La Nochevieja tiene algo especial. No es solo una cena: es una mezcla de emoción, balance, ilusión y muchas ganas de brindar. Decimos adiós a 2025, abrimos la puerta a lo que viene y lo hacemos rodeados de la gente que nos apetece tener cerca. Es una fiesta que empieza mucho antes de que suenen las campanadas: desde por la mañana, cuando aireamos la casa, ordenamos sin obsesionarnos y empezamos a imaginar cómo queremos que sea la noche. Preparar el último día del año con calma cambia por completo el ambiente. Pensar la mesa, dejar listo el salón para la sobremesa, pequeños gestos decorativos aquí y allá… Todo suma para que la casa acompañe ese ánimo festivo, alegre y un punto elegante que pide el cambio de año.
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En Nochevieja la mesa se permite un extra. Más brillo, más contraste y algún guiño especial que no solemos usar el resto del año. Una combinación que nunca falla es el blanco o nácar y dorado, especialmente cuando la vajilla alterna ambos acabados, como esta de la firma Maisons du Monde. No tengas duda de que logrará una mesa luminosa y muy festiva. Para no restar protagonismo a la vajilla, lo ideal es una base neutra y discreta –un mantel liso en tono arena o incluso prescindir de él– y reforzar el dorado en los complementos: bajo platos, servilleteros, cubertería o pequeños detalles en la cristalería. El resultado es elegante, equilibrado y perfecto para una noche que pide un punto especial.
La decoración no debería empezar en el comedor. El recibidor es el primer "hola" de la noche y merece un gesto especial, aunque sea discreto. Con dos o tres elementos bien coordinados sobre la consola es suficiente. Una idea estupenda es esta que hemos localizado en el catálogo de la firma Pip Studio: colocar un jarrón con acabado dorado o con ligeros brillos y llenarlo con ramas secas, sin flores, para mantener un aire sobrio, acompañado de un par de candeleros con velas en la misma gama cromática. Si hay espejo, rodealo con una pequeña guirnalda que de una luz cálida.
Prepara el salón porque la noche se alargará (¡y lo sabes!)
Después de la cena, la fiesta se traslada al salón, así que conviene pensarlo con antelación. Reserva un rincón para las copas, los dulces o algún snack nocturno: una bandeja grande sobre una mesa auxiliar o un aparador despejado bastan. En cuanto a la decoración, mejor sumar detalles sutiles. Las estrellas de papel, tan actuales, quedan preciosas colocadas en la ventana o sobre la repisa de la chimenea. Dos o tres, en tonos neutros o dorados, acompañadas de un candelabro con velas blancas –como se ve en esta composición de la firma House Doctor– crean un ambiente acogedor y especial sin recargar.
El centro de mesa en Nochevieja debe acompañar, no estorbar. Una opción muy adecuada es un candelabro especial –este es de Bloomingville– con velas de colores si las blancas no te convencen: verde oliva, burdeos, gris humo o incluso azul noche funcionan muy bien en estas fechas. Combínalas con el resto del servicio repitiendo alguno de esos tonos en las servilletas o en pequeños detalles decorativos. El conjunto se verá pensado y coherente.
Las copas de cava tienen un papel protagonista, pero conviene decidir cuándo entran en escena. Si la mesa es amplia, pueden colocarse desde el principio, mejor en cristal fino y transparente, como estas de Home Bargains, para aligerar visualmente.
Si prefieres reservarlas para las campanadas, preséntalas después de la cena en una bandeja especial. En cuanto a materiales, el cristal sigue siendo el más elegante, aunque los acabados con filo dorado o ligeramente ahumados aportan un aire más actual.
Entre besos, risas y abrazos, es fácil perder de vista la copa.Personalizarlas evita despistes y además suma encanto. Los lazos de diferentes colores atados al tallo, tal y como nos propone en este caso la firma Pip Studio, son un recurso sencillo y muy decorativo. Otras ideas son pequeñas etiquetas con el nombre, charms metálicos o anillos de vidrio o de silicona. Lo importante es que sean cómodas y no interfieran al brindar.
El momento de las uvas merece organización. Asegúrate de que todos tengan un buen sitio frente al televisor, para que nadie se quede sin ver el reloj de la Puerta del Sol durante las campanas. Puedes servirlas en platitos de postre, copas bajas o piezas especiales si la reunión es en petit comité, como estos cuencos de cerámica artesanal, de Leandro Cano. Ten todo preparado con antelación: uvas peladas, sin pepitas y contadas. ¡Se agradece!
Nadie duda de que anima la fiesta, pero conviene elegirlo bien. Opta por piezas sencillas, como estas de la firma Søstrene Grene: antifaces neutros, sombreros en tonos metalizados suaves, serpentinas discretas… Estos elementos pueden colocarse de forma ordenada en la mesa de centro o incluso sobre la mesa de comedor como parte de la decoración. Así cumplen doble función y no parecen un añadido de última hora.
Pequeños detalles pueden convertir cualquier esquina en el centro de la fiesta. Prepara un rincón del salón con una mesa, un carrito o una camarera. Decóralo con guirnaldas, algo de confeti y algún mensaje sencillo –esto es de Home Fashion–, siempre dentro de una paleta de no más de tres tonos. Dorado, blanco y negro; o blanco, verde y latón son combinaciones que funcionan muy bien. Los colores intensos mejor resérvalos para otras celebraciones. Completa el conjunto con copas y bebidas listas para servir y tendrás un punto focal práctico y decorativo.
Ya sabes que la iluminación marca la diferencia. Además de las luces habituales, añade puntos de luz decorativos que aporten calidez. Las lámparas LED con forma de vela como estas, de la firma Lights4fun, son una gran opción: seguras, elegantes y muy realistas. Colócalas en grupos pequeños sobre aparadores, mesas auxiliares o incluso en el suelo dentro de faroles. Lograrás un ambiente envolvente perfecto para despedir el año… o dar la bienvenida a 2026. ¡Lo que prefieras!
