La inflación en España ha vuelto a subir en junio y se sitúa en el 2,2 % interanual, según los datos preliminares publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este ligero repunte, una décima más que el mes anterior, vuelve a presionar el poder adquisitivo de los hogares, sobre todo en lo que respecta a la cesta de la compra.
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El principal responsable de este incremento ha sido el encarecimiento de los alimentos y las bebidas no alcohólicas, cuyos precios siguen en niveles elevados. En el último año, productos básicos como frutas, verduras, legumbres, aceite y carne han registrado subidas notables, lo que impacta directamente en el bolsillo de las familias.
Por otro lado, el incremento en el precio de los carburantes también ha contribuido al alza del Índice de Precios de Consumo (IPC). Esto ha encarecido tanto los desplazamientos particulares como los costes de transporte y distribución, que terminan por repercutir en lo que pagamos por los productos. Aunque la inflación subyacente —que no incluye energía ni alimentos frescos— se mantiene más moderada, cerca del 2%, su impacto sigue siendo palpable en nuestro consumo cotidiano.
Este repunte inflacionario llega además en un momento económico marcado por la incertidumbre a nivel mundial, con tensiones geopolíticas, inestabilidad en los mercados energéticos y una demanda que aún se resiente de los efectos de la pandemia. En este escenario, tanto el Gobierno como el Banco Central Europeo se enfrentan al desafío de controlar los precios sin frenar el crecimiento económico.
El análisis de los expertos
Aunque la inflación ha bajado considerablemente desde los picos del 10% registrados en 2022, los expertos coinciden en que mantenerse por encima del 2% continúa lastrando la recuperación del consumo. Las familias, especialmente aquellas con ingresos medios y bajos, se encuentran con menos capacidad de ahorro y han tenido que adaptar sus hábitos de compra: priorizan los productos básicos y recurren cada vez más a las marcas blancas y las ofertas.
El comportamiento futuro de la inflación dependerá en gran medida de la evolución de los precios energéticos y de las condiciones meteorológicas, factores que pueden incidir directamente en la producción agrícola. Por el momento, los datos de junio reflejan que el encarecimiento de la cesta de la compra continúa siendo una realidad que impacta de forma directa en el día a día de los ciudadanos.