Los collares antipulgas y antigarrapatas son una de las soluciones más populares contra los parásitos, pero no siempre resultan tan inocuos como pensamos. “Si queda demasiado apretado puede provocar roces, enrojecimiento e incluso pérdida de pelo”, advierte Sara Fernández, veterinaria de Sanicat. La experta señala los principales riesgos y las precauciones que todo dueño debería tener en cuenta antes de colocarlos.
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Riesgos que pasan desapercibidos
Además de las irritaciones, Fernández alerta de que “las sustancias que libera el collar de manera continua pueden causar reacciones adversas”. Los baños frecuentes también pueden reducir su eficacia, especialmente si se coloca sobre el pelo húmedo.
Otro aspecto que muchos dueños olvidan es el entorno familiar:
“Si hay niños pequeños en casa, pueden jugar con el collar, llevárselo a la boca o morderlo, quedando expuestos a los componentes activos o incluso a fragmentos de plástico”, explica.
La veterinaria añade un último riesgo importante: la seguridad física. “Existe un riesgo de asfixia si el collar se engancha en una rama, reja u objeto similar y el animal no logra liberarse”.
Síntomas de reacción adversa
Los signos que deberían poner en alerta al dueño son claros. “Si después de colocar el collar aparecen picor intenso, irritación o pérdida de pelo alrededor del cuello, es una señal de alarma”, advierte. Otros síntomas como apatía, vómitos o salivación excesiva obligan a retirar el producto de inmediato y acudir al veterinario.
Animales más sensibles
No todos los perros y gatos toleran igual estos productos. “Los cachorros y los gatitos jóvenes son especialmente delicados porque su organismo aún está en desarrollo”, recuerda Fernández.
También necesitan especial valoración las razas pequeñas, las hembras gestantes o lactantes y los animales con enfermedades crónicas.
“Es fundamental recordar que algunos principios activos seguros para perros pueden ser peligrosos para los gatos”, añade.
Precauciones básicas
La veterinaria insiste en la importancia de elegir bien el producto: “Es muy importante comprar un collar original, en un establecimiento de confianza y asegurarse de que sea adecuado para la especie, el peso y la edad de la mascota”.
Además, recomienda ajustar correctamente el collar, dejando espacio para dos dedos entre el cuello y el accesorio, revisar la piel periódicamente y no sobrepasar el tiempo de uso indicado.
Alternativas más seguras
Hoy en día existen alternativas eficaces. “Los comprimidos masticables, las pipetas de última generación e incluso algunos productos inyectables ofrecen una protección prolongada”, señala Fernández. También existen opciones naturales a base de ingredientes vegetales, aunque normalmente no bastan como protección única.
Errores más comunes de los dueños
Entre los fallos habituales, Fernández menciona usar un producto destinado a perros en gatos, no respetar las fechas de sustitución, colocar el collar sobre el pelo mojado o ajustarlo demasiado suelto o apretado.
La experta lo resume con un consejo clave: “La prevención adecuada es sencilla si consultamos con el veterinario, leemos bien el prospecto y seguimos las instrucciones al pie de la letra”.