De niño le encantaba escuchar canciones italianas en el tocadiscos portátil que le regalaron. Lo que no podía imaginar Sergio Dalma (61) es que tiempo después sería su voz la que sonaría en los hogares españoles. Formado en solfeo y canto clásico, se adentró en el sector de la mano de diferentes agrupaciones, hasta que una discográfica se fijó en él y le ofreció grabar su propio disco, propuesta que cambió su destino. Salió a la venta en 1989 y se convirtió inmediatamente en uno de los artistas más queridos. Casi cuatro décadas después lanza un nuevo trabajo y habla de la parte más desconocida de su vida: su faceta como abuelo y cómo es su día a día cuando se baja del escenario.
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Sería imposible hablar de Sergio Dalma sin nombrar las baladas italianas que sus padres le ponían en casa, esas que le han inspirado durante toda su trayectoria. Por eso Ritorno a Via Dalma, su disco número 23, es un nuevo homenaje a esa música que le marcó. Vive este nuevo lanzamiento con la misma ilusión que la primera vez y con mucho agradecimiento. "Cada vez que suena por primera vez un nuevo trabajo en la radio te sigue emocionando porque hay un trabajo detrás muy grande y cuando lo ves hecho realidad... Hacer un disco lleva su tiempo y hay detrás mucha gente, y cuando lo escuchas en la radio dices, por fin. Y en los conciertos, cuando la gente lo canta, es una maravilla", ha dicho en su paso por Y ahora Sonsoles.
El nuevo disco del artista catalán, cuya voz es la banda sonora de diferentes generaciones, llega en una etapa marcada por la serenidad y la tranquilidad. "Llevo vida de pueblo. Vivi en Madrid, una ciudad que me lo ha dado todo y en la que he sido muy feliz, pero volví a mi tierra y ahora soy Josep, el vecino. Ya veraneaba por allí, donde soy Josep y no Sergio Dalma. Eso me ayuda a desconectar", ha confesado el intérprete de Bailar pegados y Esa chica es mía, que siempre se ha esforzado para que "prevalezca más la persona que el artista". También sus padres han sido clave para que no dejara de tener los pies en la tierra y ha apostado por rodearse siempre de un equipo que le recuerde que el éxito no puede hacerle cambiar.
Su faceta de abuelo, una de las mejores experiencias de su vida
Cuando no está trabajando, el que fuera representante de España en Eurovision disfruta de placeres sencillos y tareas cotidianas como ir a comprar al mercado. Pero lo que más le gusta es disfrutar de uno de los grandes regalos que le ha hecho la vida: ser abuelo. "Sergi es el mejor disco que he hecho", ha dicho de su nieto de dos años. El niño es hijo Sergi Capdevila, el hijo que el cantante tuvo con la modelo Maribel Sanz.
"Me llama abi o bi, porque no lo sabe decir. Me hace muy feliz ser abuelo. He intentado en cada etapa ser feliz: fui padre, ahora que soy abuelo... Es de esas cosas por las que dices, vale la pena la vida que te da estos regalos", ha confesado el cantante, que lleva fotos del pequeño en su móvil y las enseña siempre que le preguntan por él. La adoración que siente por su nieto es mutua, ya que cuando hacen videollamadas "se abraza al teléfono". Ahora que tiene más presencia pública, Sergi también se pone muy contento al verle en todos lados: "El otro día que salí en el programa de Pablo -se refiere a El Hormiguero- se volvía loco, decía abi y abrazaba la televisión".