Café con letras

Luz Gabás, nos presenta Corazón de oro: "Hubo mujeres que fueron solas a buscar el oro en California"


California, la fiebre del oro, la amistad, los conflictos y el amor marcan la nueva novela de la ganadora del Premio Planeta en 2022


La escritora Luz Gabás© Javier Ocaña
31 de octubre de 2025 - 9:51 CET

Luz Gabás (Monzón, 1968) regresa al panorama literario tres años después de ganar el Premio Planeta con su novela Lejos de Luisiana. Lo hace con Corazón de oro, una novela que se desarrolla de nuevo en Norteamérica, esta vez en California, una tierra de oportunidades a mediados del siglo XIX para miles de personas que allí llegaron atraídos por la fiebre del oro, entre ellos no pocos españoles. La autora aragonesa teje una historia de viaje y aventuras, de ambición y pérdidas, de bondad y amistad, de amores, enfrentamientos y tensiones en un territorio y época apasionantes.  

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© Javier Ocaña
Luz Gabás regresa tras ganar el Premio Planeta con una novela ambientada en la California de la fiebre del oro, un territorio de ambición, viajes y tensiones a mediados del siglo XIX

Luz, después de Luisiana llega California, ¿haber vivido varios años en este segundo lugar te animó a escribir y contar parte de su historia en Corazón de oro?

Siempre quise escribir una novela sobre California, pero me faltaba mucha información, así que empecé por Luisiana por una cuestión de fechas, ya que la Luisiana española es anterior, de 1763 a 1803. Cuando Luisiana pasa a formarte parte de Estados Unidos y la acción se desplaza hacia el oeste, ya tenía material para afrontar el tema de California y empecé entonces a profundizar sobre ello. Primero tuvo que ser Luisiana para atreverme luego con California. En cuanto al hecho de haber vivido allí, me sirvió para elegir bien los lugares que quería como escenarios de acción, sobre todo los ranchos de San Luis Obispo. También, al comprender la lengua, el alma y la cultura de California, me fue más fácil diseñar algunos personajes.

A California llegaron no pocos españoles atraídos por la fiebre del oro. ¿Cómo se produjo ese proceso?

Conocía el libro de Borregueros que trata sobre los pastores aragoneses que emigraron a Estados Unidos a mediados del siglo XX, pero no era la época que buscaba y me recordaba demasiado a Palmeras en la nieve. Entonces leí Amerikanuak de William A. Douglas y Jon Bilbao, sobre los vascos en el Nuevo Mundo y que dedica una parte a ese periodo tan desconocido que va de 1848 a la Guerra de Secesión. Al encontrar españoles en la fiebre del oro, empecé a tirar del hilo y a descubrir cosas. Al principio eran pocos los españoles, una veintena, pero luego, desde Argentina llegaron centenares y también desde España. Llaman mucho la atención las primeras noticias publicadas en la prensa española en 1849, ya que quitan de la cabeza a la gente que se sume a esa fiebre del oro, pero eso cambiará poco a poco. En 1852 ya hay barcos que parten de Barcelona. Quise elegir ese momento inicial, el de los primeros que llegaron.

© Javier Ocaña
En Corazón de oro, la autora aragonesa se inspira en su experiencia en California y en documentos históricos para narrar la llegada de españoles —y algunas mujeres— al oeste en busca de fortuna

También había mujeres entre los buscadores de oro, las gambusinas, ¿qué nos puedes decir sobre ellas?

Un anuncio de la prensa de entonces me llamó mucho la atención. Hablaba de dos mujeres que viajaban -y cito textualmente- con un africano más viejo que Matusalén, que les guardaba el oro y les cocinaba. Esto me dio una pista sobre las motivaciones de mucha gente para ir a la fiebre del oro, ya que tenían la idea de estar un invierno o como mucho dos para reunir unos 6.000 dólares y comenzar un negocio en algún otro sitio. El salario medio entonces era de un dólar al día, así que, aunque fuera muy duro, podías ganar en un año lo que podrías ganar en quince. Sólo encontré este caso de gambusinas, algo que debió ser anecdótico, al menos inicialmente. Por eso, poner a una mujer de protagonista de la novela me pareció forzar demasiado los hechos reales. Sí que hubo otras mujeres que viajaron como esposas de buscadores de oro o de comerciantes y negociantes.  

El amor vuelve a estar muy presente en Corazón de oro, marcado por las dudas de varios personajes y el destino. ¿Querías mostrar los vaivenes del amor?  

Hay una frase publicitaria del equipo de marketing de Planeta que resume muy bien lo que refleja la novela: “Cuando el oro desató la locura, el amor marcó el rumbo”. La novela alude al amor como algo sanador, como motor, pero también misterioso y que arroja varias cuestiones: cómo reconocer el amor verdadero, cómo distinguir a quien tiene un corazón de oro si tú consideras que lo tienes o cómo amar a alguien si te pone a prueba o cuestiona tus principios morales, como le ocurre al protagonista. El amor te hace cómplice, pero amar incondicionalmente ¿quiere decir que vas a tragar con todo lo que yo opine, aunque no estés de acuerdo? Es complicado y esto lo plantea la novela. El protagonista parte con un corazón de oro, puro, no contaminado y tendrá que aprender si es capaz de seguir siendo buena persona, qué es lo que da valor a la vida y si ha encontrado lo que buscaba. Hay amor romántico entre parejas, pero también hay algo más profundo. Luego están también las relaciones de amistad y entre padres e hijos. Hay muchos enfoques del concepto del amor en la novela, la pureza, las personas de buen corazón, las personas que son capaces de un amor incondicional, etc. 

La novela alude al amor como algo sanador, como motor, pero también misterioso

La bondad de Lorién, aragonés pacífico y generoso, se pone a prueba en un mundo muy violento. ¿Era más violento de lo que hemos visto en tantos westerns? 

La mayoría de los westerns ofrecen una visión amable de la conquista del oeste. Los buenos son buenos y los malos son malos, sobre todo estadounidenses contra indígenas. No cuentan lo que ocurre en los campamentos mineros de California, tierra de nadie y de todos, donde hay un vacío legal y empiezan a llegar miles de personas, generándose tensiones y violencia entre los que estaban antes y los recién llegados, las distintas procedencias, etc. Se dieron muchos conflictos, pero destacan sobre todo los ataques que sufrieron los chilenos, llegando al extremo de que su país llegó a mandar barcos para rescatarlos y que regresaran a casa. Fueron muy mal tratados, tanto en el barrio de Chilecito de San Francisco como en los campamentos mineros, se les cogió ojeriza. Quise que aparecieran en mi novela todos los grupos sociales que participaron en este contexto de cambio, cuando California deja de ser mexicana y justo aparece el oro. 

© Javier Ocaña
“Cuando el oro desató la locura, el amor marcó el rumbo”: así define Luz Gabás la esencia de una historia donde la pasión y la supervivencia se entrelazan en un mundo hostil

Las mujeres que aparecen en tu novela son mujeres fuertes que se adaptan a ese mundo tan complejo y violento...

No creo que sean personajes forzados a la hora de ser creados, si no que realmente representan una realidad que existió. Hubo mujeres que fueron solas a buscar el oro en California, también nativas con su sabiduría ancestral que vivieron el mundo de las misiones como es el caso de Maxiwo. En los libros de historia aparecen mujeres con grandes historias y mujeres muy fuertes para poder sobrevivir en entornos hostiles. Las caravanas que se desplazaban hacia el oeste estaban formadas por hombres jóvenes, pero también por familias que podían ir a Oregón o a ser granjeros en California, matrimonios con hijos. Violet representa a la colona típica norteamericana. Cynthia es el mundo hispano que se termina, hija de un ranchero que se ha criado como tal, sabe cabalgar, etc. Los personajes femeninos son verosímiles e incluso veraces, ya que representan perfiles de mujeres que existieron. Incluso Marot, que tiene un perfil más miedoso y acostumbrado a lo conocido, al valle cerrado y a su vida previsible en España a mediados del siglo XIX. Me gusta que los personajes de la novela estén muy equilibrados, los hombres y las mujeres, porque cuanto más leo más descubro que siempre ha habido ese equilibrio, pese a la situación de sometimiento en la que ha vivido la mujer. Siempre ha habido entornos en los que la mujer ha batallado por ser visible. 

Me gusta que los personajes de la novela estén muy equilibrados, los hombres y las mujeres, porque cuanto más leo más descubro que siempre ha habido ese equilibrio

¿Con qué te quedas del proceso de investigación para empaparte de esta historia? 

Hay una carta de la época que escribió un joven sevillano, que yo leí cuando llevaba la novela adelantada, y que vino a corroborar que iba por el buen camino. En ella, lo que veía y describía ese joven era lo que estaba pasando con Lorién, mi personaje principal. Me pareció fascinante encontrar a jóvenes españoles yendo a la otra punta del mundo y escribiendo esas cartas que se publican en la prensa o que envían a sus familias. También me llamaron la atención las noticias que aparecieron en la prensa española sobre California, muchísimas noticias sobre lo que allí acontecía y, luego, sobre la Guerra de Secesión. Descubrí errores tremendos porque las noticias viajaban vía Londres, París y llegaban a España, en forma de traducciones.  Pero, lo que más me sorprendió de todo es lo poco que yo sabía de la fiebre del oro. Tenemos imágenes posteriores de los mineros, pero ese principio de 1848-1849 hasta el comienzo de la Guerra de Secesión, me fascinó. Un estado recién creado como California tuvo que elegir si pertenecía al norte o al sur, nunca se puede estar en paz, siempre va a haber alguien que te va a obligar a tomar postura

Como ganadora del Planeta y jurado de esta última edición, no puedo dejar de preguntarte por el revuelo originado tras conocerse el último ganador. ¿Qué nos quieres decir al respecto?

La novela ganadora me sacó de mi zona de confort y eso ya es un punto. El Premio Planeta llega a muchísimos lectores de todo tipo y no dejan de llamarme mucho la atención dos cuestiones: juzgar sin leer y que todo el mundo sabe de todo. Se ha despellejado a alguien, he visto mucha agresividad y el intento también de politizar un premio literario o por el hecho de que lo haya escrito tal persona. Ha sido un caso de cancelación previa y me parece muy fuerte. Leo todo tipo de novelas y unas me gustan más o menos, pero jamás dedicaría mi tiempo para despellejar a alguien cuyo libro no he leído y sólo por ser quien es. Es un signo de los tiempos y me parece peligroso. Por otro lado, este debate viejuno entre alta literatura y literatura popular lo superé en la época universitaria, ya que pienso que es tratar al lector como si fuera estúpido. El lector lee y emite su juicio, lo comenta con su entorno o donde sea, pero esta defensa a ultranza de lo que debe ser la literatura porque yo lo digo me parece de una soberbia insoportable. 

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