Pasa desapercibido, pero lo has visto mil veces: en anuncios, escaparates o revistas, todos los relojes marcan la misma hora: las 10:10. No es casualidad, ni un guiño oculto, ni la hora a la que Marty McFly viajó al futuro. Es una jugada de marketing tan bien pensada… que ni te habías dado cuenta.
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La sonrisa del reloj (y del comprador)
Ponte delante de un espejo y sonríe. Ahora mira un reloj que marque las 10:10. ¿Notas el parecido? Las manecillas dibujan una 'smiley face' analógica, una curva hacia arriba que nuestro cerebro interpreta como algo positivo y acogedor.
En cambio, a las 8:20 parecería que el reloj está triste… y nadie quiere comprarse un reloj con bajón. Este truco visual no solo despierta emociones positivas, también refuerza el deseo de compra. Y en el mundo de la publicidad, eso vale oro (o acero inoxidable, como mínimo).
El símbolo de victoria… y de 'aprobado'
Además de la sonrisa, la posición de las agujas forma una “V” perfecta, ese gesto universal de victoria, éxito y logro personal. También se parece al tick ✓ de “todo correcto”. Todo eso se activa en tu subconsciente mientras tú solo ves “un reloj bonito”. Pero sí: el mensaje subliminal está ahí.
Diseño estratégico: todo está donde debe estar
Los diseñadores tienen razones muy prácticas para repetir esta fórmula:
- El logotipo queda enmarcado, justo debajo del 12 y perfectamente visible.
- Las manecillas no se solapan, lo que permite lucir bien los materiales y detalles.
- No tapa el fechador ni las subesferas, algo clave en cronógrafos de gama alta.
A las 10:10, todo el diseño se ve limpio, equilibrado y armónico. Como un catálogo bien hecho.
¿Y las teorías locas?
Como todo lo misterioso, el fenómeno arrastra su ración de leyendas urbanas: que fue la hora de la muerte de Lincoln o Kennedy, o incluso de una explosión nuclear. Todo falso. La única explosión real es de genialidad publicitaria.
Obsesión por el detalle (hasta el segundo)
Algunas marcas le meten aún más precisión a su estrategia. Rolex, por ejemplo, suele poner sus relojes a 10:10:31, mientras que Casio prefiere 10:58:50 en sus modelos digitales. Nada está dejado al azar.
Así que la próxima vez que veas un reloj marcando las 10:10, ya no verás solo la hora. Verás una sonrisa, un gesto de victoria y una estrategia tan bien pensada como el mecanismo suizo que la inspira.
