Luego de meses de intensa preparación y de una concentración llena de sorpresas y desafíos, finalmente se llevó a cabo la esperada final de edición 74 de Miss Universe en Tailandia. La ceremonia estuvo cargada de emociones de principio a fin, las cuales fueron en aumento a medida en que conocían los nombres de las finalistas. Pero sin duda el momento cumbre de la noche fue cuando al fin se conoció el nombre de la nueva portadora de la corona: Fátima Bosch. Luciendo impecable en un vestido rojo lleno de simbolismo, la guapa tabasqueña le dio a México su cuarto título en este famoso certamen.
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Tal como dicta la tradición, la Miss Universe saliente, en este caso la danesa Victoria Kjær Theilvig, fue la encargada de coronar a su sucesora. Portando la joya y la banda que avalan su nuevo título, además del infaltable ramo de flores, Fátima no pudo contener la emoción mientras sus compañeras se apresuraron a felicitarla y celebrar su merecido triunfo. En medio de la euforia por su nombramiento como Miss Universe, a la mexicana se le cayó brevemente la corona. Sin embargo, Miss España Andrea Valero se apresuró a ayudarla a colocarla nuevamente, en lo que fue un lindo gesto.
Otro de los detalle que no pasó desapercibido tras la coronación de Fátima fue el gesto que hizo señalando al cielo con el dedo. Para nadie es un secreto que la belleza tabasqueña tiene una relación muy estrecha con su fe, por lo que no sería de extrañar que este ademán haya sido una forma de agradecimiento por su anhelado título.
Las emociones se vivieron a flor de piel hacia el final del certamen, cuando solamente quedaron en el escenario Fátima y Miss Tailandia, Praveenar Singh, una de las grandes favoritas del concurso y representante del país anfitrión. Ambas concursantes se plantaron en el escenario y unieron fraternalmente sus manos a la espera del gran anuncio. Miss Venezuela, Stephany Abasali, otra de las favoritas del certamen, fue la segunda finalista en el certamen.
En su gran noche, Fátima usó un vestido lleno de significado, y no solo por el diseño con el que hizo un guiño al país anfitrión, sino por el color: rojo. Es con este tono que se han coronado todas las reinas mexicanas en Miss Universe: Lupita Jones, en 1991; Ximena Navarrete, en 2010; Andrea Meza, 2020, y ahora, la guapa tabasqueña.
Fátima fue coronada con una joya muy especial: la corona Lumière de l'Infini (Luz del infinito). Se trata de una pieza hecha a mano por maestros artesanos filipinos, quienes emplearon técnicas tradicionales en Place Vendôme, emblema de la elegancia en Francia. El color está inspirado en la rara perla dorada del Mar del Sur, la Gema Nacional de Filipinas, y la corona cuenta con 23 de ellas, haciéndola una pieza femenina, elegante y única.
La ceremonia se llevó acabo en el Impact Arena en Pak Kret (provincia Nonthaburi), en territorio tailandés este 21 de noviembre, aunque debido a las diferencias de horario, en América se pudo seguir el concurso desde un día antes. La ceremonia inició con un minuto de silencio en memoria de la reina madre de Tailandia, Sirikit Kitiyakara, quien murió el 24 de octubre de 2025 a los 93 años.
Fátima y sus inicios y el camino a Miss Universe
En entrevista con ¡HOLA! Américas previo a su gran noche en Miss Universe, Fátima contó que, a diferencia con otras concursantes, no tenía tanta experiencia en certámenes de belleza, pues al crecer se enfocó más en sus estudios en Diseño de Indumentaria y Moda, así como en su fe y en su labor social. “Creo que Dios hace que puedan ocurrir las cosas en nuestro camino. Esta invitación me la llevan haciendo desde el 2019 y ahora en 2025 los astros se alinearon y todo se dio para que yo me animara a participar", compartió.
A pesar de su apariencia dulce y tranquila, la tabasqueña nacida el 19 de mayo de 2000 en Villahermosa, tiene una personalidad fuerte, como bien lo demostró durante su tenso encuentro con el ejecutivo tailandés Nawat Itsaragrisil al inicio de la concentración en el país asiático. Detrás de esa seguridad y temple están los desafíos que Fátima ha enfrentado desde niña. Cuando era pequeña fue diagnosticada con dislexia, TDAH e hiperactividad, lo que provocó que fuera víctima de bullying. Además de moldear su carácter, estos la motivaron a ayudar a otros, especialmente a los niños. “Me encantaría usar esa corona para llevar luz a donde solo había oscuridad, para inspirar a niñas y mujeres a que crean en la fuerza de su voz, pero sobre todo, a que crean que son suficientes con lo que son el día de hoy”.
