Los cocineros lo advierten: nunca hagas esto con tu sartén después de cocinar (puede salirte caro)


Un hábito tan común puede arruinar tu menaje en cuestión de segundos


Sartén en el fregadero© Adobe Stock
Ana ToroPeriodista y Locutora
18 de noviembre de 2025 - 15:03 CET

Después de preparar una comida suculenta, puede resultar muy tentador enjuagar la sartén al instante, mientras aún está caliente. Sin embargo, esta práctica aparentemente inocente puede tener consecuencias perjudiciales para tus utensilios de cocina. En realidad, someter una sartén caliente a un chorro de agua fría provoca un fenómeno conocido como choque térmico, que puede dañarla de varias formas.

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© Adobe Stock
Limpiando una sartén en el fregadero

Cuando metales como el aluminio, el acero o el hierro fundido se calientan, se expanden ligeramente, y cuando se enfrían, se contraen. Si se produce un cambio brusco de temperatura —por ejemplo, al pasar de estar sobre el fuego a recibir agua helada—, esa contracción rápida puede deformar la base de la sartén, provocando que se “abombe” o se vuelva convexa.

Deformación no solo estética

Esta deformación no es solo estética: una sartén curvada no se apoya bien en la placa, lo que impide una distribución uniforme del calor durante la cocción. Así, la próxima vez que la uses puede generar “puntos fríos” y “puntos calientes” que afectan a la calidad de tus platos.

Además, para sartenes con recubrimientos —como las antiadherentes o vitrificadas— el impacto térmico puede ser aún más dañino. El choque térmico puede provocar que se agriete el esmalte o que la capa antiadherente se desprenda, liberando fragmentos en la comida.

En casos extremos, en materiales más frágiles como el hierro fundido, ese contraste térmico agresivo puede incluso producir grietas. Por eso, expertos en menaje recomiendan dejar que la sartén se enfríe de forma natural antes de lavarla o, si se desea acelerar el enfriamiento con agua, utilizarla templada o agua ligeramente caliente para evitar el estrés térmico.

Un punto adicional preocupante es el de los residuos de aceite. Si se vierte agua fría sobre una sartén caliente con aceite sucio, no solo se corre el riesgo de deformarla, sino que también se pueden producir salpicaduras peligrosas y la limpieza podría ser menos eficiente. Por ello, lo mejor es esperar a que el aceite se enfríe, rasparlo con cuidado y reciclarlo adecuadamente (muchos expertos aconsejan depositar los restos de aceite en recipientes para su recogida selectiva).

Aunque poner una sartén caliente bajo el grifo parezca una solución rápida para limpiarla, es una mala idea a largo plazo: puede deformarla, agrietar recubrimientos o incluso debilitar su estructura. Lo más responsable es darle un tiempo para enfriarse y así preservar sus materiales y funcionalidad durante más tiempo.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.