Todos soñamos con una casa que nos haga sentir bien, en la que descansar, disfrutar y compartir momentos. Sin embargo, no siempre conseguimos que nuestro hogar nos transmita esa sensación de bienestar. ¿El motivo? Desde una mala distribución hasta una iluminación deficiente o la falta de coherencia estética. Esos errores en el diseño pueden condicionar cómo nos sentimos en casa.
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La arquitecta de interiores Paloma Ibarra, de Estudio Ibarra, nos desvela cuáles son los fallos más frecuentes y también qué tendencias y soluciones pueden ayudarnos a transformar cualquier vivienda en un espacio en el que queramos quedarnos para siempre.
¿Qué tendencias en arquitectura de interiores están ayudando a que las casas sean más agradables para vivir?
La arquitecta Paloma Ibarra, al frente de Estudio Ibarra (www.estudio-ibarra.com), detalla las cinco tendencias que ella destaca:
- Personalización. Se busca que los espacios reflejen la personalidad, historia o gustos de quienes viven allí.
- Espacios dedicados al descanso y cuidado personal. "Cada vez nos piden más incorporar a los proyectos zonas wellness o espacios para la meditación, yoga o pequeños gimnasios", indica Paloma Ibarra.
- Curvas y formas orgánicas. Tanto la arquitectura como el mobiliario empiezan a integrar bordes suaves para evitar líneas demasiado rígidas y generar fluidez.
- Diseño de carpintería a medida, que optimice el almacenamiento sin renunciar a la estética.
- Conexión con la naturaleza. Si las características de la vivienda lo permiten, apertura de grandes ventanales que dejen entrar la luz natural, así como una conexión directa con el exterior.
En la imagen, una estancia conectada con el exterior, del hotel holístico Son Folgueró en Mallorca.
¿Hay algo que las personas pidan cada vez más al construir o reformar?
"Una de las mayores demandas a la hora de recibir un encargo es la cocina abierta a la zona social. La cocina ha dejado de ser un rincón apartado y cada vez es más habitual vincular la cocina a la zona social. Esto permite que quien cocina no quede aislado del resto", comenta Paloma Ibarra. Esa cocina es punto de encuentro, permitiendo recibir visitas e interactuar con ellas mientras se cocina.
"Nuestra sugerencia siempre es colocar un filtro entre la cocina y la zona social, ya que hay momentos en que se querrá aislar de ruidos u olores. Si hay espacio suficiente, separar una zona de lavandería e integrar un office es lo ideal". Cocina proyectada por Estudio Ibarra con estilismo de Pilar Perea.
¿Cómo influye el diseño en nuestro bienestar emocional y mental?
"El diseño —especialmente el de interiores y arquitectura residencial— tiene una influencia directa y profunda en nuestro bienestar emocional y mental. Los espacios que habitamos afectan cómo nos sentimos, nos relacionamos, descansamos e incluso cómo nos concentramos o dormimos", asegura la arquitecta. Los colores, formas, iluminación, materiales y distribución espacial pueden generar sensación de calma o estrés, así como generar mayor productividad o distracción.
Un ejemplo es la exposición a luz natural que regula nuestros ritmos circadianos, que afectan el sueño, la concentración y el estado emocional. Así, por ejemplo, espacios oscuros o mal iluminados pueden generar apatía o tristeza, mientras que ambientes con buena entrada de luz natural favorecen la liberación de serotonina y melatonina clave en el bienestar emocional.
El orden y la organización también influyen: el diseño que incorpora soluciones de almacenamiento discretas, espacios abiertos, circulación fluida y limpieza visual contribuye a la claridad mental y emocional. En la imagen, un proyecto de Estudio Ibarra.
Paloma Ibarra: "La casa perfecta tiene coherencia estética"
Así es como la define la arquitecta de Estudio Ibarra. "Que tenga circulaciones fáciles que saquen todo el potencial de los espacios y ambientes amplios y bien iluminados (tanto luz natural como artificial)", añade. Una casa perfecta cuanta con un dormitorio que optimice al máximo el almacenaje, con una iluminación bien pensada, que junto con los textiles cree un ambiente cálido y acogedor. Tiene una cocina con almacenaje suficiente, abierta a la zona social, pero con un filtro que permita independizar olores y ruidos cuando sea necesario. Con lavandería y office.
En general, la casa perfecta estudia bien la iluminación artificial y elige siempre todos cálidos y materiales nobles en suelos y carpinterías. En la imagen, propuesta decorativa de la firma de mobiliario Northdeco.
Los 7 motivos de la arquitecta por los que una casa puede no llegar a gustar
Aquí, Paloma Ibarra entra en faena con motivos concretos para que los localices si sientes que tu casa no te recibe cada día como te gustaría.
1. Falta de coherencia estética
Uno de los errores más comunes al decorar una casa es dejarse llevar por modas o compras impulsivas sin pensar en el conjunto. Esa mezcla de estilos sin sentido, la elección aleatoria de materiales o una paleta cromática desordenada hacen que el resultado final se perciba caótico. Según Paloma Ibarra, la coherencia estética es clave para que una vivienda transmita armonía. Si no hay unidad en los colores, materiales y formas, es muy difícil que una casa te guste de verdad.
En la imagen, un comedor coherente, que encaja en el salón, con el que comparte espacio y que prolonga el papel de la pared en la zona por la que se accede. Pertenece a un proyecto de María del Valle Interiorismo.
2. Iluminación deficiente
La luz puede transformar por completo la percepción de un espacio, y, sin embargo, es uno de los aspectos más descuidados. Una iluminación pobre, mal dirigida o que no se adapta a la función o necesidades de cada estancia provoca sensación de incomodidad y resta calidez. No es lo mismo iluminar un dormitorio —donde se busca un ambiente acogedor— que una cocina o una zona de trabajo, donde se necesita claridad. Hay que pensar y diseñar la iluminación de una casa, tanto natural como artificial, para que esta “invite a vivirse” en cada momento del día.
Sobre estas líneas, salón con techo alto y lámparas colgantes cayendo sobre la mesa de centro. Modelo Tradition, de Morten & Jonas para Northern en Nordic Nest.
3. Demasiada compartimentación
Las casas con excesivas divisiones internas suelen sentirse más pequeñas de lo que realmente son. Pasillos largos, puertas innecesarias o tabiques que restan amplitud generan espacios oscuros y poco prácticos. La tendencia actual apuesta por distribuciones abiertas y fluidas, que favorecen la circulación y multiplican la sensación de amplitud. Reducir la compartimentación no significa renunciar a la privacidad, sino encontrar el equilibrio entre lo abierto y lo íntimo.
Proyecto de reforma nivel arquitectura, de Jaume Sanchez Vidal. El interiorismo lo firma la arquitecta Núria Selva Villaronga, de NSV Arquitectura & Interiorismo. La ropa de cama y cojines son de d’Oliver Mobiliari.
4. Distribución poco práctica
Es decir, una distribución "en la que no se ha tenido en cuenta cómo se va a amueblar la vivienda, lo que se traduce en muebles que no caben en las estancias", recuerda Paloma Ibarra. Muchas veces el problema no está en el tamaño de la vivienda, sino en cómo se organiza. Si al proyectar no se piensa en el mobiliario y su ubicación, el resultado son habitaciones incómodas, con muebles desproporcionados o esquinas imposibles de aprovechar. Una buena distribución tiene en cuenta desde el principio dónde irá el sofá, la cama o la mesa del comedor, evitando así que la casa termine siendo un puzzle mal encajado.
En la imagen, comedor decorado con estética y practicidad al no descuidar la capacidad de almacenamiento. Un aparador acompaña al conjunto de mesa y sillas, todo con coherencia en tonos y materiales. Piezas de la colección otoño-invierno de la firma JYSK, que combina colores tradicionales y cálidos con diseños modernos y orgánicos.
5. Desconexión entre el estilo de la casa y la esencia del inmueble
Otro motivo por el que puede que tu casa no te guste es la falta de respeto hacia la propia identidad arquitectónica del edificio. Por ejemplo, realizar intervenciones excesivamente modernas en viviendas clásicas —o al revés—. Esto puede generar una sensación de incoherencia difícil de digerir. Respetar la esencia del inmueble y reinterpretarla con un lenguaje actual es lo que permite que la vivienda gane personalidad sin perder autenticidad.
Proyecto de estilo contemporáneo. Paso del recibidor al salón, a través de un cerramiento acristalado. Es un proyecto de Eva Jurado con estilismo de Cristina Rodríguez Goitia.
6. Falta de atención a las instalaciones
La arquitectura de interiores no solo se mide por la estética, también por la calidad técnica de los espacios. Ignorar aspectos como la climatización, la ventilación o las instalaciones eléctricas puede tener consecuencias estéticas y funcionales importantes, como techos innecesariamente bajados o elementos mal integrados. Una casa con instalaciones deficientes no solo es menos cómoda, también acaba transmitiendo la sensación de estar mal resuelta. Baño proyectado por la interiorista Raquel González con estilismo de Cristina Rodríguez Goitia.
7. Falta de conexión entre el interior y el exterior
"Ventanas pequeñas que hacen que parezca que los espacios dan la espalda al paisaje en lugar de abrirse a él", señala la arquitecta de Estudio Ibarra. Por tanto, vivir de espaldas al exterior es otro de los grandes errores. Ventanas pequeñas o mal ubicadas hacen que la casa parezca cerrada y oscura, perdiendo la oportunidad de disfrutar de la luz natural y de una relación directa con el paisaje.
Un gran ventanal o incluso un pequeño patio interior pueden transformar por completo la manera de habitar un espacio. Este salón, conectado con el exterior, pertenece a un proyecto llevado a cabo por el estudio Tinda's Project con estilismo de Mar Gausachs.
