Es una escena tan cotidiana como automática: circulas por una autopista, de pronto el tráfico se detiene en seco, pisas el freno y sin pensarlo demasiado pulsas el botón de las luces de emergencia. Lo hacen muchos conductores: un gesto instintivo, un intento de alertar a quien viene detrás de que algo va mal. Pero, sorprendentemente, esa práctica, tan extendida como casi una tradición en las carreteras españolas, no coincide con lo que marca la ley.
Para ti que te gusta
Lee 5 contenidos gratis al mes con
solo registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra
oferta de Black Friday: 1 año
+ smartwatch valorado en 129€ por 29€
Este contenido es solo para suscriptores
Navega de forma ilimitada con nuestra
oferta de Black Friday: 1 año
+ smartwatch valorado en 129€ por 29€
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Navega de forma ilimitada con nuestra
oferta de Black Friday: 1 año
+ smartwatch valorado en 129€ por 29€
TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
¿Qué dice realmente la norma?
Según el apartado C del artículo 109 del Reglamento General de Circulación (RGC), la forma correcta de avisar a los vehículos que circulan detrás cuando vamos a inmovilizar el coche o frenar bruscamente es: mediante el empleo reiterado de las luces de frenado o bien moviendo el brazo alternativamente arriba abajo con movimientos cortos y rápidos siempre que sea posible.
Es decir, lo habitual es dar las luces de emergencia, pero esa acción no está recogida como método válido para avisar de un frenazo o de un atasco. En su lugar, la norma sugiere usar las luces de freno (o, en su defecto, señales manuales).
¿Y por qué todos lo hacemos?
La explicación reside en la evolución del tráfico y los vehículos. La ley fue escrita hace décadas, en una época sin sistemas como el ABS; entonces, levantar el pie del freno era señal suficiente. Hoy, con coches modernos y frenadas bruscas, levantar el pie no resulta práctico. Así que muchos conductores recurren a las luces de emergencia porque resulta más intuitivo y visible.
Por tanto, aunque la norma no contemple los warnings como método para avisar de un atasco, la mayoría optamos por ese camino por comodidad y sentido común: instinto de alerta y seguridad.
¿Es ilegal? ¿Nos pueden multar?
Aquí viene lo curioso: aunque la norma no lo recomiende, poner las luces de emergencia en un atasco no es considerado una infracción, al menos por ahora. La razón: lo que se sanciona es no señalizar cuando no puedas alcanzar la velocidad mínima de la vía y exista riesgo de alcance. En ese caso, la ley sí exige “señal de emergencia”.
Si el atasco implica que circulas por debajo del mínimo legal, entonces sí sería obligatorio usar las luces de emergencia. Si no, la ley “hace la vista gorda”. Esa incoherencia entre la norma escrita en papel y la práctica habitual y moralmente comprensible, crea una zona gris legal.
Una norma 'de otra época' en un contexto moderno
El problema, como señalan expertos y medios especializados, es que la ley quedó pensada para un contexto muy distinto: coches sin ABS, circulación más lenta, sin neumáticos de alto rendimiento, y con menos densidad de tráfico. Las señales manuales, levantar el pie, avisar con el brazo: todo tenía sentido cuando los vehículos y las carreteras eran distintos.
Hoy, en cambio, muchos automóviles modernos incluso activan los warnings automáticamente si detectan frenadas bruscas: un reconocimiento tácito de que la norma ya no se adapta a la realidad de la conducción actual.
¿Qué recomiendan ahora la DGT y los expertos?
Aunque en la práctica la mayoría seguimos usando las luces de emergencia en atascos, lo aconsejable —según la ley— sigue siendo usar las luces de freno de forma reiterada o, cuando sea posible, hacer una señal manual con el brazo. En un contexto ideal, sería eso lo que está previsto para alertar a otros conductores.
Y, si circulas a una velocidad inferior a la mínima de la vía por causas del tráfico, sí: activar los warnings sería obligatorio.
¿Tendrá la norma futuro? Una revisión pendiente
Muchos se preguntan si esta discrepancia entre norma y práctica acabará siendo revisada. El auge de vehículos modernos con luces automáticas, ABS, frenos asistidos y multitud de sistemas de seguridad sugiere que la ley probablemente se queda desfasada. Pero por ahora, no hay señales claras de actualización inmediata.
Lo que sí parece evidente es que, aunque técnicamente estamos haciendo mal, casi todos coincidimos: usar las luces de emergencia ante un atasco transmite mejor la urgencia y el riesgo que unas luces de freno o una señal con el brazo. Y quizá por eso convivimos con esa contradicción.
El dilema del conductor moderno: ¿norma o sentido común?
Para muchos conductores; especialmente quienes viajan por autopistas o circulan en horas punta— la práctica de dar las luces de emergencia en atascos no es una elección, sino una necesidad: un acto de defensa propia. Y aunque la ley prefiere otro método, el instinto colectivo ha dictado otro.
