Ganar un sorteo en redes sociales, una rifa del colegio o incluso una promoción de marca es un subidón. Pero, como advierte Miguel Álvarez, abogado especialista en Derecho Bancario y socio de Amagna Legal, lo que empieza con un “¡me ha tocado!” puede acabar en un buen susto con Hacienda.
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El primer mito: ¿existe un mínimo que no se declara?
El experto es tajante: “No existe un mínimo exento general”. Solo los sorteos de la ONCE o Loterías del Estado disfrutan de un límite de 40.000 € libres de impuestos. “En el resto de casos —un iPhone en Instagram, una tarjeta regalo o la rifa benéfica de tu barrio— Hacienda considera que desde el primer euro tienes una ganancia patrimonial y deberías declararla”, recalca.
La trampa mortal: cuando el premio no es dinero
Aquí es donde, según Álvarez, la mayoría se confía. “Si ganas 1.000 € en metálico, te aplican una retención automática del 19%. Pero si lo que te toca es un móvil de 1.000 €, Hacienda dice: felicidades, has tenido una ganancia de 1.000 €; paga tu 19-28% en el IRPF”. El problema es que muchos organizadores no cumplen con el ingreso a cuenta, y la responsabilidad pasa al ganador.
El susto de Hacienda: multas de hasta el 150%
El abogado lo explica sin rodeos: “La retención es solo un anticipo, no una dispensa. Si no te han retenido nada, lo declaras tú en la Renta”. No hacerlo puede salir muy caro:
- Si regularizas tarde por tu cuenta: recargos del 5% al 20%.
- Si te pilla Hacienda: sanción del 50% al 150%.
¿Y qué vigila Hacienda? “Por una cena de 50 € no van a ir a buscarte. Pero si te toca un viaje a Nueva York valorado en 4.000 € y lo enseñas en redes, es un imán para una inspección”.
Para evitar disgustos, Álvarez recomienda pedir siempre justificante de retención, valorar el premio a precio real de mercado e incluirlo en la declaración aunque no haya retención.
Su frase más contundente resume la filosofía de la Agencia Tributaria: “Si es gratis, fiscalmente no lo es. Disfruta tu premio, pero no te lo juegues: dedícale 5 minutos a declararlo bien y evitarás que lo barato salga caro”.
