El pasado 9 de noviembre, Luis Astolfi Pérez de Guzmán fue homenajeado en el Real Club Pineda, de Sevilla. Un reconocimiento que le llega al jinete andaluz a sus 66 años y tras una espectacular trayectoria en el mundo de la hípica, en la que suma más de medio siglo de próspera dedicación. Admirado por muchos y querido por todos, Astolfi contó con el cariño de toda su familia y amigos. Visiblemente emocionado, recibió una estatuilla de manos de su gran amiga la infanta Elena, con la que le une una larga, cómplice y duradera amistad.
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¿Qué has sentido con el emotivo homenaje a tu destacada trayectoria como jinete?
Me sentí muy querido por todo el mundo, es de las cosas más bonitas de mi vida.
El homenaje lo has recibido de manos de la infanta Elena, una gran amiga tuya. ¿Qué significado tuvo que te lo entregara ella?
Tengo con ella una amistad entrañable de toda la vida y mucha complicidad. Fue todo un honor.
¿Es cierto que eres su gran consejero en cuestiones hípicas desde que, debido a la abdicación de su padre, no tiene un entrenador militar?
Ella en Madrid sí recibe ayuda. Pero cuando está de concurso y coincidimos la ayudo. Ella es muy buena amazona y como alumna muy obediente y siempre está muy dispuesta.
¿Qué significado ha tenido que tu homenaje fuera en el Real Club Pineda, de Sevilla, el lugar donde empezaste a montar a caballo siendo un niño?
Considero que es de los mejores clubs que hay en el mundo, se han formado tres personas que han llegado a ser olímpicos. Yo digo que montar en Pineda es mi paraíso terrenal. Tengo muchos recuerdos allí, yo y mis hermanos nos hemos criado prácticamente en Pineda.
Este verano se casó tu hijo Luis con Cristina Serrano, ¿te apetece convertirte pronto en abuelo?
No lo había pensado (risas). Pero sí, me imagino que ya toca.
De toda tu trayectoria y habiendo participado cuatro veces en unos Juegos Olímpicos, ¿qué concurso recuerdas como el más especial de tu carrera?
El concurso de Alemania es muy importante y me ha encantado siempre participar. La Olimpiada de Barcelona fue un espectáculo, de todas las que he corrido la más bonita y mejor organizada. Los concursos me han permitido conocer a gente del mundo entero que siempre me ha tratado exquisitamente bien.
¿Guarda en su corazón el recuerdo de algún caballo al que ha tenido especial cariño?
Tuve uno buenísimo que se murió hace seis años. Tuve un accidente con él, se cayó y se murió al poco tiempo pero aún le sigo recordando porque montarlo era como ir flotando, se llamaba Dream. Con Fino La Ina corrí los Juegos Olímpicos de Barcelona por lo que también es inolvidable. He tenido cinco o seis que me han marcado y nunca se me olvidarán. Cuando confías en un caballo se vuelve un compañero incondicional y eso da mucha seguridad como jinete, se forma un binomio imbatible.
¿Cuáles son las claves para ser un jinete de tu categoría, de los mejores de nuestro país?
Lo primero en la vida siempre es la actitud y después la técnica. Con la actitud y la insistencia se aprende mucho Es importante tener buena actitud y tener la tranquilidad en la vida de haber hecho lo máximo que podías hacer. Para mi viajar ha sido muy importante en el aprendizaje, y la competición, aunque ha sido negativa familiarmente porque me ha obligado a ausentarme mucho, me ha enriquecido.
¿Cómo es tu vida actual, continúas montando a caballo?
Llevo un año sin competir porque tuve un accidente en el que me hice daño en un brazo y no me ha quedado bien. Ayudo a gente a competir y a montar. Si no estoy involucrado con los caballos, no tengo vida.
