China vuelve a sorprender al mundo con una de sus obras de infraestructura más ambiciosas hasta la fecha: la inauguración del puente más grande del planeta, una estructura que no solo impresiona por sus dimensiones, sino también por el reto técnico que ha supuesto levantarla en un entorno tan complejo.
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Situado en la provincia sureña de Guizhou, este puente colgante mide más de 2.000 metros de longitud y se eleva a 625 metros de altura sobre el río y el profundo desfiladero que lo atraviesa. La magnitud de la obra lo convierte en un icono de la ingeniería civil, que ha requerido tres años de trabajo intensivo y la colaboración de miles de ingenieros, arquitectos y trabajadores especializados.
El proyecto se concibió con un doble objetivo: mejorar la conectividad de una región montañosa con difícil acceso y, al mismo tiempo, convertirse en un símbolo del desarrollo tecnológico e industrial de China. La provincia de Guizhou, conocida por su geografía abrupta y sus paisajes de gran belleza, sufría desde hace décadas un problema de aislamiento que limitaba el comercio y la movilidad de sus habitantes. Con la apertura de este puente, las autoridades esperan reducir de manera significativa los tiempos de viaje entre distintas ciudades y potenciar el turismo en la zona.
Una verdadera atracción
Más allá de sus beneficios prácticos, la obra también se ha planteado como una atracción en sí misma. Sus dimensiones, comparables a las de un rascacielos de más de 200 plantas, ofrecen vistas espectaculares a quienes se atrevan a cruzarlo. De hecho, se espera que no solo conductores y viajeros habituales lo utilicen, sino también miles de curiosos que deseen vivir la experiencia de atravesar uno de los puentes más impresionantes jamás construidos.
El reto de erigirlo en un terreno montañoso y sobre un cañón tan profundo ha obligado a emplear técnicas de ingeniería de última generación. Se han utilizado materiales ultrarresistentes capaces de soportar condiciones extremas de viento y variaciones de temperatura, además de estrictos sistemas de seguridad que garantizan la estabilidad de la estructura.
Referente global
Con esta inauguración, China refuerza su posición como líder mundial en el desarrollo de infraestructuras colosales. En los últimos años, el país ha construido algunos de los rascacielos, ferrocarriles y autopistas más ambiciosos del mundo, y ahora añade a su lista este puente monumental que promete convertirse en un referente global.
El nuevo gigante de acero y hormigón no solo une dos orillas, sino que simboliza la capacidad del ser humano para superar barreras naturales aparentemente infranqueables. Una auténtica hazaña arquitectónica que ya se perfila como un nuevo icono del siglo XXI.