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Si estás buscando una planta muy resistente para cultivar en interior, la drácena es una de las alternativas más interesantes que puedes encontrar. Tiene un porte bello y decorativo y unas hojas con forma de cinta que pueden ser completamente verdes o matizadas con tonos blancos o amarillos.

Descubre los cuidados que necesita la drácena y la tendrás espectacular.

 

Con alma tropical

La drácena (Dracanea spp) es una planta originaria de las zonas tropicales de África y Asia, cálidas y húmedas. Aunque se trata de una especie de crecimiento lento, puede desarrollarse bastante según la variedad, y alcanzar hasta 15 metros de altura. Sin embargo, en el interior de las casas no suele superar los tres metros como máximo.

La Dracanea spp engloba más de 40 especies de diferente forma y tamaño.

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Aire puro en casa

Una de las cualidades de la drácena es su gran facilidad de cultivo, ya que apenas requiere cuidados para estar esplendorosa. Se trata, además, de una planta muy longeva que puede vivir muchos años.

Por otra parte, la drácena (en especial la variedad Dracaena marginata) es una planta capaz de purificar el aire de tu casa, ya que absorbe del ambiente componentes tóxicos como benceno y formaldehído, entre otros.

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Una amplia variedad para elegir

Dentro del universo botánico de la Dracaena spp, existen numerosas especies con sus diferencias de apariencia, forma y tamaño. Algunas de las más destacadas son las siguientes:

- Dracaena marginata: una variedad originaria de Madagascar que es la más apropiada para purificar el aire de tu casa.

- Dracaena deremensis: se trata de una especie de drácena de tamaño pequeño, que no suele superar el 1,5 m de altura. Procede de África Oriental y tiene unas preciosas hojas verdes con estrías blancas.

- Dracaena draco: esta planta originaria de Canarias puede vivir durante muchos años y llega a alcanzar grandes dimensiones.

- Dracaena fragans: se la conoce también como tronco del Brasil. Posee hojas de un color verde muy intenso con estrías amarillas. Se trata de una planta muy fácil de reproducir por esqueje. Cuando se cultiva en maceta en interior es bastante raro que llegue a florecer, pero si lo consigue exhibirá unas bellas flores muy perfumadas.

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Un ambiente cálido

La drácena es una planta de origen tropical, que encuentra su hábitat perfecto en ambientes cálidos y húmedos, por lo que debes buscarle en casa un emplazamiento protegido del frío.

Puede que la temperatura ideal para la drácena esté en torno a los 25 ºC, pero crecerá perfectamente a 21ºC, que son los grados perfectos para un interior. Por debajo de los 15ºC de temperatura la planta comienza a sufrir, pierde las hojas y deja de crecer.

Si vives en un lugar con un clima templado, la drácena puede estar en el exterior todo el año, siempre que esté a salvo del viento y corrientes de aire.

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El riego adecuado

Si bien la drácena es una planta que ama la humedad, no soporta los encharcamientos, por lo que debemos ser cuidadosos a la hora de regarla para no pasarnos con la cantidad de agua.

Entre los cuidados que has de darle en primavera y verano necesitará que la riegues más a menudo, e incluso que pulverices sus hojas. Durante los meses de otoño e invierno el riego ha de moderarse, vigilando únicamente que no se seque la tierra de la maceta.

Si, a pesar de estas recomendaciones, no riegas tu drácena de la forma adecuada, sus hojas te dirán qué error estás cometiendo. ¿Se caen o amarillean? ¿Comienzan a aparecer signos de pudrición? Seguramente es por un exceso de riego. ¿Tienen manchas marrones o blanquecinas? Puede ser por falta de agua y demasiado sol.

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Energía para tu drácena

A la hora de elegir el sustrato para tu drácena, lo mejor es optar por una mezcla de turba, tierra de jardín y arena. Es importante que la maceta cuente con un buen drenaje, y que la fertilices para revitalizarla cuando lo necesite.

El abonado de las plantas de interior es una tarea de jardinería que no puedes olvidar. En el caso de la drácena, conviene fertilizarla cada dos semanas durante la primavera y el verano con un producto específico. En otoño reduce el abonado a una vez al mes y suspéndelo durante los meses de invierno.

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Luz sí, pero con filtros

Aunque el emplazamiento ideal para tu drácena sea un lugar con luz natural, tampoco es demasiado exigente al respecto y puede crecer bien en entornos sombríos.

De hecho, no tolera los rayos directos del sol. Si está cerca de una ventana, asegúrate de que hay una cortina o una pantalla que matice la luz. Y la sacas al jardín o la terraza, colócala en un lugar a la sombra.

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Protégela de las plagas

De entre todos los bichos y plagas que acechan las plantas de interior, hay algunos que pueden ser especialmente peligrosos para la drácena, como la araña roja o la cochinilla. Esta última puede debilitar mucho a la planta, por lo que es importante estar alerta.

La araña roja se manifiesta dejando pequeñas telarañas en las hojas, que suelen adquirir un color amarillento. Si descubres estos signos en tu drácena deberás quitar los insectos con un bastoncillo de algodón impregnado en alcohol, y aportarle a tu planta el tratamiento adecuado.

Puedes utilizar un insecticida ecológico para eliminar esta plaga (existen varios tipos, a base de azufre o de aceites vegetales).

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Poda para controlar el tamaño

La manera de influir en el crecimiento de nuestra drácena es a través de la poda. Cortar sus tallos cuando sea necesario nos ayuda a controlar la altura de la planta para que no crezca de forma excesiva.

Para podar la drácena, algo que es realmente fácil, solo hay que cortar los tallos (que pueden convertirse en esquejes si quieres reproducir la planta). Justo donde se practica el corte surgirán yemas de las que saldrán los nuevos brotes.

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