Cada vez que conectamos un cable USB al móvil, al ordenador o al cargador, solemos fijarnos en la forma del conector; y quizá en la velocidad de carga, pero pocas veces en el color de la pieza plástica que hay dentro del puerto. Sin embargo, últimamente está llamando la atención un detalle nuevo: los cables y puertos USB de color morado. ¿Qué significan exactamente? ¿Por qué algunos dispositivos los incorporan?
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Lo primero que hay que tener claro es que el color de un conector USB no forma parte de un estándar obligatorio: es decir, los fabricantes eligen el tono, y un cable morado no garantiza por sí mismo prestaciones concretas. Aun así, es habitual que ese color se utilice para indicar varias características interesantes que vale la pena conocer.
En concreto, los USB morados (y también los turquesa-verdosos) se suelen asociar con conectores o cables que cumplen la norma USB 3.1. Esto quiere decir que el dispositivo puede transferir datos a mayor velocidad o bien, en algunos casos, ofrecer capacidades adicionales de carga rápida. En el caso de la marca Huawei, por ejemplo, un puerto morado puede señalar que ese cable o conexión es compatible con su tecnología de carga rápida, SuperCharge.
¿Qué ventajas prácticas aporta?
Primero, usar un cable USB morado en un equipo que lo soporte nos da mayor garantía de estar beneficiándonos de velocidades superiores a las antiguas versiones USB 2.0: mejor transferencia de archivos, menos espera. Segundo, y quizá más útil en el día a día, si ese puerto está preparado para carga rápida, podremos cargar el dispositivo (móvil, tablet…) mucho más deprisa, algo ya muy valorado en tiempos de “siempre conectado”.
También conviene saber que otros colores tienen sus propias implicaciones: por ejemplo, un USB naranja suele indicar carga rápida (pero una generación anterior a SuperCharge) y los cables verdes han sido adoptados por Qualcomm para su tecnología de carga rápida Quick Charge.
Pero atención porque que un cable tenga color morado no garantiza por sí solo la carga ultrarrápida: será necesario que tanto el dispositivo como el cable o puerto estén preparados para dicha función. En palabras sencillas: tener el “envase morado” no asegura el “contenido” (velocidad/carga) si no está respaldado por la tecnología adecuada.
¿Carga rápida garantizada?
Por último, este detalle de color nos recuerda que el mundo de los estándares de informática sigue siendo, en muchos casos, más disperso de lo que nos gustaría. Los colores ayudan al consumidor, pero no sustituyen la lectura detenida de especificaciones. En el fondo, si ves un USB morado, piensa: “este cable o puerto posiblemente es mejor que el de siempre”, pero investiga un poco antes de asumir que carga “superrápida” está garantizada.
