No es ciencia ficción ni una actividad extraescolar: por primera vez, los centros educativos incorporarán un plan oficial de autoprotección y respuesta ante desastres naturales y accidentes. España se convierte así en el primer país europeo en introducir esta enseñanza de forma obligatoria en todas las etapas preuniversitarias, según ha anunciado el Ministerio de Educación junto al de Interior y las comunidades autónomas.
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Qué aprenderán los alumnos según la edad
- En Infantil (3 a 5 años): reconocer alarmas, identificar señales de peligro y aprender las nociones básicas de seguridad.
- En Primaria y ESO: cómo actuar en caso de riadas, incendios o terremotos (protegerse bajo el pupitre, buscar altura, evacuar con orden).
- En niveles superiores (Bachillerato y FP): uso básico de extintores, apoyo a compañeros con discapacidad y gestión de la calma hasta que llegue ayuda profesional.
Además, se enseñará a diferenciar entre información y desinformación en emergencias, un punto clave tras la proliferación de bulos en redes sociales.
Cuándo y cómo se impartirá
Cada comunidad autónoma adaptará los contenidos a su propio mapa de riesgos. No es lo mismo vivir en Granada (con riesgo sísmico) que en la costa mediterránea (más expuesta a inundaciones).
- En Infantil y Primaria habrá un mínimo de 2 horas de formación durante el curso.
- En ESO, Bachillerato y FP, al menos 4 horas. Las clases estarán impartidas por docentes previamente formados, junto con profesionales y voluntarios de Protección Civil.
Un cambio cultural en la escuela
El objetivo es claro: que los escolares sepan reaccionar de manera efectiva y segura si se enfrentan a una emergencia. Y que, igual que en Japón los niños crecen entrenados frente a terremotos y tsunamis, en España también exista una cultura cívica de autoprotección.
Los materiales incluyen vídeos, infografías y guías didácticas en castellano y en todas las lenguas cooficiales. Estarán adaptados a cada edad y pensados para ser inclusivos y accesibles.
Un aprendizaje para toda la vida
La DANA de Valencia de 2024 o los grandes incendios del último verano han recordado lo vulnerables que podemos ser ante fenómenos extremos. Con este plan, más de 8 millones de estudiantes y casi 800.000 docentes estarán mejor preparados para afrontar situaciones que, aunque poco frecuentes, pueden marcar la diferencia entre el caos y la seguridad.
Al final, se trata de algo tan simple como saber qué hacer cuando tiemble la tierra, se inunde tu calle o escuches una sirena. Y eso, aprendido desde la infancia, puede salvar vidas.