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¿Eres de los que le encantan las plantas, pero no “tienes mano” para ellas? ¡Hay solución! Existen muchas plantas con menores necesidades de agua –o que incluso sobreviven a largos periodos de sequía– y que son muy fáciles de cuidar. Además, también son plantas perfectas para principiante en la jardinería o no tienes demasiado tiempo para dedicarles. Con este listado de 10 plantas o especies que necesitan poca agua, algunas para exterior y otras para interior, tu casa y tu jardín se verán siempre frondosos, frescos y muy muy verdes. 

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Poto (Epipremmum aureum)

Un clásico entre los clásicos de interior. Bonita, con hojas grandes y en diversos tonos entre amarillos y verdes (dependiendo de la subespecie) y de las plantas fáciles de cuidar más populares. El poto o potus es una planta tropical colgante o trepadora, según le marques las guías para crecer. De hecho, es muy utilizada en espacios públicos por su fácil cuidado y pocas necesidades de agua. En tu casa, quedará genial colgando en una estantería o trepando con un tutor –los más comunes son los de coco–. 

Cuidados básicos. El poto es una planta que prospera casi en cualquier tipo de sustrato, aunque es aconsejable abonarlas una vez al mes y cada 3 en periodo de reposo. Deja que el sustrato seque entre riego y riego (comprueba su humedad introduciendo un palo en la tierra) y evita que le dé el sol directo. Colócalo en un espacio luminoso, pero donde reciba luz tamizada. No lo expongas a temperaturas inferiores a 6 ºC. Si en tu zona no bajan tanto las temperaturas, podrá prosperar en el exterior. 

Un consejo: corta las puntas de vez en cuando, mételas en agua hasta que les salgan raíces y después plántalas en la misma maceta. Así tu poto irá siendo cada vez más y más frondoso. 

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Cinta (Chlorophytum comosum)

También llamada malamadre, lazo de amor o araña, la cinta es originaria de Sudáfrica (hay más de 200 subespecies) y no requiere apenas de cuidados. Una de las particularidades de esta planta es que, según afirma un estudio de la NASA, purifica el aire y mejora su calidad. Además, su porte colgante las hace muy vistosas para decorar cualquier rincón de tu casa. Puede plantarse en exterior, siempre que esté en una zona de semisombra donde no le dé el sol en las horas centrales del diá. 

Cuidados: para desarrollarse bien necesita una temperatura media, así como luminosidad, pero no sol directo. En cuanto al riego, lo ideal es una vez a la semana en invierno y dos en verano. Pero si se te olvida, sus raíces tuberosas te darán un margen hasta que la riegues. Si la ves con las hojas caídas, es que necesita agua. 

Un consejo: Algunas terminaciones desarrollan lo que se conoce como hijuelos. Colócalos en una maceta con tierra y reproduce tu cinta.  

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Tronco de brasil (Drácena fragans Massageana)

La belleza de su porte vertical y los pocos cuidados que necesita la han convertido en una estrella entre las plantas de interior. Como su nombre indica, esta planta es nativa de Brasil y se desarrolla muy bien en temperaturas más bien cálidas, entre 20 y 26 °C, lo que la hace perfecta para decorar tu casa. Su característica más destacable son sus grandes hojas lanceoladas de diversos tonos de verde, haciéndola muy atractiva.   

Cuidados. Una de las claves para que no se te muera esta planta es no regarla en exceso. Espera a que el sustrato esté seco para hacerlo. En verano, con una vez a la semana bastará y, en invierno, cada dos semanas. Colócala donde tenga mucha luminosidad, pero sin sol directo. Protégela también de las corrientes de aire.

Un consejo. Esta drácena adora la humedad, por lo que le vendrá genial que pulverices sus hojas una o dos veces a la semana. 

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Lengua de suegra (Sansevieria Trifasciata)

Es una de las plantas más resistentes y fáciles de cuidar, además de muy apreciada por el efecto decorativo que consigue. Conocida también como lengua de tigre y espada de San Jorge, procede de África Ecuatorial, lo que les ha permitido desarrollarse para soportar grandes sequías. Las más populares son las que tienen hojas alargadas de un intenso verde con los bordes amarillos.  

Cuidados. Esta planta es enemiga de la humedad excesiva, por lo que espacia los riegos, comprobando siempre es que el sustrato esté seco (una vez al mes en invierno y dos en verano). Si está en interior, ubícala en un espacio luminoso, pero sin luz directa. Puede incluso crecer en la sombra sin problema.   

Un consejo: su temperatura ideal es entre 16 y 30 °C, pero no tolera menos de 14 °C. Si vives en una zona cálida, plantéate sacarla al exterior. Ubícala donde no le dé el sol directamente.  

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Hiedra (Hedera Helix)

Otro de los clásicos para decorar interiores y exteriores. La hiedra es resistente, bonita, decorativa y, lo mejor, que se desarrolla igual de bien en interior que en exterior. ¡Es superresistente! Puede emplearse como planta colgante o tapizante. Esta increíble planta es originaria de los bosques europeos (está muy extendida por Reino Unido), el norte de África y el este de Asia. Además es conocida también por ser una de las plantas que purifican el aire, reduciendo la presencia de compuestos orgánicos volátiles (COV). 

Cuidados: En interior no necesita mucha agua para desarrollarse correctamente, con una vez a la semana en verano y dos en invierno será suficiente. En cuanto a la luz, prefiere zonas de semisombra y evitar el sol directo (nunca más de 4 o 6 horas). Aguanta temperaturas hasta 0 °C y no superiores a 32 °C. 

Un consejo: pulveriza sus hojas de vez en cuando, especialmente en verano. Así se previene la sequedad y que aparezcan ácaros como la araña roja.

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 Drácena marginata

Es una de las drácenas más conocidas por su adaptabilidad a los interiores y facilidad de cuidados, pero, sobre todo, por su porte esbelto, sus hojas muy alargadas de color verde amarillo y, algunas especies, con bordes rojizos (cuanto más sol reciban, más rojizos). Es procedente de las áreas tropicales de África. Es conocida también por sus propiedades purificadoras

Cuidados: Lo mejor de esta planta es que no necesita mucho riego. Lo mejor es regarla abundantemente y esperar a que la tierra se seque antes de hacerlo de nuevo. Admite cualquier condición de luz, pero si quieres que crezca más rápido ponla en un lugar luminoso. La temperatura ideal es entre 22 y 26 °C, a menos de 14 °C se verá perjudicada. 

Un consejo: si las hojas amarillean en la punta, es porque el ambiente es muy seco, Pulverízala con agua tibia.

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Planta del dinero (Plectranthus verticillatus)

Según la tradición, si consigues que esta planta se desarrolle y crezca a partir de un esqueje (no vale comprarla) tendrás suerte y atraerás el dinero. El Plectranthus es otra de esas plantas muy sencillas de cuidar que, además, es muy atractiva debido a su porte colgante. Funciona muy bien también como planta rastrera, debido a su frondosidad y verdor. Procede de la zona del sudeste del continente africano. 

Cuidados: colócala en un lugar (interior o exterior) donde no reciba sol directo. Prosperará mejor en condiciones de semisombra. En cuanto al riego, comprueba el nivel de sequedad con el dedo o un palo antes de regarla, teniendo siempre en cuenta el clima de tu zona. Eso sí, le gusta la humedad, por lo que si la pulverizas de vez en cuando lo agradecerá.  

Un consejo: si la tienes en exterior y las temperaturas bajan más de 5 o 10 °C, introdúcela en el interior o protégela del frío, ya que podría pudrirse. 

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Suculentas (cactus y crasas)

Las suculentas son de las plantas más agradecidas, ya que con el mínimo cuidado crecen y se desarrollan fuertes. Diferenciaremos entre cactus y crasas, ya que han evolucionado de forma distinta. Los cactus almacenan el agua en su tallo, mientras que sus hojas se han convertido en pinchos para protegerla de los depredadores. Por su parte, las crasas la guardan en sus hojas. Y es gracias a sus tallos y hojas que sus necesidades hídricas son inferiores a las de otras plantas. 

Cuidados: los cactus y crasas necesitan grandes dosis de sol directo, aunque si detectas que el tallo o las hojas se pone amarillas, cámbiala de ubicación. Para el riego, con hacerlo una vez por semana en verano y cada dos en invierno será suficiente, aun así ten en cuenta la temperatura de tu zona y recuerda que es mejor regarla poco que mucho: sus raíces se podrían ver perjudicadas. 

Un consejo: al trasplantar los cactus, utiliza unos guantes especiales: evitarás clavarte las espinas de su tallo. 

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Buganvilla (Bougainvillea)

Aunque no lo creas, la buganvilla es una planta muy fácil de cuidar. Esta trepadora presume de una hermosísima presencia que conquista jardines, porches y terrazas. Y es que es capaz de crear un manto rosado, anaranjado o rojizo muy atractivo. ¿Una curiosidad? En realidad, lo rosado en esta planta rústica son las brácteas, unas hojas que se encargan de proteger sus diminutas y blancas flores. 

Cuidados: Pocas son las necesidades de la buganvilla, además de una grandísima cantidad de luz. De hecho, ya esté en interior o exterior, ponla allí donde pueda recibir todo el necesario. En cuanto al riego: en invierno y exterior es mejor limitarla al agua de lluvia, si está en interior, déjala en reposo. En verano, será suficiente con un riego semanal si está en el suelo y dos si está en maceta.

Un consejo: durante el verano, cuando más bonita está, evita mojar sus hojas durante el riego y céntrate solo en las raíces.  

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 Tomillo, lavanda y otras aromáticas

Esta idea es para quienes quieren planta en casa y, además, son aficionados a la cocina. ¡No hay nada como unas bonitas aromáticas que decoren tu jardín o terraza y, además, lo llenen de aromas únicos! Tomillo, orégano, lavanda y romero son fáciles de cuidar y aportarán un toque de color a tu exterior, y de sabor a tus platos. 

Cuidados: Cada aromática tiene unas necesidades diferentes, pero todas requieren de al menos 6 horas de luz diaria (no directa) para prosperar. Para los riegos comprueba siempre la humedad de la tierra y hazlo solo cuando notes que está seca. 

Un consejo: Olvídate de los fertilizantes y aplícales un poco de humus de lombriz cada 6 meses, les aportará los nutrientes que necesitan.

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