Las luces decorativas, las reuniones familiares y el aumento del tiempo que se pasa en casa convierten a la Navidad en uno de los periodos de mayor consumo eléctrico del año. Aunque el gasto parece asumible durante las fiestas, su impacto se percibe con claridad semanas después, cuando llega la factura de enero. Adoptar medidas de eficiencia energética y planificar el uso de la electricidad puede marcar la diferencia entre un recibo asumible y un susto inesperado.
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Un consumo que se dispara en diciembre
Diciembre es tradicionalmente uno de los meses con mayor demanda eléctrica en los hogares españoles. Según datos habituales de asociaciones de ahorro energético y operadores del sistema, el consumo doméstico puede incrementarse en torno a un 25-30% durante las fiestas navideñas, según explican desde la plataforma Camby.
A este aumento contribuyen varios factores:
- Más horas de iluminación
- Uso intensivo del horno y otros electrodomésticos
- Mayor dependencia de la calefacción debido al descenso de las temperaturas
Este incremento no siempre se percibe de inmediato. Las organizaciones de defensa del consumidor advierten de que muchos consumidores no son conscientes del gasto real hasta que reciben la factura del mes siguiente.
Por ello insisten en la importancia de vigilar los hábitos diarios, especialmente durante los periodos festivos.
Iluminación eficiente
Las luces navideñas son uno de los símbolos más reconocibles de estas fechas, pero también una fuente constante de consumo si no se gestionan adecuadamente. Los expertos recomiendan optar por guirnaldas LED, que consumen hasta un 80% menos que las bombillas incandescentes tradicionales y tienen una vida útil mucho mayor.
Además, limitar el tiempo de encendido es clave. Programadores y enchufes inteligentes permiten automatizar el apagado de las luces durante la noche o cuando no hay nadie en casa.
También se aconseja aprovechar la luz natural durante el día y reforzar la decoración con elementos reflectantes que mantengan el ambiente festivo sin necesidad de electricidad.
La cocina, uno de los grandes focos de gasto
Las comidas y cenas navideñas disparan el uso del horno, la vitrocerámica y pequeños electrodomésticos. Para reducir el impacto en la factura, los especialistas aconsejan planificar la cocina con antelación y aprovechar al máximo cada uso. Cocinar varios platos a la vez en el horno, evitar abrirlo innecesariamente y apagarlo unos minutos antes de terminar la cocción, aprovechando el calor residual, son gestos sencillos que reducen el consumo.
También se recomienda descongelar los alimentos dentro del frigorífico, usar tapas en ollas y sartenes para acelerar la cocción y evitar lavadoras o lavavajillas a media carga. Los programas ECO, aunque son más largos, suelen consumir menos energía a largo plazo.
Pequeños descuidos que suman
Más allá de los grandes electrodomésticos, los llamados “consumos fantasma” siguen siendo una de las principales fugas de energía en los hogares. Televisores en modo espera, cargadores enchufados sin uso o luces encendidas en habitaciones vacías pueden suponer un gasto constante que pasa desapercibido.
Desde organismos reguladores y asociaciones de consumidores se insiste en revisar la vivienda antes de salir y utilizar regletas con interruptor para desconectar varios dispositivos a la vez. Estos pequeños gestos, si se mantienen en el tiempo, pueden traducirse en un ahorro significativo al final del año.
La importancia de conocer la tarifa eléctrica
En un contexto de precios variables, entender la tarifa contratada resulta fundamental. En las tarifas con discriminación horaria, el precio de la electricidad varía según la franja del día.
Las horas punta, más caras, se concentran habitualmente por la mañana y al final de la tarde, mientras que las horas valle, más económicas, se sitúan durante la noche y los fines de semana.
Ajustar el uso de electrodomésticos a estas franjas puede reducir notablemente el importe del recibo. Desde plataformas de análisis energético recuerdan que poner la lavadora o el lavavajillas en horas valle sigue siendo una de las formas más efectivas de ahorrar. Además, también aconsejan revisar periódicamente si la tarifa contratada se adapta al consumo real del hogar.
Más allá de las fiestas
Al margen del impacto económico, reducir el consumo eléctrico durante la Navidad también tiene un efecto positivo en el medio ambiente. Un uso más eficiente de la energía contribuye a disminuir la demanda y, con ello, las emisiones asociadas a la generación eléctrica.
La combinación de tecnología eficiente, hábitos responsables y una mayor información sobre el mercado energético permite disfrutar de unas fiestas luminosas sin que la cuesta de enero se convierta en un problema añadido.
Porque, como recuerdan los expertos, ahorrar energía no implica renunciar al confort, sino aprender a consumirla de forma más inteligente.
