar antes de guardar

Esta es una regla de oro que hay que cumplir siempre: sea cual sea la prenda o elemento textil, es fundamental guardarlo todo limpio. De lo contrario puede que los tejidos estén estropeados cuando los saques el próximo otoño.

Si las telas tienen manchas, estas se fijarán y ya no podrás eliminarlas. Además, cogerán malos olores. Es necesario lavar los textiles para eliminar bacterias y ácaros.

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Cómo preparar mantas y colchas

Si pasas calor por las noches, ha llegado la hora de aligerar la ropa de tu cama para estar más cómoda. Guarda las mantas y cambia tu edredón por una colcha más ligera.

En caso de que no estén sucias ni tengan manchas, no es necesario lavar las mantas todos los años. Basta con hacerlo cada dos años, aunque tendrás que airearlas bien antes de guardarlas.

Si tienes que lavarlas, fíjate en la etiqueta para saber qué tratamiento tienes que darle y si puedes meterlas en la lavadora (en caso de que quepan) o tienes que llevarlas a la tintorería.

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Los nórdicos de plumas, impecables

Aunque son perfectos para dormir cómodos en invierno, es un elemento demasiado cálido para la primavera y tendremos que retirarlo pronto. A la hora de lavarlos, en el caso de los de plumas hay que hacerlo una vez al año o cada dos.

- Si quieres limpiarlos en casa comprueba que la lavadora es lo suficientemente grande para que, una vez metido el edredón, quede algo de espacio libre en el tambor.

- Es importante comprobar que no tiene ningún descosido por el que se pueda salir el relleno.

- Aunque conviene leer la etiqueta para ver las indicaciones de lavado, como regla general debes seleccionar un programa para prendas delicadas, a una temperatura media o fría (unos 30º C). El centrifugado ha de ser corto.

- Utiliza un detergente neutro y no pongas suavizante. Conviene seleccionar un aclarado adicional para que se eliminen perfectamente los restos de jabón.

- Pon en el tambor dos o tres pelotas de tenis para evitar que las plumas queden apelmazadas.

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¿Secar al aire libre o en secadora?

Aunque la mejor opción es tender colchas, mantas y nórdicos en el exterior, en una zona donde puedan secarse al aire bien estirados, esto no es siempre posible. A veces la secadora es nuestra única opción.

En el caso de los rellenos de plumas, si los tiendes al sol, conviene que los sacudas de vez en cuando mientras se secan. Por el contrario, si los metes en la secadora debes seleccionar una temperatura baja.

En cualquier caso, emplees un método u otro, no debes guardar estos textiles hasta que no estén completamente secos, ya que podrían generarse malos olores, bacterias y microorganismos.

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La mejor forma de guardarlos

Una vez tengas bien limpia y seca la ropa de cama, así como los edredones y colchas, los plaids y las fundas de cojín del sofá, tendrás que guardarlos de la manera apropiada.

Utiliza bolsas específicas con cierre con cremallera o cajas de plástico con tapadera para que no entre polvo. No elijas cajas de cartón, ya que este material podría atraer a los insectos.

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Utiliza las bolsas de vacío

Es una alternativa perfecta si no tienes demasiado espacio de almacenaje. Se trata de unas bolsas especiales en las que puedes guardar todo tipo de prendas y conseguir que ocupen la mitad.

Una vez hayas metido las mantas, colchas o lo que desees guardar, has de extraer el aire con ayuda del aspirador, con lo que el volumen se reduce muchísimo. Tus textiles quedan a salvo del polvo y de la humedad.

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Las alfombras, a buen recaudo

Aunque no tienes por qué retirar las alfombras de toda la casa en verano, puede que prefieras aprovechar para limpiarlas y guardarlas hasta el próximo otoño.

Si es así, aspíralas a fondo y sacúdelas. Quita las manchas que tengan frotando con agua y amoniaco y deja que se sequen totalmente.

El bicarbonato es una buena solución para dejar las alfombras impecables y acabar con los malos olores. Espolvoréalo sobre la alfombra, déjalo actuar toda la noche y aspira al día siguiente.

Cuando ya tengas tu alfombra bien limpia, puedes guardarla enrollada, envuelta en una sábana y en horizontal (nunca de pie, para que no se deforme).

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