Junto a la primavera hablamos de estaciones de transición a la que no solo nosotros, nuestra piel, pelo o ritmos circadianos tienen que adaptarse. Un cambio de aires que traen consigo desde caída de pestañas o cejas, el famoso efluvio telógeno que lejos de preocupante es natural y en general completamente reversible, o el regreso a rituales de cuidado pensados para regenerar tras los meses de sol. Otro daño colateral del otoño son los brotes de imperfecciones: "Cuando se le pregunta a la población si observa variación de su acné en diferentes momentos del año, casi un 51% responde que existen diferencias según las estaciones", apunta la Dra. Cristina de la Heras, médico estético de DEMYA Martin del Yerro I Amselem.
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Acné y otoño: una relación tormentosa
Te adelantábamos que las etapas de transición siempre son críticas y la piel lo nota. Aunque la Dra. de las Heras nos dice que "no hay un estudio europeo que demuestre de forma directa que el otoño sea 'la peor estación' para el acné".
Sí que señala a un trabajo que documenta la relación entre los cambios de estación y el estado de la piel en mujeres caucásicas de Europa Central: "En otoño-invierno, muestran más sequedad y cambios en la barrera cutánea (variaciones ligadas a temperatura/humedad), condiciones que favorecen el taponamiento de los poros y rebrotes tras el verano. Este es un motivo por el que muchos pacientes sufren un empeoramiento en otoño en climas templados".
Eso sí, tampoco se le puede "echar la culpa" exclusivamente al otoño, la especialista de DEMYA Martin del Yerro I Amselem nos insiste en que "los hábitos del individuo pesan mucho; también el clima local (temperatura, humedad), geografía, hábitos de cuidado de la piel, sudoración, exposición al sol, etc., parecen influir bastante en los resultados".
La Dra. Beatriz Beltrán, fundadora de la clínica Beatriz Beltrán en Paseo de Gracia (Barcelona), recuerda también la relación entre emociones y belleza: "El estrés provoca acné, caída del cabello y fotoenvejecimiento. Y sí, una vida estresante acelera la aparición de líneas de expresión y arrugas".
También explica que "el aumento de cortisol (conocida como "la hormona del estrés") empeora afecciones cutáneas inflamatorias preexistentes (como el eccema, la psoriasis y el acné) y favorece la pérdida de agua transepidérmica y provoca deshidratación"; un último problema al que no ayuda el otoño, como nos cuenta Cristina de la Heras: "Al bajar las temperaturas y disminuir la humedad ambiental, la piel tiende a resecarse. Como mecanismo de defensa, las glándulas sebáceas producen más sebo, lo que favorece la obstrucción de los poros".
Tratamientos específicos: curas contra el acné
La médico estético de DEMYA Martin del Yerro I Amselem empieza por la limpieza, "el primer paso y de obligado cumplimiento tanto por la mañana como antes de acostar; debe ser suave y se puede acompañar de activos queratolíticos en la noche. En caso de acné severo o con riesgo de cicatrices residuales los médicos asociamos isotretinonina, un derivado de la vitamina A, bien sea oral o tópica".
Añade los "geles o cremas seborreguladoras a base de clindamicina al 1% o peróxido de benzoilo durante el día". Además, "los alfa y beta-hidroxiácidos (ácidos salicílico, glicólico, azelaico y otros), tanto en cremas de aplicación tópica como en soluciones de pelado en consulta mejoran la eliminación del tapón obstructivo, renuevan el estrato córneo de la epidermis y crean un clima de hidratación que mejora las funciones fisiológicas de la piel".
"Una buena regulación de la grasa no debe estar exenta de una correcta hidratación no comedogénica, a base de ácido hialurónico o ceramidas que compensen la disminución de la humedad ambiental y, por supuesto, una correcta protección solar SPF 30 durante todo el año. Y en casos moderados o severos o en acné adulto de la mujer, se valoran los antiinflamatorios tópicos, retinoides tópicos, antibióticos orales y tópicos, espironolactonas, isotretinoina oral y tópica o peelings médicos", concluye la especialista.
