Europa avisa a España y exige un 'despido restaurativo' para los trabajadores: qué es y por qué puede cambiar tu indemnización


La Comisión Europea exige dejar el cálculo automático de 33 días por año y que la compensación tenga en cuenta el daño real (edad, empleabilidad y contexto personal) del trabajador


Un empleado recibe la notificación de despido, una situación que podría cambiar con la llegada del modelo de indemnización restaurativa© Getty Images
2 de diciembre de 2025 - 16:45 CET

En las últimas semanas, el término 'despido restaurativo' se ha colado en titulares, tertulias y debates laborales. No es una nueva figura legal aprobada, ni un cambio inminente en la ley, sino una exigencia formal de Europa: España debe modificar la forma en que se calculan las indemnizaciones por despido improcedente para que reflejen el daño real causado al trabajador, y no solo una fórmula automática.

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El debate sobre el despido restaurativo busca que la indemnización compense el daño real del trabajador y no solo siga una fórmula fija

Pero, ¿qué significa exactamente “despido restaurativo”? ¿De dónde viene? ¿Y por qué puede cambiar el mercado laboral español?

 Qué es realmente el despido restaurativo

El despido restaurativo, también llamado indemnización restaurativa, es un modelo que busca que la compensación por un despido injustificado reponga el daño personal, económico y social sufrido por el trabajador.

Hasta ahora, en España, la indemnización por despido improcedente se calcula casi siempre igual: 33 días por año trabajado, con un tope.

Es un sistema simple, pero para la UE tiene un problema:  No siempre compensa el daño real.

El modelo restaurativo pretende que la indemnización tenga en cuenta factores como:

  • La edad del trabajador
  • Su capacidad real de recolocación
  • Su estabilidad económica
  • Su impacto emocional
  • La forma en la que se produjo el despido
  • La dificultad para volver al mercado laboral

Es decir: no pagar lo mismo a todos, sino pagar lo justo según el perjuicio real.

El origen: el Convenio 158 de la OIT

El concepto no nace en España. Su raíz está en el Convenio 158 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece dos pilares:

1. El despido debe tener una causa válida

Nadie puede ser despedido sin motivo relacionado con su capacidad, su conducta o las necesidades reales de la empresa.

 2. La indemnización debe ser suficiente

Si el despido carece de causa válida, la compensación debe reparar el daño. Si no, no actúa como elemento disuasorio.

También define motivos prohibidos para despedir:

  • Sexo, raza, religión, origen o ideología
  • Afiliación sindical
  • Actividades sindicales
  • Origen social o nacional

Europa considera que España no está cumpliendo plenamente estas exigencias.

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Europa exige a España un modelo que haga más difícil despedir sin causa válida y que refuerce la protección del empleado

¿Por qué se habla ahora de esto? Porque Europa ha señalado a España

El empujón definitivo llega del Comité Europeo de Derechos Sociales (CEDS), que ha advertido oficialmente de que las indemnizaciones actuales en España son demasiado bajas, no compensan el daño real y, en muchos casos, resulta más barato despedir que justificar una causa válida. También señala que los jueces tienen un margen muy limitado para ajustar las compensaciones. Por todo ello, el organismo exige introducir un modelo restaurativo que permita indemnizaciones más ajustadas a cada caso.

Cómo podría cambiar el despido en España

Aunque todavía no existe una reforma cerrada, sí se empieza a dibujar con bastante claridad hacia dónde podría evolucionar el sistema español. La primera gran transformación pasaría por introducir indemnizaciones más flexibles, que dejarían atrás el esquema fijo de 33 días por año trabajado para dar paso a compensaciones adaptadas al daño real sufrido por cada persona. Esto permitiría tener en cuenta situaciones muy diferentes, desde la edad del trabajador hasta su empleabilidad o el impacto económico que el despido pueda tener en su vida.

También se prevé una mayor intervención de los jueces, que tendrían más margen para ajustar la indemnización según factores personales y profesionales, de forma similar a lo que ocurre hoy con los baremos de accidentes de tráfico. Esto permitiría valorar el perjuicio caso por caso, y no únicamente a través de fórmulas automáticas.

Otro cambio relevante sería el endurecimiento del despido sin causa válida. La idea es que despedir sin justificarlo deje de ser una opción barata y, por tanto, poco disuasoria. Si la indemnización pasa a reflejar el daño real, las empresas tendrían muchos más incentivos para documentar adecuadamente la causa del despido y evitar decisiones arbitrarias.

Y, más allá de lo jurídico, la reforma apunta hacia un modelo más humano y menos automático, inspirado en los principios de la justicia restaurativa. En este enfoque, el despido no se entiende únicamente como una ruptura contractual, sino como un proceso que debe reconocer el impacto emocional, profesional y social que supone perder un empleo.

Qué supondría para trabajadores y empresas

Para el trabajador

  • Indemnizaciones potencialmente más altas
  • Más protección frente a despidos arbitrarios
  • Reconocimiento del daño real (edad, empleabilidad, contexto personal)

Para la empresa

  • Mayor incertidumbre jurídica
  • Más obligación de justificar cada despido
  • Riesgo económico mayor si el despido no tiene causa sólida

Para la ley

  • Necesidad de crear un nuevo baremo para medir el daño, similar al de accidentes de tráfico
  • Posible reforma profunda del Estatuto de los Trabajadores

El despido restaurativo se ha convertido en el gran debate laboral del momento. No está aprobado, pero Europa presiona para que España lo adopte con un objetivo claro: que despedir sin causa válida deje de ser barato y que la indemnización compense el daño real del trabajador. 

En un mercado laboral con poca estabilidad y alta rotación, este cambio afectaría de lleno a millones de empleados y a miles de empresas. Lo que ocurra en los próximos meses definirá cómo —y a qué precio— se podrá despedir en España en el futuro inmediato. 

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