Una de las imágenes más impactantes del año ha sido la de Nicolas Sarkozy entrando en la cárcel tras ser condenado por la financiación de su campaña electoral de 2007 con dinero del régimen libio de Muamar el Gadafi. El 21 de octubre ingresó en La Santé, siendo el primer expresidente francés en hacerlo,
en medio de una gran expectación y asegurando que "la verdad triunfará". 21 días después ha salido de prisión a la espera de nuevo juicio y ha retomado la normalidad con una romántica salida para dos junto a Carla Bruni, su mujer y principal apoyo.
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"Al recuperar mi libertad y a mi familia, quiero expresar mi gratitud a todos los que me escribieron, me apoyaron y me defendieron. Sus miles de mensajes me han conmovido profundamente y me han dado la fuerza para sobrellevar esta dura prueba", dijo al volver a casa. Este 11 de noviembre, tras pasar la primera noche de nuevo en libertad, Sarkozy ha sido visto corriendo por los alrededores de su vivienda. Tras su sesión deportiva, ha disfrutado con su mujer de un plan cotidiano que, con toda seguridad, ahora cobra otro sentido para él.
El matrimonio ha elegido para esta primera salida Le Flandrin, uno de los restaurantes favoritos de las élites de París y donde ha recibido una ovación espontánea de los comensales con los que ha coincidido. Situado a escasos metros de la plaza de Trocadero, está situado en una antigua estación de tren de estilo art déco y su interior fue diseñado por Joseph Dirand. Ofrece platos tradicionales, destacando sus carnes, pescados y postres clásicos.
Como muestran imágenes de Paris Match, el que fuera presidente de la República de Francia entre 2007 y 2012 vestía pantalones oscuros, jersey gris y americana, mientras que Carla Bruni ha apostado por unos pantalones blancos trenzados estilo chándal, americana marrón de doble botonadura y zapatillas con borreguito interior. Además, llevaba gafas de sol y el móvil en la mano. Alrededor de las 15 horas, tras algo más de una hora en el interior, han salido del local para continuar con sus rutinas habituales tras estas tres semanas separados.
Sus próximos planes en libertad: una novela en marcha y un nieto recién nacido
El 10 de noviembre, el exmandatario galo solicitó su puesta en libertad en el Tribunal de Apelación de París. Mediante videoconferencia, aseguró ante el magistrado que su estancia en prisión estaba siendo una pesadilla: "Es duro, muy duro, sin duda lo es para cualquier preso; incluso diría que es agotador". La petición fue aceptada y cuatro horas más tarde abandonó su celda para volver a su casa del distrito 16 de la capital francesa, con unas normas que cumplir hasta que en primavera de 2026 tenga un nuevo juicio. "Quiero agradecer la humanidad excepcional del personal penitenciario porque ellos han convertido esta pesadilla de la cárcel en algo soportable", indicó.
Sarkozy no podrá salir de Francia ni estar en contacto con las otras personas condenadas en el caso. Tampoco podrá ponerse en contacto con el ministro de Justicia, Gérald Darmanin buen amigo suyo y una de las personas que lo ha visitado en prisión. Como él mismo adelantó, a partir de ahora irá cada mañana a su oficina para preparar su próximo juicio y tener algunas reuniones. Su intención es también contestar a todas las cartas de apoyo que le han enviado este último mes. Además, escribirá una novela para la que ya tiene título elegido.
Sus familiares han cerrado filas en esta etapa complicada y a ellos dedicará, con toda seguridad, gran parte de su tiempo. Su mujer y sus hijos Pierre, Jean y Giulia lo esperaban en casa cuando La Santé. Louis Sarkozy no pudo unirse, probablemente porque está volcado en su reciente paternidad. Y es que cuando el expresidente llevaba tres días en prisión, se convirtió en abuelo de Sylla Nicolas Sarkozy, un niño con el que a partir de ahora podrá compartir todo el tiempo que quiera y quien llenará de magia las próximas navidades.