Si quieres llenar tu jardín o terraza de color vibrante y alegría, hay una planta perfecta para ello. Se trata de la planta trepadora trompeta de fuego, conocida científicamente como Campsis radicans. Esta es una de esas plantas capaz de transformar cualquier espacio exterior en un auténtico espectáculo. Sus flores en tonos anaranjados y rojizos son muy llamativas, y su capacidad de trepar y cubrir muros o pérgolas la convierte en una opción perfecta para una terraza o jardín.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Para que luzca en todo su esplendor, es necesario conocer y aplicar ciertos cuidados específicos. Descubre todo lo que debes saber para cultivar la trompeta de fuego ¡y disfrutar de una floración espectacular cada temporada!
La trompeta de fuego es originaria del sureste de Estados Unidos, donde crece de forma silvestre en climas templados y húmedos. Se trata de una planta trepadora de crecimiento rápido, capaz de alcanzar hasta 10 metros de altura con el soporte adecuado.
Sus hojas son caducas, de un verde intenso y textura ligeramente áspera, lo que aporta un contraste atractivo frente a sus flores llamativas. Sus flores, en forma de trompeta, se agrupan en racimos y atraen colibríes y abejas. Gracias a su carácter rústico, la trompeta de fuego es perfecta si buscas una planta de bajo mantenimiento. Eso sí, debido a su rápido desarrollo rápido, es necesario controlar su expansión si no quieres que invada zonas no deseadas.
La trompeta de fuego necesita una ubicación muy luminosa para prosperar: cuanto más sol directo reciba, más abundante será su floración. Lo ideal es plantarla en un lugar donde disfrute de al menos seis horas de luz solar diaria. En cuanto a la temperatura, se adapta bien a climas templados, resistiendo sin problemas heladas moderadas de hasta -10 °C.
Si vives en una zona de inviernos muy fríos, puedes protegerla de las heladas cubriendo su base con un acolchado de paja o corteza. Asimismo, agradece una ubicación resguardada del viento fuerte, que podría dañar sus tallos más tiernos. Recuerda: si quieres verla florecer en todo su esplendor, prioriza siempre el sol y evita los rincones sombríos.
Durante la época de crecimiento activo (primavera y verano), la trompeta de fuego necesita riegos regulares, pero moderados. La clave está en dejar que la capa superficial del sustrato se seque ligeramente entre riegos, evitando encharcamientos que podrían pudrir sus raíces. En otoño e invierno, es aconsejable espaciar los riegos, adaptándolos a las lluvias naturales y al descenso de temperaturas.
Si cultivas la trompeta de fuego en maceta, vigila que el drenaje sea adecuado, ya que el exceso de humedad es uno de sus principales enemigos. Una vez bien establecida, puede tolerar breves periodos de sequía.
Para que la trompeta de fuego se desarrolle sin problemas, debes ofrecerle un sustrato fértil, profundo y con excelente drenaje. Prefiere suelos ligeramente ácidos o neutros (pH entre 6 y 7), aunque puede adaptarse a diferentes tipos si no son extremadamente alcalinos. Un buen truco es mezclar la tierra del jardín con compost maduro y un poco de arena gruesa para mejorar el drenaje. Esta combinación favorecerá tanto el desarrollo de sus raíces y te ayudará a conseguir una mayor floración.
Si la cultivas en maceta, elige un sustrato universal enriquecido con perlita o fibra de coco. Evita los suelos compactados o excesivamente arcillosos, ya que dificultan el drenaje y limitan el crecimiento de la planta.
Un abonado regular marcará la diferencia en la floración. Durante la primavera y hasta mediados del verano, aplica un fertilizante equilibrado cada 15 días para estimular tanto el crecimiento como la floración. También puedes optar por abonos orgánicos como compost o humus de lombriz, incorporándolos al suelo en una capa ligera. Un exceso en el nitrógeno, podría favorecer un crecimiento excesivo de hojas en detrimento de las flores.
A finales del verano, suspende la aplicación de abono para permitir que la planta entre en su reposo invernal de forma natural.
Sí, la poda es fundamental si quieres controlar el tamaño de la trompeta de fuego y estimular una floración más abundante. El mejor momento para podarla es a finales del invierno o principios de la primavera, antes de que reinicie su actividad de descanso. Puedes recortar las ramas principales a la mitad de su longitud, eliminando además cualquier rama seca, débil o dañada.
No temas realizar una poda intensa si es necesario: esta planta responde muy bien y rebrotará con fuerza. Si la dejas crecer sin control, puede volverse invasiva y cubrir áreas que no deseas.
La floración de la trompeta de fuego es espectacular. Se da desde mediados del verano hasta principios del otoño, ofreciendo unos racimos espectaculares de flores naranjas, rojas o amarillas. Para disfrutar de una floración generosa, es necesario respetar su necesidad de luz solar directa y controlar el riego. También influye la poda correcta, ya que las flores suelen brotar en los extremos de los brotes nuevos.
Si notas que no florece como esperabas, revisa si está recibiendo suficiente sol o si necesita un abonado más equilibrado. La primera floración puede tardar dos o tres años tras la plantación. Una vez establecida, la trompeta de fuego te sorprenderá cada temporada con su intensidad cromática.
La trompeta de fuego se puede reproducir fácilmente mediante esquejes de tallo en primavera o verano. También por división de brotes de raíz en otoño, aunque esta técnica es más complicada. Los esquejes deben tener al menos dos nudos y plantarse en un sustrato húmedo y bien aireado para favorecer el enraizamiento. También se puede propagar espontáneamente a través de retoños, lo que puede facilitarte nuevas plantas si deseas expandirla en tu jardín.
En cuanto al trasplante, conviene hacerlo a finales del invierno o principios de la primavera, eligiendo un lugar definitivo donde pueda extenderse sin problemas. Si la cultivas en maceta, renueva el recipiente cada dos o tres años, utilizando siempre sustrato fresco y enriquecido. Recuerda: cada cambio de ubicación debe ir acompañado de un riego profundo para evitar el estrés.
Aunque esta planta es bastante resistente, no quita para que puedaverse atacada por ciertas enfermedades y plagas. Uno de los problemas más comunes es el exceso de humedad, que puede favorecer la aparición de hongos como el oídio o la roya, fácilmente reconocibles por manchas blancas o anaranjadas en las hojas. También es vulnerable a cochinillas y pulgones, especialmente en ambientes muy cálidos y secos.
Un tratamiento a tiempo con jabón potásico o aceite de neem suele ser suficiente para controlar estas plagas de manera ecológica. Evita el riego por aspersión directa sobre las hojas, ya que aumenta el riesgo de infecciones.