Son ariscos, independientes y algunos incluso los tachan de egoístas. Pero pocos negarían que los gatos tienen un encanto especial. Su carácter libre, su forma silenciosa de compartir espacio y el hecho de no depender de paseos diarios los convierten en compañeros domésticos únicos. Y ahora, además, la ciencia les da un punto extra: los investigadores han descubierto una forma sencilla y eficaz de comunicarnos con ellos… y funciona.
Para ti que te gusta
Lee 5 contenidos gratis al mes con
solo registrarte.
Aprovecha nuestra oferta de Navidad
y navega sin límites durante 1 año
desde 19,50€
Este contenido es solo para
suscriptores.
Aprovecha nuestra oferta de Navidad
y navega sin límites durante 1 año
desde 19,50€
Este contenido es solo para
suscriptores.
Aprovecha nuestra oferta de Navidad
y navega sin límites durante 1 año
desde 19,50€
TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Lejos de ser distantes, los gatos sí responden a nuestras señales, siempre que sepamos usar su lenguaje. Un estudio liderado por la psicóloga Karen McComb, de la Universidad de Sussex, ha demostrado que un gesto tan simple como entrecerrar los ojos y parpadear lentamente —la conocida “sonrisa felina”— aumenta de forma significativa las probabilidades de que un gato se acerque, interactúe y confíe en un humano, incluso si no lo conoce.
La investigación confirma algo que muchos dueños intuían desde hace años: no es que los gatos no quieran comunicarse con nosotros, es que no siempre hablamos su idioma. Y aprenderlo puede cambiar por completo la relación con estos animales tan enigmáticos como fascinantes.
La “sonrisa felina” existe y no es un mito
Si convives con un gato, seguramente has visto esa expresión tan característica: ojos entrecerrados y un parpadeo lento, a veces acompañado de una postura relajada. En el mundo felino, este gesto aparece cuando el animal se siente tranquilo y seguro.
Los científicos lo interpretan como una señal de buenas intenciones. A diferencia de la mirada fija —que los gatos pueden percibir como una amenaza—, el parpadeo lento transmite calma y ausencia de peligro. Es, salvando las distancias, la forma felina de sonreír.
El experimento que lo demostró
Para comprobar si los humanos podían “hablar” este lenguaje, el equipo de la Universidad de Sussex realizó dos experimentos controlados.
En el primero participaron 21 gatos de 14 hogares distintos. Cuando el animal estaba tranquilo, se pidió a sus dueños que se sentaran a aproximadamente un metro de distancia y parpadearan lentamente cada vez que el gato los miraba. Las reacciones se grabaron en vídeo y se compararon con situaciones en las que no había interacción humana.
El resultado fue claro: los gatos parpadeaban lentamente con mucha más frecuencia después de que el humano lo hiciera primero.
El segundo experimento fue aún más revelador. Participaron 24 gatos, pero esta vez quienes realizaban el gesto no eran sus dueños, sino investigadores desconocidos para ellos. De nuevo, cuando los humanos entrecerraban los ojos, parpadeaban lentamente y extendían la mano, los gatos no solo respondían con el parpadeo, sino que además se acercaban con más probabilidad.
“Es algo que puedes probar tú mismo”
“Como alguien que ha estudiado el comportamiento animal y es dueña de un gato, es fantástico poder demostrar que los gatos y los humanos pueden comunicarse de esta manera”, explicó Karen McComb al publicarse el estudio. “Es algo que muchos dueños ya sospechaban, por lo que es emocionante haber encontrado evidencia científica”.
La investigadora subrayó además que este trabajo fue el primero en analizar de forma experimental el papel del parpadeo lento en la comunicación entre gatos y humanos. Y lo mejor: no hace falta ningún entrenamiento para ponerlo en práctica.
Cómo “hablar gato” en cuatro pasos
La técnica es tan sencilla que cualquiera puede probarla, incluso con gatos desconocidos:
- Espera a que el gato esté tranquilo.
- Míralo suavemente y entrecierra los ojos.
- Ciérralos durante uno o dos segundos.
- Ábrelos despacio y observa su reacción.
Si el gato responde con el mismo gesto, es una buena señal. Estás transmitiendo calma, respeto y apertura a la interacción. Los investigadores describen este intercambio como una especie de conversación silenciosa.
Mucho más sociables de lo que creemos
Este hallazgo encaja con otras investigaciones recientes que desmontan la idea del gato frío o distante. Los estudios muestran que los gatos:
- Reconocen su nombre, aunque a menudo decidan ignorarlo.
- Imitan rasgos de personalidad de las personas con las que conviven.
- Reaccionan al estado emocional de sus humanos.
Establecen vínculos profundos, aunque los expresen de forma menos evidente que los perros.
Como explica la psicóloga Tasmin Humphrey, comprender estas interacciones no solo mejora la convivencia en casa, sino que puede tener aplicaciones prácticas: desde evaluar el bienestar de los gatos en clínicas veterinarias hasta mejorar su adaptación en refugios.
No es magia, es comunicación
Puede que los perros sean más cercanos y cariñosos, pero eso no significa que los gatos no conecten con nosotros. Simplemente, se comunican de otra manera. Y ahora sabemos que aprender su lenguaje no requiere trucos ni adiestramiento, solo observación, paciencia y un gesto tan simple como parpadear.
Así que la próxima vez que tu gato te mire fijamente desde el sofá, ya sabes qué hacer. Quizá no te maúlle… pero puede que te devuelva la sonrisa.
