El césped tradicional en jardines domésticos, ese manto verde perfecto que evoca imágenes de praderas impecables, tiene un lugar casi mítico en el imaginario del paisaje residencial. No obstante, su cuidado incluye siegas frecuentes, riegos regulares, fertilización y control de plagas.
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Desde una perspectiva medioambiental, estos verdes tapices suelen representar un monocultivo poco sostenible, que contribuye al gasto de recursos naturales y que ofrece un aporte muy limitado a la biodiversidad local. Junto a Jan Jacob van Eijle, paisajista fundador de Jardín Sostenible(jardinsostenible.eu) descubriremos alternativas al césped más interesantes y ecológicas: opciones que no solo reducen el impacto ambiental, sino que también ofrecen jardines más vibrantes, resilientes y llenos de vida.
¿Cuándo ya no tiene sentido mantener césped tradicional (o conviene sustituirlo parcialmente en un jardín doméstico extenso)? Jan Jacob considera que “en el caso de que exista una zona extensa de césped que solo tenga un uso estético y no práctico (que se use para correr, jugar, sentarse o tumbarse) no compensa el gasto energético y económico que genera”. El paisajista añade que gran parte del mantenimiento que requiere un jardín viene vinculado al césped. El cuidado que requiere para tenerlo en perfectas condiciones requiere, además de su riego constante (lo que supone un gran consumo de agua), segarlo con bastante frecuencia. En la zona mediterránea se debe pasar el cortacésped como mínimo una vez por semana, además de los costes en fitosanitarios y fertilizantes que genera.
Todo son ventajas: “sustituir el césped por otras especies tapizantes además de reducir considerablemente el consumo de fitosanitarios, fertilizantes, agua y reducir considerablemente la mano de obra a emplear en el mantenimiento, favorece la biodiversidad y evita el crecimiento de malas hierbas”, remata el experto.
Si se decide sustituir el césped por plantas tapizantes, se debe de distinguir las zonas de mayor o menor paso para introducir diferentes líneas cromáticas que fluyeran con olas, combinando los diferentes aromas.
Teniendo en cuenta la luz, el clima y el suelo, Jan Jacob sugiere utilizar, entre otras, las siguientes especies: romero rastrero (Rosmarinus officinalis ‘Prostratus’), jazmín estrellado o falso jazmín (Rhynchospermum jasminoides), lípia o bella alfombra (Lippia nodiflora), flox musgoso (Phlox subulata), liriope (Liriope sp.), madreselva (Lonicera caprifolium), Veronica peduncularis, tulbagia o ajo social (Tulbaghia violacea) y gazania o flor del tesoro (Gazaniasp.).
La grama (Cynodon dactylon) destaca estéticamente por su color verde intenso, su textura densa y su capacidad para mantener un aspecto atractivo durante gran parte del año. Su crecimiento uniforme y su resistencia a las enfermedades la convierten en una excelente alternativa para quienes buscan un césped bonito y duradero. El paisajista recalca estas cualidades de la grama: es una opción muy resistente al pisoteo y al calor. Además, “requiere poco riego, aunque sí conviene segarla para mantener un aspecto uniforme”. Otra ventaja frente al césped es que apenas tiene enfermedades, lo que la hace una buena alternativa en zonas soleadas con tránsito. No obstante, tiene la limitación de que no será adecuada en zonas con inviernos fríos.
Además de la grama, el trébol (Trifolium repens) y la lípia (Lippia nodiflora) son notables opciones si necesitamos que las plantas tapizantes aguanten bien el paso frecuente de personas en un jardín familiar. Ambas resisten pisadas moderadas y aportan beneficios ecológicos Jan Jacob nos habla de sus cuidados y características:
Trébol: es resistente al pisoteo moderado y requiere menos riego que el césped tradicional. Sin embargo, tiene un aspecto menos uniforme y puede amarillear en épocas muy secas si no se riega mínimamente. El trébol destaca por su capacidad de fijar nitrógeno, lo que mejora la fertilidad del suelo. Estéticamente, aporta un verde vibrante y, aproximadamente de abril a octubre, pequeñas flores blancas o rosadas que enriquecen el jardín, como vemos en la imagen.
Lípia:una vez establecida, requiere poco riego. Se trata de una especie que apenas requiere cuidado, no hace falta regarla y es resistente a las plagas. Estéticamente, es muy elegante y, en época de floración, despliega pequeñas flores blancas o rosadas que atraen a la fauna amante de su aromática.
El tomillo serpol o del monte(Thymus serpyllum) es muy resistente al calor y a la sequía, pero tolera pisadas ligeras y ocasionales. Jan Jacob valora de este tapizante su porte rastrero, su aroma intenso y sus pequeñas flores lilas, que aportan un gran valor estético, además de atraer abejas y otros polinizadores.
Es una de las aromáticas preferidas para lograr un jardín multisensorial en el que la fragancia tenga gran protagonismo. El paisajista expone que el romero rastrero (Rosmarinus officinalis ‘Prostratus’) es una opción excelente para jardines de bajo mantenimiento en zonas secas y soleadas.
Su porte rastrero lo hace ideal para cubrir superficies entre rocas o bordes, siempre que el suelo esté bien drenado. Además de su valor ornamental, este romero aporta un doble uso: es muy apreciado en la gastronomía mediterránea y en fitoterapia por sus propiedades digestivas y tonificantes.
Jan Jacob destaca el empleo de falso jazmín (Trachelospermum jasminoides) como alternativa más ecológica al césped. De esta planta destaca que es perfecta para zonas de semisombra. “Este elegante trepador combina versatilidad y belleza. Sus flores blancas, pequeñas, pero intensamente aromáticas, aportan una fragancia envolvente durante la floración. Se puede conducir como tapizante o como trepadora sobre muros y celosías, aportando frescor y verdor a espacios umbríos”.
Tulbagia: hermosura, aroma y defensa para tu jardín
La tulbagia (Tulbaghia violacea) es originaria de climas templados, estavivaz perenne. Su variedad ‘variegata’ destaca por sus hojas con bordes crema y sus delicadas flores lilas, comestibles y muy decorativas. Su aroma, con notas de ajo (por eso también se denomina a esta planta ajo social), actúa como repelente natural frente a diversas plagas del jardín, y se le atribuyen propiedades antibacterianas y antifúngicas, lo que la convierte en una planta funcional y ornamental al mismo tiempo.
¿Qué tapizante seleccionar en terrenos secos y soleados?
El paisajista recomienda los Sedums, que son unas plantas suculentas ideales en terrenos muy secos y soleados, gracias a su capacidad de almacenar agua en sus hojas carnosas. En concreto detalla que variedades como Sedum acre (en la imagen) o Sedum spurium son especialmente resistentes. Estéticamente, ofrecen una alfombra densa y colorida, con floraciones que van desde el amarillo al rosa, y una textura suculenta que aporta frescura visual.
El fundador de Jardín Sostenible ofrece este apunte: "el Sedum también es perfecto para cubiertas vegetales, para tejados y terrazas, que además de su innegable valor estético ofrece otros importantes beneficios, energético por el aislamiento térmico y acústico, aumenta la biodiversidad y la calidad del aire".
Paisajes sostenibles sin plantas: una alternativa bella y sin sed
En zonas donde el agua escasea o se busca reducir el consumo hídrico, sustituir las tradicionales praderas de césped por arena de playa y áridos se convierte en una solución estética, sostenible y funcional. Esta estrategia no solo elimina la necesidad de riego continuo, sino que evoca los ecosistemas naturales de las dunas mediterráneas, aportando identidad y sentido de lugar.
“El uso de áridos de canto rodado, suaves y sin aristas, permite crear espacios transitables y cómodos incluso descalzos, mientras que las plantaciones puntuales de especies autóctonas refuerzan la biodiversidad y minimizan el mantenimiento”, subraya el fundador de Paisaje Sostenible.
Las claves que olvidamos al plantar tapizantes en vez de césped
Jan Jacob quiere poner el foco en los errores más comunesque cometen quienes intentan sustituir el césped tradicional por otras especies vegetales tapizantes.
“El error más frecuente es no respetar las necesidades específicas de las nuevas especies, en cuanto a la cantidad de sol que requieren o el tipo de suelo en el que mejor prosperan”, advierte. Según explica, muchas personas eligen tapizantes solo por su aspecto estético o porque las han visto en otros jardines, sin comprobar si realmente se adaptan a las condiciones de su propio espacio. Esto puede provocar que las plantas no arraiguen bien o que desarrollen problemas de crecimiento y enfermedades.
Otro fallo habitual es no dar tiempo suficiente a las tapizantes para establecerseantes de someterlas al tránsito frecuente.