Intriga, secretos, traición, amor y muchos sobresaltos inesperados: así es La Promesa, un lugar donde la calma nunca dura demasiado y los espectadores se mantienen en vilo en cada episodio. La serie diaria de La 1 vuelve a demostrarlo con la llegada de su quinta temporada, que aterriza con un giro de guion de los que obligan a recolocar todas las piezas del tablero. Cuando parecía que algunas despedidas eran definitivas y que la historia se adentraba en una etapa especialmente oscura, la ficción de Bambú Producciones sorprende con revelaciones, nuevos personajes, ausencias muy comentadas y una clara premisa: el mal empieza a tener las cosas más complicadas para seguir campando a sus anchas.
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El impactante final de la cuarta entrega dejaba a los seguidores en shock con el suicidio de Ángela para evitar darle el 'sí, quiero' a Lorenzo, uno de esos golpes que marca un antes y un después en la historia. Sin embargo, en los nuevos capítulos, los seguidores, aún boquiabiertos, recibían un respiro porque nada era exactamente como parecía: la hija de Leocadia seguía viva y era Curro quien lograba salvarla, escondiéndose junto a ella en una casa del bosque lejos de su malvado prometido. Este giro no solo reescribía lo ocurrido, sino que abría nuevos caminos en la ficción. La serie jugaba así con las expectativas del público, que creía haber asistido a una despedida irreversible, y confirmaba que todavía quedan muchas cartas por mostrar.
Este desenlace "ha sido una bomba", han explicado Xavi Lock y Arturo García Sancho, Curro y Manuel en la serie, en una entrevista en Vertele. Pero a la vez supone el "inicio de una etapa bastante bonita", asegura el primero. Xavi reconoce que se avecina "una transformación" en La Promesa y en Curro y Manuel, y, aunque las "expectativas van a ser altas", el público puede estar tranquilo porque "va a disfrutar" en cada episodio.
“Algunos serán drásticos, otros no tanto, pero sí habrá variaciones que se noten mucho en la historia", afirma García Sancho, señalando que la última entrega "ha traído un cambio muy bestia. Al final, hablamos de guerras, de muertes, de personajes muy importantes o de salidas de nombres muy importantes en la serie”. Y aunque el espectador puede temer una nueva sangría de protagonistas, el actor tranquiliza: “No va a haber tanta gente que se vaya". Algunas tramas continúan su curso natural, mientras otras cambian de rumbo de forma evidente. No es una revolución inmediata, pero sí una metamorfosis progresiva que se irá notando capítulo a capítulo.
Después de tanta intensidad, por fin veremos la luz. La quinta temporada, que consta de 250 capítulos, no apuesta por el drama constante. “No va a ser todo sufrimiento”, subraya Arturo, dejando entrever momentos de alivio, alianzas inesperadas y pequeñas victorias que equilibran el tono. Las tramas, además, se entrelazan más que nunca. “Las historias se van a interrelacionar entre ellas y van a verse afectadas las unas por las otras. Y va a ir con una velocidad suave pero constante”, explica, una definición que encaja con la esencia de la serie: avanzar sin pausa, pero sin perder profundidad.
Uno de los aspectos que más intriga al público es saber qué va a pasar con los villanos de la serie: Leocadia y Lorenzo. "Porque de eso se trata, de cómo los malos intentan llevar sus planes a cabo y cómo los buenos sobreviven a ellos", dice García Sancho. Tras varias temporadas en las que el mal parecía imponerse con demasiada facilidad, los nuevos capítulos llegan con una novedad que arroja algo de esperanza. “La gente está esperando que el mal también reciba un poquito de daño”, cuenta Lock, añadiendo que “con todos estos cambios, con todas las transformaciones de los personajes, van a derivar a eso. A los malos se les van a poner difíciles las cosas y el público lo va a agradecer”.
Este enfoque no implica una victoria inmediata de los buenos, pero sí un equilibrio distinto. Las consecuencias empiezan a pesar y las decisiones del pasado regresan para pasar factura. La Promesa mantiene así su esencia melodramática, pero introduce una sensación de justicia que muchos espectadores llevaban tiempo reclamando.
Son muchas las historias las que llegan para mantenernos pegados a la pantalla: Curro luchará por recuperar lo que es suyo; Manuel comenzará un enfrentamiento a cara de perro con Leocadia y "no me perdería la trama de María Fernández, pero tampoco la de Teresa, la de Vera... Vienen momentos bastante complicados para La Promesa y nuestra máxima con el espectador es entretenerle siempre", asegura Josep Cister, creador de la serie, al Televisero.
A nivel de reparto, la temporada trae movimiento: unos entran y otros se van, como suele ocurrir en una ficción diaria de largo recorrido. La nueva cabecera —que vuelve a estar interpretada por Gonzalo Hermida en solitario—, nos da algunas pistas con la incorporación a la misma de Gonzalo Ramos y Daniel Schröder, quienes dan vida a Jacobo y Samuel. Dos personajes llamados a tener mucho más peso y a alterar equilibrios ya establecidos en palacio.
Al mismo tiempo, echamos de menos la imagen de Enrique Fortún, Lope, una ausencia que no ha pasado desapercibida entre los seguidores más fieles y que ha sido confirmada por el propio actor. “Se cierra una etapa”, ha escrito en sus redes sociales tras 740 capítulos, recordando su paso por la ficción como “tres años de trabajo diario, de rutinas que acaban siendo hogar y de gente que deja de ser solo compañeros para convertirse en parte de tu vida”.
Fortún destaca la suerte de haber estado desde el principio y de haber compartido la experiencia con un equipo enorme y dedica a sus compañeros unas palabras llenas de cariño: “Os admiro y os quiero. Compartir escena y días con vosotros ha sido un regalo”. También agradece el apoyo del público: “Siempre he sentido vuestro cariño por Lope y eso me ha acompañado mucho más de lo que imagináis”. Con estas palabras se despide uno de los personajes más queridos por el público, “agradecido y muy afortunado”, y con un claro deseo: "Larga vida a La Promesa".