Ha perdido todo su esplendor y buena parte de su encanto, pero aun así te resistes a deshacerte de ella. Esa vajilla que te acompaña desde hace años —y a la que tienes un cariño especial— ahora está llena de rayas grises que dan sensación de desgaste o suciedad, aunque esté perfectamente limpia. Son esas marcas que dejan los cubiertos al rozar la superficie… y que parecen imposibles de quitar.
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Lo curioso es que no se trata de grietas ni de manchas permanentes, sino de un problema mucho más común de lo que pensamos. Con el uso diario, los platos de cerámica o porcelana van acumulando pequeñas transferencias de metal procedentes de los cubiertos, sobre todo de los hechos en acero inoxidable. Son líneas superficiales que no afectan a la seguridad del plato, pero sí a su apariencia; ese tipo de marcas que, poco a poco, hacen que una vajilla bonita parezca vieja.
La buena noticia es que tienen solución, y además es mucho más sencilla de lo que parece. En redes sociales se ha viralizado un truco casero que está devolviendo el brillo a platos rallados en cuestión de minutos, con un “antes y después” tan evidente que miles de usuarios se han sumado a probarlo.
Con el uso diario, los platos de cerámica o porcelana acaban acumulando pequeñas transferencias de metal procedentes de los cubiertos, especialmente los de acero inoxidable. Son líneas superficiales que afean el aspecto del plato, pero que pueden eliminarse con un sencillo truco casero que se ha vuelto viral en redes.
El truco que se ha hecho popular en redes sociales
Una creadora de contenido conocida como @alimomlife, muy popular por compartir trucos de limpieza, publicó un vídeo que acumula miles de visualizaciones gracias a su “antes y después” espectacular: un cuenco lleno de rayas que vuelve a quedar completamente liso y blanco en cuestión de minutos. En él demuestra cómo recuperar platos visiblemente rallados con un método fácil, rápido y económico.
Es fundamental desmitificar estas marcas. Contrario a lo que muchos piensan, esas líneas no representan una rotura o una grieta en la cerámica que pudiera albergar bacterias, ni son suciedad incrustada.
La verdad es que son restos microscópicos de metal (generalmente cromo y níquel, componentes del acero inoxidable de tus cubiertos) transferidos por la fricción. Dado que estos metales se encuentran en la superficie del plato y son los mismos que están aprobados para el contacto alimentario en tus utensilios, esta transferencia no afecta en absoluto a la salud ni a la funcionalidad del plato. Se trata simplemente de una marca superficial que, aunque visualmente resulta antiestética, se puede eliminar con el método de limpieza adecuado.
El procedimiento es extremadamente sencillo y solo requiere una pasta limpiadora suave ligeramente abrasiva apta para uso doméstico. Puedes utilizar productos conocidos como The Pink Stuff (fácilmente disponible en supermercados y tiendas de hogar en España) o alternativas comunes como la arcilla blanca de limpieza (también llamada piedra blanca) o incluso un limpiador cremoso multiusos que contenga micropartículas de pulido suave, como los que se usan para cocinas o vitrocerámicas. La clave es que la pasta sea lo suficientemente fina para pulir sin rayar el esmalte
- Aplica una pequeña cantidad de la pasta sobre una esponja
- Frota el plato con movimientos circulares, sin apretar demasiado, pero insistiendo en las líneas más marcadas.
- Repite el proceso si es necesario en zonas con muchas marcas.
- Aclara, seca y comprueba el resultado.
El efecto es prácticamente inmediato: al aplicar y frotar, la pasta actúa como un pulido de micropartículas extremadamente suave que, por abrasión controlada, elimina la capa superficial de restos metálicos que se ha adherido al esmalte de la vajilla.
Este proceso es clave porque retira el metal depositado sin comprometer ni erosionar la capa protectora y el brillo original de la cerámica o la porcelana. El efecto es inmediato: la pasta actúa como un pulido muy suave que elimina la capa superficial donde se ha adherido el metal, sin dañar el esmalte.
Cuándo funciona y cuándo no funciona
Antes de aplicar cualquier método de limpieza, es fundamental saber identificar correctamente el tipo de marca que tiene tu vajilla para asegurar la efectividad del proceso. Este truco es altamente eficaz, pero no es una solución universal para todos los problemas de la cerámica:
Funciona si…
- Tu vajilla es de materiales estándar: el método está diseñado para recuperar el brillo y la superficie de platos de cerámica, porcelana, loza y vajillas esmaltadas lisas modernas o semimodernas.
- Las marcas son superficiales: es totalmente eficaz cuando el problema son las rayas grises, negras o plateadas con aspecto superficial, que se sabe que provienen del roce de los cubiertos.
Pero ojo, si tu vajilla es antigua o particularmente delicada, se recomienda probar primero el truco en una zona discreta (como la parte inferior o el borde) para asegurar que la superficie no reaccione negativamente.
No funciona si…
- Hay cuarteado bajo el esmalte: Este método no funciona si lo que observas es un patrón de microgrietas que se extiende por debajo de la capa superficial del plato. Este fenómeno, conocido como "cuarteado" o crazing, es típico de piezas de loza antiguas o muy usadas.
- Es un daño estructural: El cuarteado es una red de fracturas que forma parte del envejecimiento natural de la pieza y no desaparece al frotar ni se puede revertir. Si ese es tu caso, las marcas no son metálicas, sino el resultado del paso del tiempo y la absorción de humedad en las fisuras del esmalte.
