Ni ser la actriz con más nominaciones a los Premios Oscar (con un total de siete veces) ni protagonizar la superproducción más icónica de los años 90, Titanic, te libran de que todo el mundo dé su opinión sobre tu físico. Kate Winslet es una de las intérpretes más consagradas de Hollywood, pero ella también ha sufrido los comentarios despectivos sobre su cuerpo. De hecho, desde niña ha recibido mensajes negativos sobre este motivo, tal y como ha recordado en su última entrevista: "Tendrás carrera si estás dispuesta a conformarte con papeles de chica gorda", le dijo una profesora de teatro al inicio de su trayectoria.
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Kate Winslet: una carrera marcada por los comentarios sobre su físico
En el programa Desert Island Discs de BBC Radio 4, durante la promoción de Goodbye June, su primera película como directora, Kate Winslet ha recordado esta historia. Desde niña, la británica recibió motes como blubber ("grasa" en inglés) que, al llegar a la adolescencia, se reflejaron en su relación con la comida: siguió dietas muy restrictivas entre los 15 y los 19 años, ha contado. El comentario de su profesora de teatro se le quedó grabado, pero fue sobre todo tras tras el éxito de Titanic (1997), cuando todo el mundo se sintió con el derecho de opinar sobre el cuerpo de la protagonista. "Eran nombres horribles, terribles, abusivos", ha dicho sobre los titulares que la acompañaron en aquella época, hace 28 años.
Han pasado casi tres décadas, pero, desgraciadamente, este relato se mantiene actual en el universo hollywoodiense. El canón de belleza entre las estrellas evoluciona gracias a actrices como ella, pero no lo suficientemente rápido. En la gran pantalla, el pelo rubio, el 1,80 de altura y, sobre todo, el "90-60-90" siguen a la orden del día, a pesar de que la historia ha demostrado que no hace falta caber en ese molde para ser una magnífica intérprete.
Jennifer Lawrence: "No voy a pasar hambre para trabajar"
Entre las actrices que han querido dar ejemplo a futuras generaciones, destaca sin duda Jennifer Lawrence. La protagonista de Los juegos del hambre fue muy clara sobre este y cualquier otro trabajo: "Nunca voy a pasar hambre por un papel". Durante la grabación de la saga, cuya primera película se estrenó en 2012 (cuando Jennifer tenía solo 22 años), la estadounidense sufrió mucha presión para bajar de peso, pero su respuesta fue firme.
"No quiero que las niñas digan: "voy a parecerme a Katniss [su personaje], así que no voy a cenar". Eso es algo de lo que fui consciente durante el entrenamiento", explicó entonces. Una posición que ha mantenido durante toda su carrera, con una única excepción: su papel de bailarina en Gorrión Rojo (2018). Para esa película, sí que perdió peso; una decisión que justificó explicando que "no puedo estar en el personaje de una exbailarina y no sentirme como una exbailarina". En realidad, el foco principal de la preparación no fue tanto hacer dieta como bailar mucho: tres horas al día, seis días a la semana. Además, el rodaje se organizó de tal forma que Jennifer Lawrence grabó primero las escenas de baile y, una vez recuperó su alimentación habitual, el resto del largometraje. "No puedo trabajar a dieta. Tengo hambre. Estoy de pie. Necesito más energía", dice.
Keira Knightley y su "no" a los retoques (reales y digitales)
Aparte de ser delgadas, las actrices de Hollywood deben mantenerse por siempre jóvenes... y en el camino infinito hacia esa meta, muchas pierden de vista los límites de la cirugía estética. No es el caso de Keira Knightley, quien, cuando le preguntan acerca de la cirugía estética, responde sin dudar: "¿Operarme? No pienso hacerlo, es una desventaja no poder mover la cara". Muchas actrices, incluida Kate Winslet, defienden esta misma opinión: no quieren borrar de su rostro su expresión ni sus experiencias a base de liftings.
Keira Knightley y Kate Winslet han sufrido, además, una negativa costumbre de la industria cinematográfica contra el cuerpo femenino: el retoque digital. Mientras la primera ha tenido que ver cómo le sumaban varias tallas de pecho en algunos carteles promocionales (a lo cual se enfrentó posando en toples), a la segunda pretendían alisarle el abdomen y las arrugas a golpe de difuminado. Pero Winslet se negó: "Quiero que las jóvenes vean mi cara y mi cuerpo y piensen que es normal", explica, abanderando una vez más la belleza real en Hollywood, el espejo en el que se miran (y se comparan) millones de mujeres en todo el mundo.
