1/11 © Ligne Roset

Esta propuesta de Ligne Roset combina con elegancia frisos, molduras y cornisas, demostrando que no son exclusivos de los salones clásicos

2/11 © Zara Home

En este dormitorio, además de cumplir una función decorativa, se emplea para diseñar un cabecero con repisa. Para reforzar su identidad, se pinta de un color distinto al de la pared. 

3/11 © & Tradition

El office es uno de los lugares clásicos para colocar un friso, ya que ayuda a proteger la pared del roce y de manchas.  

4/11 © Coordonné

El papel pintado por Elena Reig para celebrar los 40 años de Coordonné aporta un toque de frescura a las escaleras, una zona de la casa bastante anodina. Al mismo tiempo, que protege la pared. 

5/11 © Quick-Step

Los frisos, sea cual sea su material, se sienten como pez en el agua en los pasillos, ya que tienen la capacidad de aportar profundidad, hacerlos más anchos o rebajar la altura del techo, para evitar el 'efecto túnel'. 

6/11 © Coordonné

El papel pintado es uno de los materiales preferidos para diseñar frisos o zócalos altos. Eso sí, luciendo una nueva imagen, como el de este diseño de Laura Torroba para Coordonné

7/11 © Zara Home

La cerámica ha sido uno de los últimos materiales en incorporarse al universo de los frisos de pared. A sus posibilidades decorativas, se le unen grandes cualidades técnicas, muy útiles en cocinas y baños. 

8/11 © Maisons du Monde

Los frisos dan vida a las habitaciones infantiles. Para darles un toque más moderno, la clásica cenefa de muñecos desaparece, a favor del contraste entre las dos partes de la pared. 

9/11 © Brabbu

Empleado para enmarcar la puerta de acceso al dormitorio, se ha vestido de madera lacada con molduras, para integrarse a la perfección en el estilo de la estancia. 

10/11 © Lalzada

En estancias con los techos altos, una buena idea 'deco' es subir el friso hasta 150-180 cm, lo que aportará calidez al espacio, sin recargarlo visualmente, como ocurre en este proyecto de Lalzada

11/11 © Terratinta

Esta sorprendente propuesta cerámica de Terratinta Ceramiche convierte un zócalo alto en un espectacular cabecero

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