El feng shui, una antigua disciplina china que busca armonizar los espacios para favorecer el flujo de la energía vital o Chi, nos enseña que las ventanas, balcones y terrazas no son simples elementos arquitectónicos, sino verdaderos umbrales energéticos que conectan el interior del hogar con el mundo exterior.
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Su disposición, forma y cuidado influyen directamente en cómo circula la energía dentro de la casa. A través de ellos se regula la relación entre lo privado y lo abierto, siendo claves para mantener la armonía y el equilibrio entre el refugio personal y el entorno que lo rodea. Con la guía de la experta en esta sabiduría milenaria oriental, Sara Escolà (www.saraescola.com), veremos cómo cumplen esta función y qué simbolismo energético encierran.
De la luz al aire: cómo fluye la energía a través de tus ventanas
Las ventanas, balcones y terrazas son mucho más que aberturas: son los ojos de la casa que permiten la entrada de luz, aire fresco y energía vital, elementos esenciales para la salud física, mental y emocional. Nos conectan con los ciclos naturales del día y del clima, al mismo tiempo que nutren la vida de las plantas.
Desde la mirada del feng shui, estos umbrales permiten el ingreso de la energía activa que potencia la creatividad, la vida social y el crecimiento personal y económico. “Su calidad depende tanto del cuidado físico (limpieza de cristales, buen estado de marcos y apertura sin bloqueos) como del paisaje que enmarcan. Una vista natural aporta un Qi vibrante y nutritivo, mientras que una panorámica urbana densa lo vuelve más pesado”, relata Sara.
Este ático del que vemos en primer plano la cocina, está situado en Madrid, y ha sido reformado por Estudio Arquesta volcando los ambientes interiores a la terraza de 70 m².
‘In & out’, el interior y el exterior se desdibujan
Los umbrales de la casa son portales vivos que nos recuerdan que nuestro hogar es parte de un diálogo constante con el mundo exterior. Y en este sentido una tendencia en arquitectura es desdibujar el espacio interior del exterior, fusionándolos. Como vemos en la propuesta, en un proyecto que firma la interiorista Raquel González.
“Tanto en feng shui como desde la visión de la neuroarquitectura y la biofilia, generar transiciones suaves y progresivas entre el espacio interior y el exterior es una excelente idea. Al tamizar las barreras visuales y crear conexiones físicas amables en la transición entre ambos espacios, mejoran parámetros fisiológicos como la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la regulación del cortisol, sobre todo si lo que vemos afuera es un entorno con elementos naturales o si hemos incorporado nosotros mismos recursos biofílicos”, afirma la experta.
La continuidad interior-exterior equilibra el cuerpo y las emociones, renovando el aire y la energía vital de forma fluida.
No es solo una cuestión estética: la luz, las vistas y la ventilación cruzada son estímulos que equilibran nuestro organismo y favorecen estados emocionales más estables. En feng shui, esta continuidad interior-exterior actúa como un canal fluido para el Qi, evitando que la energía se estanque en el interior o que se precipite hacia el exterior, y permitiendo una óptima renovación tanto del aire como de la energía vital.
Cómo transformar una abertura en un umbral de bienestar
Las ventanas son los ojos de nuestra casa hacia el exterior, pero a veces esta conexión puede resultar excesiva. Por ejemplo, la entrada directa del sol en verano provoca deslumbramiento y calor intenso, generando incomodidad. El ruido constante de la calle o la actividad del vecindario puede alterar el descanso y dificultar la concentración. También las vistas poco agradables, como un muro de cemento o el movimiento incesante del tráfico, crean un impacto visual que abruma y desgasta. A todo ello se suma la falta de privacidad, que puede hacernos sentir expuestos. En conjunto, estos factores convierten a la ventana en un punto de exceso sensorial, en lugar de un umbral de equilibrio.
Sara sugiere posibles soluciones.
- Para suavizar esa intensidad, una primera estrategia consiste en usar visillos. Son telas traslúcidas, normalmente de lino o algodón, que permiten que la luz siga entrando pero de manera suave, reduciendo el deslumbramiento y aportando un ambiente más cálido. Pueden combinarse con estores para tener más opciones de control sobre la luminosidad y la privacidad. Concretamente en este comedor se instalan cortinas y estores de la colección ‘Aita’ de KA International, diseñada por la prestigiosa interiorista Natalia Zubizarreta.
- Otra alternativa muy eficaz son las persianas venecianas de madera, un sistema de lamas horizontales que se pueden inclinar a voluntad.
- En ventanas grandes, los valances o pelmets (que ocultan rieles) dan un aire más acogedor al ambiente.
- Por último, la incorporación de plantas en terrazas, balcones o incluso en el alféizar de la ventana es una solución sencilla y poderosa. No solo aportan un filtro verde que embellece las vistas y atenúa la dureza del entorno urbano, sino que también generan un campo vibracional que armoniza el espacio.
Cuidar el movimiento de la energía en tu hogar
En feng shui, eso de que la energía ‘se escapa’ por ventanas o balcones solo aplica en casos específicos, como cuando existe un recorrido recto desde la puerta principal hasta una abertura exterior, o cuando hay más aberturas que paredes, desequilibrando la proporción entre lo sólido (Yin) y lo abierto (Yang). En estas situaciones, el Qi tiende a acelerarse y salir sin distribuirse de forma armónica.
Para suavizar ese flujo, se busca que la energía transite de manera ondulada, evitando trayectorias rígidas. Cortinas, alfombras, muebles estratégicamente ubicados, formas redondeadas, materiales cálidos y, especialmente, plantas ayudan a crear un movimiento más amable, evitando escapes bruscos.
“Desde mi punto de vista, integrar la biofilia como complemento del feng shui es actualmente imprescindible y no solo recomendable. La desconexión del mundo natural en la que nos hemos sumergido en las últimas décadas nos ha llevado a darnos cuenta de lo necesario que es para el buen funcionamiento de nuestro organismo, nuestra mente y nuestras emociones, el estar en contacto con el mundo natural, algo que los antiguos maestros orientales nunca se plantearon pues en aquellas épocas el contacto con lo natural era obvio y absolutamente imposible de evitar”, agrega Sara.
Esta casa con jardín en la población gerundense de Calella de Palafrugell cuenta con el interiorismo de Anthony Chevallier, quien ha dado un alma mediterránea a los espacios, llenándolos de calma.
Sí a las cortinas y las persianas
Las cortinas y las persianas en feng shui son reguladores del Qi, filtros que nos permiten ajustar la intensidad de la luz, la temperatura y el nivel de apertura hacia el exterior. “Su objetivo no es bloquear, sino modular, para que la energía pueda fluir de manera equilibrada y adaptada a cada momento del día o de la estación del año. Se trata de trabajar con capas y reguladores que nos permitan decidir en cada momento cuánto ver, cuánto dejar entrar y cuánto proteger, manteniendo así una relación flexible, dinámica y consciente, como la vida misma, con el exterior, respetando tanto la entrada de energía vital como nuestras necesidades de confort y equilibrio interior”, aclara la experta.
El control de la luz conviene hacerlo con tejidos naturales o lamas de madera, evitando estores de lamas metálicas cuyo efecto resulta frío y poco armónico.
Soluciones interesantes: vestir ventanas con tejidos naturales o emplear lamas de madera. No se recomiendan, en cambio, los estores de lamas metálicas típicos de entornos de oficina: sus cantos afilados generan una vibración más agresiva y fría que protectora, poco favorable para un espacio de vida.
Por otra parte, en los dormitorios, como ‘templos del Yin’ que son, hay que instalar cortinas de cierta densidad y cuidar que los rayos del sol no lleguen a tocar directamente la cama. Esta es el centro de poder de este espacio y no conviene que reciba un impacto de energía Yang excesiva, como la del sol directo, que podría alterar la calma y el descanso profundo.
En la propuesta los textiles, incluidas las caídas, son de la colección ‘Ocaso’ de la firma Alhambra, en 95% de lino.
Sombras en exteriores
Los toldos, especialmente en terrazas y balcones, ofrecen sombra y frescor en los meses cálidos sin necesidad de cerrar completamente el paso de la luz. Elegir colores claros y tejidos que filtren de forma amable favorece un ambiente luminoso, mientras que los mecanismos retráctiles permiten plegarlos cuando queremos disfrutar del sol directo o las vistas completas.
Sara revela que, “aunque los toldos textiles son prácticos, la mejor sombra siempre es la vegetal: la copa de un árbol, una enredadera o plantas colgantes que aparte de refrescar de forma más efectiva, generan una calidad de sombra más suave y vital, enriqueciendo sensorial y energéticamente el espacio”.
Plantas y elementos naturales para unos exteriores llenos de vida
Las plantas son aliadas esenciales según la neuroarquitectura y el feng shui: oxigenan, embellecen y dinamizan el Qi, la energía vital que circula entre interior y exterior. En balcones y terrazas lo ideal es crear composiciones variadas que combinen alturas, volúmenes y texturas, manteniendo el espacio vivo durante todo el año.
Entre las especies botánicas más recomendadas destacan las resistentes y de fácil cuidado como ficus, aves del paraíso (Strelitzia) y suculentas, junto con aromáticas como lavanda, romero o jazmín, que además de fragancia atraen polinizadores. Para realzar la armonía, conviene usar tiestos de cerámica, piedra o fibras vegetales en tonos terrosos, que refuerzan la conexión biofílica y la sensación de refugio natural.
A las plantas de exterior se les pueden sumar elementos naturales que aporten cualidades específicas: piedras para la estabilidad, fuentes pequeñas para ofrecer frescor y fluidez, madera en mobiliario o jardineras para ganar calidez y conexión con la tierra.
Sobre estas líneas una suculenta, también llamada planta crasas, la Rhipsalis baccifera de porte colgante.
Cuándo cerrar una terraza y cuándo dejarla abierta
Sara explica que cerrar una terraza o un balcón puede ser una buena opción cuando el entorno exterior no aporta bienestar: vistas deterioradas, olores, contaminación o exceso de aberturas que generan sobreexposición y falta de contención energética. En esos casos, integrarlo como espacio interior y enriquecerlo con plantas, texturas naturales y luz tamizada lo transforma en un jardín interior que aporta calma y vitalidad.
En cambio, si las vistas son agradables o neutras, la luz es de calidad y el aire limpio, lo recomendable es mantenerlos abiertos para disfrutar de la transición fluida entre interior y exterior. Esta conexión, tanto desde la biofilia como desde el feng fhui, favorece el bienestar físico, emocional y energético al permitir que el Qi positivo entre y se integre en el hogar.
En este proyecto de Murcia capital, la arquitecta e interiorista Laura Ortín reforma y rescata la terraza previamente cerrada. La balconera plegable (de la firma Strugal) mantiene la conexión visual entre interior y exterior.
Errores decorativos que generan bloqueo o dispersión energética en los umbrales de casa
La experta en feng shui ha detectado que uno de los errores más comunes es bloquear la apertura natural de una ventana con mobiliario, macetas u otros objetos que impidan su uso con normalidad. Lo mismo ocurre con la salida a balcones o terrazas: cualquier elemento que obstruya en cierta medida el acceso interrumpe la fluidez del Qi y dificulta la conexión entre el interior y el exterior. Diseñar estos tránsitos con armonía y sin obstáculos es esencial para mantener un flujo energético saludable.
Demasiada apertura o saturación vegetal puede romper el equilibrio entre interior y exterior.
También conviene evitar la saturación vegetal. Aunque las plantas aportan vida y atraen Qi de buena calidad, demasiadas plantas o cuando son de tamaño excesivo pueden llegar a obstruir la vista abierta hacia el exterior y dificultar la comunicación energética entre el espacio interior y el exterior que estos umbrales posibilitan. La clave está en introducir elementos biofílicos como un acompañamiento: que acolchen, abracen y acompañen el tránsito, sin invadirlo ni bloquearlo, y que contribuyan a una experiencia de acceso fluida y amable.
Otro error frecuente es el exceso de apertura o exposición, especialmente en viviendas con paredes completamente acristaladas. Aunque pueden resultar muy estéticas y luminosas, si no se equilibran con muros sólidos que aporten respaldo y sensación de cobijo, pueden generar una dispersión energética que afecta a nuestra sensación de seguridad.
Pequeños cambios en los umbrales generan gran bienestar, palabra de Sara Escolà
Sara comparte ejemplos de proyectos exitosos liderados por ella misma. En muchos hogares, los sofás y sillones del salón se orientan únicamente hacia la televisión, dejando las ventanas y balcones a un lado o a la espalda de quienes se sientan. En estos casos la intervención suele consistir en redistribuir el mobiliario para mantener la comodidad frente al televisor, pero aprovechando las vistas y la luz natural. Esto mejora la experiencia visual, favorece los ritmos circadianos y permite que el Qi Yang entre de manera armoniosa, generando un ambiente más vital y agradable. La solución suele ser colocar el televisor sobre un mueble bajo entre las ventanas o en la misma pared mediante un brazo articulado, evitando que las personas den la espalda a la luz y al paisaje.
Otro caso es un pequeño balcón que los propietarios usaban como trastero, con armarios de plástico llenos de objetos. Se reubicó el almacenamiento en otras zonas de la casa y se instaló una celosía de madera para colocar plantas aromáticas, junto a luces solares, una mesa, sillas y pufs. El espacio pasó de ser un lugar olvidado a un rincón de inspiración, ideal para desayunar, relajarse o disfrutar del atardecer rodeados de luz y aroma natural.