Hay cosas que nunca pasan de moda, y una melena lisa bien cuidada es una de ellas. Pero eso no significa caer en la rutina o el aburrimiento. Esta temporada, el pelo liso se reinventa con cortes que lo actualizan al instante, sumando movimiento, estructura y un punto de actitudque transforma cualquier look. Desde longitudes XXL hasta pixies minimalistas, hay opciones para todos los estilos.
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Si tienes el pelo liso de nacimiento o te lo alisas a menudo, estás de suerte: estos cortes están pensados para potenciar su textura y convertir cada mechón en una declaración de intenciones. ¿La clave? Elegir bien el corte, atreverse a actualizarlo y no olvidar los cuidados que marcan la diferencia entre una melen lisa plana y una con vida.
Este corte recto, que cae justo a la altura de la mandíbula o ligeramente por debajo, es el favorito de las que buscan un look limpio, elegante y atemporal. El blunt bob elimina las capas por completo para lograr una línea precisa y pulida. Además, realza el cuello y enmarca el rostro de forma favorecedora. Es especialmente recomendable para cabellos finos, ya que da la ilusión de mayor densidad.
Aunque el shag suele asociarse al pelo con textura, su versión lisa tiene mucho que ofrecer. Este cortejuega con capas suavesque empiezan a la altura de los pómulos y se degradan hacia las puntas, generando movimiento sin apelmazar. El flequillo abierto o ligeramente desfilado completa el look, dando un aire despreocupado y con estilo. Además, no necesita demasiado mantenimiento: cuanto más crece, más personalidad gana.
Si hay un corte que transforma al instante, ese es el que incluye flequillo. Y esta temporada, vuelve con fuerza en todas sus versiones: desde los baby bangs súper cortos que rozan la audacia, hasta los clásicos flequillos cortina, más largos y abiertos, perfectos para enmarcar el rostro con suavidad. En pelo liso, el flequillo se luce como en ningún otro: su caída es precisa, estiliza las facciones y puede adaptarse según tu estilo.
Llega justo por los hombros, aporta equilibrio entre el corte clásico y el largo más atrevido. Es versátil, práctico y elegante, ideal para quienes quieren cambiar de look sin arriesgar demasiado. En pelo liso funciona muy bien porque permite lucir su caída natural, pero sin caer en el aburrimiento. Es fácil de peinar, admite ondas si quieres variar, y estiliza el rostro sin acortar demasiado el largo.
Para las más atrevidas, el pixie liso es todo un acierto. Este corte corto, pulido y con líneas bien marcadas ofrece un aire sofisticado y ultraestilizado. Es ideal para rostros angulosos o muy simétricos, aunque puede adaptarse con variantes para casi cualquier tipo de cara. ¿Lo mejor? El estilo que proyecta: seguridad, elegancia y cero complicaciones en su mantenimiento.
El corte largo y recto, con puntas perfectamente alineadas, es una declaración de intenciones. Puede parecer simple, pero requiere un pelo cuidado, sano y brillante para que luzca de verdad. Eso sí, es de los cortes que más mantenimiento necesitan: recortes de puntas regulares, hidratación profunda y un extra de mimo diario para que no se vea apagado o sin forma.
Este corte geométrico y moderno se caracteriza por ser más corto en la parte trasera y alargarse hacia el rostro. El bob invertido estiliza la silueta del cuello, realza la línea de la mandíbula y genera un efecto visual muy favorecedor en rostros redondeados o cuadrados. Si quieres un corte que se note, que transmita seguridad y que funcione con poco peinado, este es tu match perfecto.
El corte mariposa (butterfly haircut) combina lo mejor de dos mundos: largo y volumen. Se compone de capas largas que empiezan en los hombros o clavículas, creando un efecto "alado" que se desplaza con gracia y naturalidad. En pelo liso, estas capas se notan más sutiles, lo que da un resultado elegante y favorecedor. Además, permite recoger el pelo fácilmente sin que se note que llevas capas.
Un clásico que nunca falla, sobre todo para quienes aman el pelo largo. El corte en V da forma a la melena sin capas marcadas, creando una caída bonita y natural. En pelo liso, ayuda a evitar el efecto “cortina plana” al generar una silueta más estilizada desde la espalda. Además, al concentrar el volumen en los lados y las puntas, suaviza el rostro y da un efecto óptico de mayor movimiento.
Inspirado en los años 90 pero con un giro moderno, el corte bowl o tazón ha vuelto para quienes quieren destacar sin pedir permiso. En su versión 2.0, las líneas son más suaves, el flequillo se alarga hacia los lados y se puede jugar con texturas. En pelo liso, el resultado es simétrico, limpio y muy estilizado. Es ideal para rostros alargados o con facciones delicadas.
Tener el pelo liso no garantiza que siempre luzca perfecto. El encrespamiento, la sequedad o la electricidad estática pueden arruinarlo fácilmente. Para evitarlo, apuesta por una rutina hidratante, usa protector térmico antes del calor, aplica sérum en las puntas y opta por cepillos de cerdas naturales. Pequeños gestos como usar una funda de satén o aplicar una mascarilla semanal pueden marcar la diferencia.
La plancha sigue siendo la mejor aliada del pelo liso, pero solo si se usa bien. ¿Regla número uno? Nunca planchar sin protector térmico. ¿Número dos? No hace falta superar los 180 °C (a menos que tu pelo sea muy grueso). Las nuevas planchas con sensores de temperatura, placas de cerámica y tecnología iónica son una inversión que vale cada euro: reducen el daño, sellan la cutícula y dejan un acabado brillante y duradero. Por último, evita usarla a diario: el pelo también necesita respirar.