Ana Galocha se sincera sobre su nueva vida junto a Davide Ancelotti en Brasil: "Me ha impactado la realidad que se vive aquí"


La pintora sevillana, nuera de Carlo Ancelotti, nos cuenta cómo se ha adaptado a Río de Janeiro, donde se mudaron en verano, tras el fichaje de su marido como entrenador del Botafogo


Ana Galocha con su marido en Brasil© @anagalochaf
Cristina OlivarRedactora ¡HOLA!
8 de diciembre de 2025 - 15:15 CET

Está muy contenta y su voz al otro lado del teléfono tiene incluso un leve acento brasileño. Hace casi cuatro meses que Ana Galocha hizo la maleta y cruzó el Atlántico para comenzar un nuevo capítulo de su vida junto a su marido, Davide Ancelotti, y sus dos hijos, los mellizos Leonardo y Lucas, en Río de Janeiro. 

Para ti que te gusta

Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!

Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.

Este contenido es solo para suscriptores.

Suscríbete ahora para seguir leyendo.

TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.

Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.

© @anagalochaf

Los cambios no siempre son fáciles, sobre todo cuando son de un día para otro y conllevan una mudanza a otro continente con niños pequeños. Pero en el mundo del fútbol se podría decir que están hechos de otra pasta y están acostumbrados a nuevos retos sea donde sea.

Fue en julio cuando se conoció la noticia de que Davide, hijo de Carlos Ancelotti y segundo entrenador del Real Madrid, fichaba por el equipo carioca Botafogo como entrenador y ahí comenzaba una nueva aventura para su familia. En agosto, Ana llegaba con sus niños a Brasil y empezaban a adaptarse a una nueva casa, nuevo colegio, otro idioma, nuevas rutinas… Ella y Davide forman un equipo perfecto y después de estar en Alemania, Inglaterra, Italia y España, este nuevo salto daba vértigo, pero juntos pueden con todo. 

Ahora, hemos hablado con la pintora sevillana sobre cómo se está acostumbrando y nos ha desvelado cómo son sus rutinas, lo que más le ha impresionado de la ciudad y cómo están viviendo esta experiencia su marido y los niños. Spoiler: ha escalado, visitado las favelas, juega al tenis y a punto está de arrancarse a bailar samba. ¡Ella es una todoterreno!

© @anagalochaf
Ana Galocha y Davide Ancelotti en la primera exposición de la artista

¿Cómo estás? ¿Qué tal en Río de Janeiro?

Estoy bien. Me gusta mucho cambiar.

Pero esto es un gran cambio, porque ya no es solo irte a otra ciudad o a otro país europeo, es que te has ido muy lejos.

Sí. Y, además, después de haber estado en una de mis ciudades favoritas, que es Madrid, con lo cual, es todavía más difícil. Irte a tantos kilómetros de tu casa, que para viajar te hace falta casi un día y medio, da un poco de vértigo. Es más, cuando me enteré de la noticia, hablamos Davide y yo, y como siempre, le apoyé al máximo, pero después, a las dos horas, me entraron ganas de llorar y lloré mucho.

© @anagalochaf

¿Cuántos meses llevas ya allí?

Llegué a final de agosto, diciembre será mi cuarto mes aquí. 

¿Estáis ya acostumbrados al cambio?

Hace ya dos meses que todos estamos habituados. En eso somos unos campeones, también mis niños.

Es una mudanza ​complicada, buscar casa, colegio y todo tan lejos. 

Sobre todo porque no sabes cuánto tiempo vas a estar. No es encontrar una casa y ya saber que vas a estar aquí. Es que buscas una casa, un colegio, haces tu vida y de repente te puedes ir cualquier día y no sabes cuándo, no tienes una fecha. Eso es lo que más cuesta, pero ya me acostumbré a no pensar. Vivo mucho el día a día.

© @anagalochaf
Ana Galocha explorando Brasil

Vivir el presente

Es que no te queda otra porque si intentas hacer planes a largo plazo te acabas agobiando. 

Es que no tiene sentido. No puedo planear porque es imposible. ¿Para qué me voy a crearme problemas cuando todavía no existen? Y esto me ha ayudado mucho en todos los aspectos de la vida, no solo en este tema. Es bueno hacer el ejercicio de pensar un poco más en el presente porque la vida te cambia en un momento por cualquier cosa. No hace falta tener una vida como la mía, le pasa a todo el mundo. Entonces, es muy bueno no pensar tanto en el mañana, porque yo he vivido en el fútbol un mal partido y al día siguiente nos han echado. 

Hablando de fútbol, ¿cómo se vive en Brasil? ¿De una forma más intensa que en España?

Si te digo la verdad, es una de las cosas que más me comentan, pero no noto una diferencia tan grande. En España he visto a la gente muy volcada con el fútbol. Brasil es muy grande y aquí a la gente, económicamente, le cuesta mucho ir a los partidos. Entonces, los estadios están más vacíos, por lo menos el Botafogo. En el Bernabéu hay más presión de la afición, para bien y para mal. Eso sí, la presión mediática es dura aquí también porque hay mucha gente que se dedica a hablar de fútbol, no solamente los periodistas, también hay muchos blogs. Yo intento no mirar nada, busco información cuando ganamos -ríe-, intento vivir un poco al margen. 

¿Cómo llevas el idioma?

Oye, tengo que estar orgullosa porque llevo solo tres meses y ya entiendo muy bien y más o menos me defiendo hablando. Yo siempre, cuando voy a vivir a un país, intento también conocer y relacionarme con la gente del país. No me encierro solo con amigas del fútbol, que también las tengo, pero me gusta mucho conocer la cultura, tradiciones… Aquí con el tenis, que estoy jugando mucho, me reúno en la playa y juego con un grupo que son todos cariocas. La persona que trabaja en mi casa también es de aquí, así que escucho mucho portugués y lo hablo mucho, por lo que estoy aprendiendo de forma muy natural. El problema que tengo ahora es que ¡he olvidado el italiano! ¡Es horrible! 

© @anagalochaf

Samba en las favelas

¿Qué es lo que más te ha llamado la atención del cambio de cultura de Brasil?

Me ha impactado la realidad que viven, conocer las favelas, el tema de la seguridad… Y si te hablo de la ciudad, me parece tan bonita. El otro día fui a la montaña con unas amigas, unas "mamás escaladoras", y ver todo desde arriba es alucinante. Ves todo Río de Janeiro, el mar precioso, el contraste de la ciudad y sus edificios altos y las favelas. El cambio es impresionante. Pero lo que más me llamó la atención ha sido eso, las diferencias. Aquí la gente gana poco y trabaja mucho. Las distancias son muy largas para ir a trabajar, hay gente que puede tardar tres horas en ir y volver un día cualquiera. Y después, su cultura. Hace unos días estuvimos viendo los ensayos de para el carnaval, porque ellos ensayan todo el año. Se reúnen en las favelas, son como peñas, y cada una tiene su música y su temática. 

Allí llamarías la atención.

Ellos nos llaman gringas. Cuando llegué allí, yo soy morenita y bajita, pero mis amigas son todas rubias y altas y entramos con una de las damas que baila, que es la mujer de un jugador. La gente se preguntaba, ¿qué hacen aquí estas gringas? Pero fue muy bien. Eso sí, tienes que entrar con coche blindado y tener muchas precauciones porque es peligroso. Lo que aprendí con esta visita es que vivo en una burbuja. Yo me siento segura en mi barrio, pero hay que tener cuidado y saber dónde te mueves.

¿Qué tal se han adaptado tus hijos?

Estoy alucinando con ellos, pero me hablan mucho de Madrid y de sus amigos de allí. Pero son unos campeones. No me han creado ningún tipo de sensación de que están mal. Y hablan en portugués super simpáticos y con acento. Me corrigen todo el tiempo cuando me escuchan a mí hablar portugués.

© @anagalochaf
Ana, lista para la feria

¿Tú sigues pintando?

Sí. Al principio me costó un poco. Me llegó muy tarde todo el material y me costó un poquito estar inspirada, pero ya sí, he vuelto con mis monstruos que me dan alegría y me ayudan a lo que yo pretendo solamente con la pintura, que es disfrutar. Aquí tengo muchas horas libres para mí y se me hacía demasiado largo porque te levantas muy temprano. Y la pintura es para mí como siempre, mi válvula de escape, mi salvación, mi momento. Aquí tengo muchas más cosas que hacer que en otros sitios, pero la pintura siempre ha sido mi terapia.

Una trotamundos todoterreno

Y en el tiempo que llevas, por lo que se ve, ya has hecho amigas y tienes muchos planes. Se te ve que te has adaptado bien. 

El otro día mi cuñada estuvo aquí y me encantó que me dijera: “Eres una tía muy fuerte, muy valiente, no todo el mundo sería capaz de cambiar tan rápido como tú”. Ella ha vivido mucho conmigo en muchos países y sabe que no tengo ninguna dificultad, aunque el idioma no lo hable. Pero yo eso no lo veo y muchas veces no me valoro, ¿sabes? Pero es verdad que me busco la vida sola, me adapto, conozco gente de fuera… y tengo que valorar un poco más esa parte.

Pues tienes que darle mucho valor porque no todo el mundo se atrevería a vivir cambios así. 

También te digo que estoy súper agradecida, porque el otro día cuando estaba en la montaña o viendo cómo bailaban samba, pensaba: “Qué suerte tengo de poder estar viendo con mis ojos este paisaje, de estar conociendo esta cultura y a la gente que estoy conociendo". Intento siempre apoyarme en esas cosas buenas que tiene la experiencia que estoy viviendo gracias a Davide y no apoyarme tanto en las partes más negativas, que también es duro, la verdad. Pero tiene tantas cosas bonitas… ¡Es que yo nací para esto! Davide ha encontrado una persona que en ese sentido no le va a dar problemas. Eso sí, él trabaja mucho y me gustaría estar más con él, pero llevo bien estar sola. No soy una persona que le agobia, somos una buena pareja en ese sentido. 

© @anagalochaf

¿Qué planes tenéis para Navidad? ¿Las vas a pasar allí las fiestas allí o volvéis a España?

Pues nos vamos a Madrid a principios de diciembre. Y, ¿sabes de lo que tengo muchas ganas? De pedirme un Globo. Mira, que curioso, pero me apetece estar allí en casa y pedir comida todo el rato -ríe-. Yo me iré a Madrid unos días antes y Davide llegará un poco después con los niños para pasar la Nochebuena allí. Después volveremos porque el 3 de enero ya tiene que volver él a trabajar a Brasil. 

¿Qué balance haces de este 2025, que ya queda poquito para terminarlo?

¡Que se ha pasado muy rápido! Pienso que ha sido un año de tantos cambios… Es que empecé viviendo en Madrid y ahora estoy viviendo en Río de Janeiro, son muchas emociones. Estuvimos a punto de ir a Escocia, de repente, nos quedábamos en Madrid, de repente, Río… Ha sido un año muy loco pero muy positivo.  

¿Qué le pides al año que viene?

Que siga así. Si es que yo no me puedo pedir más a la vida. Que no falte salud, de verdad. Que a mis niños los cambios no les sean duros y si tenemos que volver a cambiar o seguimos aquí, que sean felices ellos y que no falte la salud a la familia. 

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.